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LiteraturaBiografía

Foix, Josep Vicenç (1894-1987).

Poeta y humanista español, nacido en Sarriá (Barcelona) en 1894 y fallecido en su ciudad natal en 1987. Autor de una brillante y fecunda producción poética, está considerado como uno de los pilares del vanguardismo catalán, junto a Joaquim Folguera (1883-1919) y Joan Salvat-Papasseit (1894-1924). Además, desempeñó un papel fundamental en la prensa cultural de su época, y contribuyó con numerosas traducciones a la difusión, dentro del ámbito geocultural de la Cataluña del siglo XX, a la difusión de las obras de algunos grandes autores de las Letras francesas.

Nacido en el seno de una familia pequeño-burguesa, durante muchos años compaginó su dedicación a la creación poética y a la investigación humanística con la regencia del negocio de sus mayores (una confitería), lo que no le impidió convertirse muy pronto en una de las figuras más destacadas del panorama intelectual de su tiempo. A partir de 1917 comenzó a sobresalir por sus fecundas colaboraciones en las principales publicaciones culturales catalanas, en las que se dio a conocer como poeta y teórico de la literatura. Durante su longeva existencia, fue fundador y director de muchas de las revistas literarias del universo cultural catalán, en las que dejó impreso un deslumbrante legado teórico sobre las ideas estéticas de los principales movimientos de la Vanguardia. Sus trabajos más destacados en estos medios periodísticos fueron los publicados en la revista L'Ámic de les Arts, de la que fue redactor, así como los estampados en Dau Al set, fundada por Josep Vicenç Foix y Joan Brossa en 1948.

En su faceta de traductor, el humanista de Sarriá introdujo en España a los principales autores franceses que, como Paul Éluard y Pierre Reverdy, habían servido de base a los jóvenes creadores vanguardistas. En líneas generales, tanto su obra literaria como sus trabajos teóricos parten de un desmesurado interés por la tradición poética de todo el ámbito cultural románico (incluido, desde luego, el catalán) y, simultáneamente, por las novedades recientes que aportó la Vanguardia, de tal manera que la visión global de su obra se configura como una mezcla de investigación y aventura que se sustenta en una sólida formación teórica y en una gran capacidad para la experimentación lingüística. Merced a esta progresión bifurcada de su obra, Josep Vicenç Foix plantea el concepto de modernidad, dentro del espacio cultural catalán, como el resultado de la tensión entre el afán de aventura intelectual y moral (específicamente surrealista) y la necesidad de renovar las exigencias estructurales de la vieja tradición literaria catalana.

No es de extrañar, por ende, que el propio Foix se definiera a sí mismo como un «investigador en poesía», calificación con la pretendió distanciarse de cuantas etiquetas o escuelas literarias concretas proliferaron en la segunda y tercera década del siglo XX. En justa coherencia con esta definición de su trabajo intelectual, el humanista de Sarriá dividió su obra poética en dos grandes bloques: el ciclo unitario conformado por sus seis volúmenes de prosa poética, y los cinco poemarios que, en puridad, constituyen su producción poética propiamente dicha. En el primer apartado, tienen cabida las obras tituladas Gertrudis (1927), KRTU (1932), Del «diari 1918» (1956) -que da nombre a todo el ciclo-, L'estrella d'en Perris (1963), Darrer comunicat (1970) y Tocant a mà... (1972), bellos testimonios de una riquísima prosa poética que, entre otros temas, indagan sobre una de las obsesiones constantes en toda la obra de Foix: la duda del poeta acerca de su propia identidad, que le llevó incluso a firmar todos sus libros con la escueta fórmula de J. V. Foix.

El segundo bloque de su producción impresa está formado por los poemarios titulados Sol, i de dol (Solo, y de luto, 1947), Les irreals omegues (Las irreales omegas, 1949), On he deixat les claus... (Dónde he dejado las llaves..., 1953), Onze Nadals i un Cap d'any (Once Navidades y un Año Nuevo, 1960) y Deisa aquests llibres al calaix de baix (Guarda estos libros en el cajón de abajo, 1964), obras en la que Foix consiguió plenamente su propósito de integrar, en una síntesis tan compleja como deslumbrante, su estética clasicista (enraizada, principalmente, en la lírica medieval y prerrenacentista, tanto de origen culto como popular) y sus novedosos postulados vanguardistas (que, en la formulación particular de su poesía, pasaban sobre todo por el legado de las corrientes surrealista y futurista). Especial atención mereció el poemario Sol, i de dol, una excepcional colección de setenta sonetos que, inspirados en la tradición clásica de las literaturas catalana e italiana, consagraron a Josep Vicenç Foix como un clásico moderno poseedor de una inagotable riqueza expresiva y una asombrosa capacidad técnica para el cultivo de las formas poéticas más complejas. Aunque aparecida en 1947, la génesis de esta obra del poeta de Sarriá data de los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil.
Según el crítico y escritor de Reus Gabriel Ferrater, la producción literaria de Josep Vicenç Foix puede dividirse (al margen de la clasificación establecida en parágrafos anteriores) en dos grandes apartados cronológicos: el que comprende sus obras anteriores a la Guerra Civil, caracterizado por la acusada influencia no sólo de la literatura francesa, sino también del surrealismo pictórico y onírico de Joan Miró y Salvador Dalí, y de la obra cinematográfica de Luis Buñuel; y el que se genera después del gran drama nacional que fue la contienda fratricida, cuando Josep Vicenç Foix ya se había convertido en uno de los principales referentes de los jóvenes artistas e intelectuales de la avanzadilla cultural catalana. Este papel de guía espiritual y estético de varias generaciones, así como su espléndida labor poética y su no menos destacada producción crítica comenzó a granjearle numerosos reconocimientos oficiales a partir de 1964, cuando, con motivo de la publicación de sus Obres poètiques, J. V. Foix fue glardonado con el Premio Nacional de Literatura. Al cabo de nueve años, el conjunto de su obra fue justamente reconocido con la entrega del Premi d'Honor de las Lletres Catalanes (1973), galardón al que habría de sumarse, en 1984, el Premio Nacional de las Letras Españolas. Aquel mismo año, el poeta e investigador de Sarriá fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona. Entre uno y otro premio, dio a la imprenta un nuevo libro titulado Es quan dormo que hi veig clar (1976).

Ya nonagenario, Josep Vicenç Foix continuó ampliando su riquísimo legado de «investigador en poesía» con algunas obras que, como las tituladas Cròniques de l'ultrason (Crónicas del ultrasueño, 1985) y L'estació (La estación, 1985), volvían a adentrarse en el difícil género de la prosa poética para analizar los principales símbolos del mundo moderno e interrogarse, desde el contraste ofrecido por el pensamiento clásico, acerca de la verdadera identidad del individuo y su facilidad para equivocarse en la percepción de una realidad que, ante los ojos del anciano poeta, no es más que apariencia.

Véase Literatura catalana.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.