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HistoriaBiografía

Florín, Juan (ca. 1480-1527).

Pirata italiano nacido en Venecia a fines del siglo XV, probablemente hacia 1480, y muerto en Colmenar de Arenas en 1527. Conocido también como Jean Fleury y Juan Florentino o Florín, se trataba posiblemente de Giovanni da Verrazano, el hermano de Jerónimo Verrazano, geógrafo florentino establecido en Francia.

Juan Florín entró al servicio de Jean D'Ango, un armador de origen italiano establecido en Dieppe que le contrató como corsario. Florín estableció su base de operaciones entre las Azores y las Canarias, donde capturó parte de una flotilla de siete embarcaciones que iban a Canarias con emigrantes. En 1521 apresó cerca de las Azores tres barcos que venían de América con el tesoro azteca de Moctezuma, que había sido enviado por Cortés tras la conquista de México; mas de 58.000 barras de oro. Florín se convirtió así en el primer pirata americano. Redondeó luego su buena fortuna apresando otro navío procedente de Santo Domingo, que transportaba 20.000 pesos de oro, perlas y gran cantidad de azúcar y cueros. Florín, además, partió de Francia a fines de 1523 para su expedición de descubrimiento, al frente de cuatro navíos y al servicio del rey Francisco I; después de atravesar el océano tras unos cincuenta días de navegación, llegó a la costa de la actual Carolina del Norte a la latitud aproximada de 34° N y, remontando llegó hasta Terranova y descubrió la desembocadura del Hudson y la bahía de Nueva York. Tras una gran tormenta, hubo de refugiarse en un puerto inglés y efectuar las necesarias reparaciones en sus embarcaciones; después puso rumbo al S y al llegar a las Azores, dejó en ellas su segundo barco, mientras él, solo con el Dolphin, partía de Madeira el 17 de enero de 1524 persiguiendo su principal objetivo "encontrar Cathay, llegando a la costa asiática a través del nuevo Mundo y del Océano oriental." Los informes y memorias que remitió Juan Florín al rey constituyen el primer testimonio de la existencia de una costa atlántica en América del Norte:

Encontramos un lugar muy agradable entre abruptas colinas a través de las cuales se abre camino hacia el mar un río muy ancho y, en su desembocadura, muy profundo; desde el mar a la bahía todo buque bien cargado puede llegar sin más esfuerzo que dejarse arrastrar por la marea, la cual sube hasta ocho pies. Pero, cuando anclamos en un buen fondeadero, no queriendo arriesgar nuestro barco, probamos de explorar la desembocadura, para lo cual utilizamos el bote y, remontando el río, hallamos las orillas densamente pobladas por gentes no muy distintas de otras que habíamos visto anteriormente y cuyos vestidos eran de plumas de aves de colores diversos. Acercáronse con visible placer, prorrumpiendo en sonoras exclamaciones de admiración y nos indicaron el lugar más seguro para desembarcar. Seguimos remontando el río y, a cosa de media milla, encontramos que forma un hermosísimo lago de unas tres millas de diámetro. En aquel lago se nos aproximaron, para vernos, treinta o más pequeñas embarcaciones cargadas de gente, procedentes de todas las orillas. De improviso, como suele ocurrir con frecuencia a los navegantes, levantóse un fuerte viento contrario que nos obligó a volver a nuestro barco, sintiendo en extremo tener que abandonar aquella región que tan agradable y hermosa parecía y que, a lo que creíamos, ocultaba grandes riquezas, pues que las montañas presentan claras señales de la existencia de minerales."

Posteriormente siguió asentando otros golpes de menor importancia hasta que fue hecho prisionero en 1527 por el capitán Martín Pérez de Irizar, que le envió preso a la Casa de Contratación de Sevilla, donde confesó haber hundido más de 150 naves diversas. Fue ajusticiado en Colmenar de Arenas.

Bibliografía

  • LUCENA SALMORAL, M. Piratas, bucaneros, filibusteros y corsarios en América: perros, mendigos y otros malditos del mar. Madrid, Mapfre, 1992.

  • TREUE, W. La conquista de la Tierra. Barcelona, Ed. Labor, 1948.

Manuel Lucena Salmoral

Autor

  • MLS