Gandarias y Durañona, Juan Tomás de (1870-1940).
Empresario español, nacido en Portugalete (Vizcaya) el 8 de marzo de 1870 y fallecido en la misma localidad el 17 de julio de 1940 a la edad de 70 años. Procedente de una familia propietaria de minas de hierro, heredó el negocio familiar y dedicó toda su vida profesional a su gestión.
Como primogénito de la familia había recaído sobre él el peso de heredar todo el imperio familiar. Debido a esto no descuidó su educación, siendo revisada en todo momento por su padre. Juan Tomás se doctoró en Derecho Civil y Canónico por la Universidad Central de Madrid y completó su formación con estudios financieros e industriales.
A través de enlaces matrimoniales, la familia se emparentó con el resto de buenas familias vizcaínas. En el caso de Juan Tomás, se casó con Cecilia Urquijo y Ussía. Esta política de enlaces se siguió realizando con sus hijos.
El poder de la riqueza de Juan Tomás procede, sin duda alguna, de la herencia que recibió de su padre. Pero ése sólo fue el primer paso porque a lo largo de los años demostró, con su unión empresarial, inversora y modernizada las posibilidades que ofrecía.
En nombre de su padre y de la S.A. de Metalurgia y Construcciones Vizcaya, conocido como la Vizcaya, participó en las negociaciones para la fusión con Altos Hornos de Bilbao y la Iberia. Ésa fue la primera acción de su brillante carrera.
En 1901 se produjo el fallecimiento de su padre y Juan Tomás heredó todos sus negocios. Tan sólo un año después fundó Altos Hornos de Vizcaya, que fue el pilar sobre el que sustentó todos sus negocios. Otras empresas relacionadas con su nombre fueron Talleres de Deusto o la S.A. Basconia, donde Juan Tomás invirtió en desarrollo, tanto tecnológico como social.
Pero todas estas inversiones en los diversos sectores de la economía española requerían un apoyo político. Desde el comienzo de su vida como empresario fue elegido diputado desde 1989 a 1910. Tres años más tarde, Gandarias inició la industrialización de Guernica. Allí fundó diversas empresas dedicadas a la transformación del metal con subsectores como la fabricación de armas, (sobre todo durante la Primera Guerra Mundial), cuberterías, etcétera. Tal fue el desarrollo industrial que la zona adquirió relevancia internacional. Todavía muy presente en la política en 1915, el propio Alfonso XIII le nombró senador vitalicio.
En 1919 Gandarias fundó la liga de Acción Monárquica donde estaban englobados monárquicos liberales, mouristas, conservadores e independientes. Ese mismo año constituyó la Sociedad Civil Viuda de Pedro Pascual de Ganderas e Hijos, o casa Gandarias. En esta sociedad se encontraban agrupadas todas las empresas pertenecientes a la familia.
Dentro de sus empresas se encuentra el origen de su fortuna, la siderurgia, pero también otras como la metalurgia o la banca, donde Gandarias también participó. Fue vocal del Banco Urquijo, también fue miembro del consejo de la Banca López de Barcelona y del Banco Central de Crédito de la Unión Minera; además fue accionista de otros bancos importantes del momento.
Gandarias estuvo presente en prácticamente todos los sectores de la industrialización, como fue el sector químico, por los explosivos para sus minas. En el transporte su presencia se dejó notar tanto en tierra, con su participación en numerosas empresas de ferrocarriles, en mar e incluso en el transporte aéreo fue testigo del nacimiento de la compañía aérea Iberia. En la energía también se notó su influencia y un sector tan importante como el de la construcción tampoco fue ajeno a su alcance.
Pero todas estas áreas habían surgido hacía poco tiempo y estaban en pleno desarrollo. Gandarias también se acercó a las telecomunicaciones y fundó la compañía Ibérica de Telecomunicaciones que fue la base de la actual Telefónica. También fue el propietario del diario bilbaíno El Nervión.
Al comienzo de la Guerra Civil Gandarias fue detenido en Portugalete, aunque fue puesto en libertad pocos días después. De nuevo un mes más tarde volvió a ser detenido por tan sólo 24 horas. Tras esto se trasladó a Francia, donde permaneció hasta que finalizó la contienda.
RUF
