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HistoriaBiografía

García de la Torre, Sebastián (siglo XVIII).

Administrador colonial español del que se desconocen la fecha y lugar de su nacimiento y muerte, aunque ambas tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XVIII. Gobernador y capitán general de Venezuela (1730-32), tuvo que enfrentarse con los problemas derivados de la imposición del monopolio de la Compañía Guipuzcoana, el contrabando y sublevación de Andresote. Se le privó del cargo y se le hizo juicio de residencia, refugiándose en el convento de San Francisco.

Militar de carrera, realizó seguramente numerosos servicios en la Península, por los que alcanzó el grado de Coronel. Desde luego residía en España cuando fue nombrado capitán general de Venezuela. La cédula con su título se dio el 10 de mayo de 1730 y en ella se anotó que, atendiendo a las buenas partes que concurren “en vos el Teniente Coronel don Sebastián de la Torre, residente en estos reinos, y vuestros dilatados servicios y méritos...”. El militar había sido nombrado en realidad el 25 de abril de 1730, si bien su título no se expidió hasta el 10 de mayo siguiente, anotándose en este que sería gobernador y capitan general de la provincia de Venezuela y con el añadido de “Conservador de la Real Compañía Guipuzcoana de Navegación”, cosa que era casi incompatible con su otro cargo. Téngase en cuenta que el monopolio comercial a la Guipuzcoana se había otorgado el 25 de septiembre de 1728.

García de la Torre zarpó de Pasajes el 15 de julio de 1730 en uno de los tres primeros barcos que la Compañía Guipuzcoana envió a Venezuela, la fragata San Ignacio de Loyola, en la que iba también el director de dicha Compañía, Pedro José de Olavarriaga. Llegó a La Guaira, desde donde pasó a Caracas, y se posesionó del cargo el 30 de agosto de 1730.

El nuevo mandatario reorganizó el ayuntamiento capitalino, que estaba ya enfrentado con la Compañía, ya que la Corona no le había consultado la conveniencia del monopolio. La Compañía chocó además los comerciantes ingleses que ejercían el monopolio de la trata de negros, que les servía también para realizar algún contrabando, y con los de los contrabandistas holandeses, que vendían mas baratos los artículos manufacturados, comprando en cambio el cacao venezolano a mejor precio que los vascos. El Gobernador se vio desbordado por intereses tan dispares y, aunque trató inútilmente de controlar la situación, le resultó imposible, siendo acusado de complicidad con el contrabando. Las cosas se complicaron con un incidente de un guardacostas de la Compañía, que apresó a una balandra inglesa dedicada al comercio de negros, y a la que tuvo que poner en libertad tras un registro, al comprobarse que no llevaba nada anormal. La Compañía privó a los cosecheros del derecho de tercio de bodega que tenían (cualquier nave que tocaba en la Guaira tenía tres partes, una para los mercaderes, otra para los cosecheros y la otra para el barco). Se buscó la cédula que lo establecía, pero no pudo encontrarse, ya que se trataba de un derecho consuetudinario. García de la Torre ordenó establecer una Junta de Comercio en 1731 para que determinase lo que montaban en la provincia el consumo de géneros y la exportación de cacao. Los fijó efectivamente, pero esto perjudicó a la Compañía.

Las dificultades del capitan general llegaron a su punto máximo en 1732, cuando se produjo la rebelión del negro Juan Andrés, alias Andresote, en Yaracuy el año 1732. El negro se levantó contra los abusos de la Compañía. Se apoderó de los caminos de Nirgua y San Felipe y mantuvo comercio con los holandeses, de quienes recibía armas. Las ciudades de la región no se opusieron al rebelde y hasta vieron con simpatía su movimiento, ya que esperaban que sirviera para que el rey recortara los privilegios de la Compañía. El gobernador tuvo mucha dificultad en dominar al rebelde y fue acusado de haber obrado con poco rigor. Por si todo esto fuera poco la Compañía Guipuzcoana dispuso un programa totalmente eficaz para reprimir el contrabando que consistía en entrar en las viviendas particulares para efectuar los registros pertinentes. García de la Torre se quejó al Consejo de Indias, pero este dispuso que podían efectuarse los registros en aquellos lugares donde hubiera sospechas de contrabando, si bien con presencia de oficiales, pero si no los hubiera podrían poner guardias la Compañía, en espera de que llegaran tales oficiales.

Fue imposible parar el enfrentamiento entre el poder político y el económico. La Guipuzcoana acusó al mandatario ante el rey y éste nombró el 14 de agosto de 1732 un pesquisidor y comandante general para esclarecer los hechos. Fue Martín de Lardizábal y Elorza (tal como ha señalado García Chuecos jamás tuvo nadie este tipo de nombramiento en Venezuela, que le colocaba por encima del propio De la Torre), quien suspendió de su cargo a De la Torre el 15 de diciembre de 1732. El pesquisidor emprendió el juicio de residencia y el capitán general se refugió en el convento de San Francisco. El proceso siguió adelante y se dictó sentencia contra el mandatario, que recurrió entonces al Consejo de Indias. Por cédula real del 2 de octubre de 1735 García de la Torre recibió orden de regresar a España. Para mayor afrenta debía hacerlo en el primer buque de la Compañía Guipuzcoana que regresara a la Península. García de la Torre abandonó entonces el convento de San Francisco y viajó a España en 1736.

Bibliografía

  • ARCILA FARIAS, E. Economía colonial de Venezuela. Caracas, 1975, 2 t.

  • GARCÍA CHUECOS, H. Siglo dieciocho venezolano. Caracas, Ediciones Edime, s.p.d.i.

  • MORÓN, G. Historia de Venezuela. Caracas, 1971, Italgráfica, t. III.

  • DE AMEZAGA ARESTI, V. Hombres de la Compañía Guipuzcoana. Caracas, 1963

MLS

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  • 0208 MLS