A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
LiteraturaPeriodismoBiografía

Gálvez, Pedro Luis de (1882-1940).

Poeta, narrador, ensayista, periodista, pintor, anarquista y agitador político español, nacido en Málaga en 1892 y fallecido en la cheka fascista de Porlier (Madrid) en 1940. Hombre inquieto y bullicioso desde su niñez, llevó una vida pintoresca y aventurera que, tras pasar por períodos de bohemia tan lúcida como vergonzante, llegó a tocar fondos de miseria y acabó derivando hacia una actividad socio-política que le condujo directamente al paredón donde pereció fusilado. Halló tiempo y ocasión, empero, para dejar una curiosa y variada producción literaria que, en justa coherencia con su modus vivendi, abordó de forma caótica multitud de géneros y estilos, y que durante un cierto período le situó al frente de los movimientos vanguardistas que florecieron en España alrededor de 1920.

Inclinado desde muy joven al estudio de los saberes humanísticos, creyó sentir también una dudosa vocación religiosa que le llevó a formalizar su ingreso en el Seminario Conciliar de Málaga, donde dio comienzo a una carrera eclesiástica que quedó bruscamente interrumpida a raíz de su expulsión de dicho Centro, originada por "una sátira en verso que compuso contra uno de los profesores", según anota Francisco Cuenca Benet en su Biblioteca de autores andaluces: Modernos y contemporáneos (La Habana, 1922).

A partir de entonces dio comienzo su vida de aventurero: fue soldado en Grecia, probó fortuna como pintor y acabó encarcelado en el presidio de Ocaña, donde aprovechó las largas horas de encierro para dar rienda suelta a su vocación literaria. Precisamente fue esta actividad artística la que le sacó de la cárcel, ya que, después de haber escrito en prisión numerosos poemas y relatos e, incluso, alguna novela breve, envió un cuento suyo a un certamen literario en el que se le concedió el primer premio, circunstancia que le reportó cierto prestigio intelectual y aceleró la condonación de la pena que estaba cumpliendo.

Una vez indultado, comenzó a desplegar en Madrid un fecunda actividad como colaborador en diferentes periódicos y revistas, hasta el extremo de fundar, en 1916, el rotativo La Puerta del Sol. Ya por aquel entonces había dado a la imprenta tres novelas (La chica del tapicero, de 1910; Las hembras de las Vistillas, del mismo año; y La rosa blanca, de 1911), y preparaba la publicación de una cuarta (La Santita de Sierra Nevada, de 1918), y se había hecho notar también como poeta, actividad en la que destacó por la excelente factura de sus sonetos.

En el apogeo de su fama literaria, anduvo por Sevilla alrededor de 1920, muy bien relacionado con todos los poetas del grupo Ultra que, congregados en torno a las revistas Gran Gvignol y Grecia, se convirtieron durante aquel período en la avanzadilla española de las corrientes vanguardistas procedentes de América y Europa (especialmente, de la estética ultraísta). El propio Gálvez publicó numerosos artículos y poemas en la mencionada revista Grecia, entre ellos el estrambótico "Epitafio a Julio Antonio": "Era hermoso. / Las mujeres lo destrozaron. / Tanto lo amaron / que se volvió tuberculoso. // Nació para el Amor / y la Gloria. / ¡Es su historia / toda dolor! // Fue un poeta del barro. / (Poco dinero, mucha hambre, / siempre arrojando sangre / y siempre con catarro.) // Todas las rosas del placer se le ofrendaron / en las alcobas silenciosas. / Él dio las tristes rosas / que de su boca se derramaron [...]".

Además de otros muchos poemas de este tenor, y de sus ya citadas narraciones, Pedro Luis de Gálvez escribió también gran cantidad de colaboraciones periodísticas en las que se mostró como un excelente, original y valiosísimo -por lo que tuvo de independiente- crítico literario. En este sentido, son muy útiles sobre todos sus comentarios críticos acerca de los autores y las obras teatrales del primer tercio del siglo XX, pues siempre aportan un punto de vista diferente al de la crítica oficial de la época.

Naturalmente, su presencia constante en los principales foros culturales y medios de comunicación de todo el país le permitieron entablar contacto con las más destacadas figuras intelectuales del momento, tanto españolas como extranjeras. Su vida y obra recabaron la atención de algunos autores de la talla de Apollinaire, Emilio Carrere, Ramón Gómez de la Serna y, entre otros muchos escritores, César González Ruano, quien dejó una de las semblanzas más reproducidas a la hora de ilustrar la peripecia vital de este singular escritor malagueño:

"Poeta de vida siniestra, especie de bandido urbano, lleno de un interés exagerado de poeta maldito, destacó en su tiempo como sonetista. Algunos de sus sonetos, broncos, airados, aunque no corresponden a lo que hoy entendemos que es la poesía, son sencillamente buenos [...]. Desgarrado, cínico, herido e hiriente, Gálvez jugó, fuera ya de la órbita de toda bohemia, un papel triste y terrible en la vida española. Vendía a sus mujeres, traicionaba a sus protectores, y con todo, yo que lo traté y aguanté mucho sorprendí muchas veces en él un pobre corazón cargado de infinitas nostalgias. Escribió también para el teatro, sin fortuna. Su labor poética quedó desperdigada en algunas revistas y en las mesas de las tabernas. De este poeta, mendigo y presidiario, sólo creo que exista una colección de sus versos en la revista madrileña La Humanidad (agosto, 1919) [...]".

Otras muchas anécdotas se refieren acerca de la patética andadura de Gálvez por un Madrid bohemio, brillante y hambriento, como la que le muestra dirigiéndose al Monte de Piedad para empeñar un besugo que había caído en sus manos, o la terrible estampa que le pinta exhibiendo en sus brazos el cadáver de uno de sus hijos, con el fin de mover a compasión a quienes demandaba una ayuda monetaria. Sin duda alguna, muchas de estas andanzas proceden del halo imaginario con que el propio poeta fue envolviendo su imagen de poeta bohemio y maldito, aunque es muy posible también que todo eso ocurriera en la vida de quien fue seminarista, presidiario, periodista, cronista de guerra en Melilla, soldado en Albania, conferenciante en Sevilla, propulsor de los avances de la aerostática en Barcelona, mendigo vergonzante en Madrid, agitador político contra la monarquía y anarquista furibundo durante la Guerra Civil.

Entre sus poemas más conocidos, pueden ser recordados los titulados "No sé que es esto", "Don Quijote" y "Ecce Homo"; y entre sus libros impresos, además de las narraciones mencionadas en un parágrafo anterior, conviene citar los poemario Buitres y Sonetos de guerra, así como el ensayo Juan Jacobo Rousseau (1930).

Bibliografía.

  • - BARRERA LÓPEZ, José María. El Ultraísmo de Sevilla (Historia y textos). (Sevilla: Alfar, 1987). 2 vols.

- CUENCA BENET, Francisco. Biblioteca de autores andaluces: Modernos y contemporáneos (La Habana, 1922). 2 vols.

- MOLINARI, Andrés. Pequeño diccionario de teatro andaluz (Sevilla: Alfar, 1994).

- TRAPIELLO, Andrés. Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (Barcelona, 1994).

Autor

  • JR.