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MedicinaBiografía

Fleming, Alexander (1881-1955)

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Alexander Fleming en el laboratorio.

Médico y bacteriólogo británico, nacido en Lochfield, una pequeña población cercana a Darvel, en Ayrshire (Escocia), el 6 de agosto de 1881, y muerto en Londres, el 11 de marzo de 1955. Fue Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1945 por su descubrimiento de la penicilina, una sustancia de gran poder de difusión y que contrarresta los estreptococos.

Hijo de un granjero de familia humilde, él era el séptimo de ocho hermanos y se quedó huérfano de padre cuando tenía siete años. La educación que recibió en la escuela de Darvin, donde realizó sus primeros estudios cuando era niño, parece ser que le marcó notablemente en su vocación de observador y apasionado de la naturaleza. Más tarde, ingresó en la Academia Kilmarnock y a la edad de 14 años, Alec, así era llamado, se trasladó a Londres, donde varios de sus hermanos estudiaban medicina, para ingresar en el Politécnico de Regent Street. Más tarde, en 1897, y con el fin de ayudar económicamente a su familia, pasó cuatro años trabajando en una oficina, hasta que una pequeña herencia le permitió comenzar sus estudios de medicina, estimulado por su hermano Thomas.

Alexander Fleming se caracterizó por ser una persona muy deportista, al que le gustaban las actividades al aire libre y destacado por ser un buen tirador, nadador y jugador de waterpolo. La escuela elegida para realizar sus estudios fue la del hospital de Saint Mary´s en Londres, por la simple razón de que había jugado al waterpolo contra el Saint Mary´s. Esta simple decisión tuvo después una gran trascendencia, pues allí se encontró con el profesor Almroth Wright, un pionero de la terapia vacunal, que influiría notablemente en su carrera y con quien trabajó más tarde, después de doctorarse en 1906 en Medicina y en Ciencias, a la edad de 25 años. Un año más tarde ingresa en el Real Colegio de Cirujanos.

Alexander Fleming pronto se interesó por el poder bactericida que existía en la propia sangre y en los antisépticos, y realizó interesantes estudios sobre las defensas naturales de los organismos. Wright y Fleming explican que los leucocitos constituyen la línea celular más importante en la defensa del organismo contra las infecciones. Una de sus primeras publicaciones es un trabajo sobre el acné vulgar, del cual descubre que no es consecuencia de una infección por estafilococos, como se creía.

En 1909, el farmacólogo alemán Paul Ehrlich desarrolló un tratamiento químico contra la sífilis, basado en una sustancia conocida como salvarsan o Ehrlich 606, compuesto derivado del benceno y del arsénico. Los eficaces efectos de este producto sorprendieron enormemente a Fleming, lo que le llevó a colaborar con Ehrlich en algunos trabajos que marcarían sus futuras investigaciones.

Durante la Primera Guerra Mundial sirvió en Boulogne (Francia) como capitán de sanidad. Sus experiencias como médico militar le llevaron a investigar los casos de muerte provocados por la infección de las heridas de guerra. Investigó sustancias antibacterianas y sus influencias sobre los tejidos animales, con el objeto de poder luchar contra la bacterias causantes del pus. En estas fechas ya era un investigador de reconocido prestigio internacional. A su vuelta a Londres, vuelve a ingresar en el Hospital de Saint Mary´s y siguió trabajando con Wright, al cual sucedió después en su cargo de director del Instituto de Microbiología del mismo hospital. En 1915, contrae matrimonio con la irlandesa Sarah Marion McElroy, con quien tuvo un hijo, y en 1953, ya viudo de Sarah, contrae su segundo matrimonio con una colega del hospital de Saint Mary´s, Amalia Koustsouri-Voureka.

El primer resultado de las investigaciones realizadas en Boulogne y de otras posteriores relacionadas con la gripe fue la lisozima, una enzima presente en el moco nasal, en las lágrimas y en la saliva. Pero no pudo conseguir ningún concentrado de enzima que, por otra parte, resultaba inactivo frente a los agentes patógenos más comunes.

En el año 1928 ejerció como profesor de bacteriología en la Universidad de Londres. Este mismo año realizó el descubrimiento de la penicilina. En este hallazgo jugó un papel importante la casualidad, ya que al irse de vacaciones se olvidó sobre la mesa del laboratorio una placa de cultivo con bacterias que se contaminaron con el moho Penicillium notatum. Al volver, comprobó que, en las zonas de cultivo situadas en torno al moho, las bacterias habían sido aniquiladas. Fleming cultivó el hongo, recogió esporas y realizó diversos estudios. P. notatum segregaba una sustancia inhibidora de los estreptococos, a la que Fleming denominó penicilina, por pertenecer a un hongo del género Penicillium; era el primer antibiótico. Sus resultados se publicaron en 1929, bajo el título "Sobre la acción antibacteriana de los cultivos de un penicilium con referencia especial a su empleo en el aislamiento del B. influenzae", en la revista Bristish Journal of Experimental Pathology.

No obstante, la dificultad para aislar el principio activo era muy grande, y a este descubrimiento no se le concedió demasiada importancia; tuvieron que pasar once años desde del descubrimiento del hongo inhibidor del crecimiento de los microorganismos, para que la penicilina comenzara a aplicarse en el tratamiento de las infecciones. En 1939, el patólogo británico Howard Walter Florey y el bioquímico de origen alemán Ernst Boris Chain retomaron las investigaciones, y en 1940, se logró aislar y deshidratar la penicilina, que fue administrada con éxito. Se comprobó que el poder antibacteriano de ésta era muy superior al de las sulfamidas, que hasta entonces eran las únicas sustancias que presentaban una pequeña acción bactericida, pero muy tóxicas para el organismo.

Cinco años después, en 1945, Fleming recibe, junto a Florey y Chain, el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. El uso extensivo de la penicilina ha ido aumentando desde 1940. Supuso una revolución auténtica en el tratamiento de numerosas infecciones, además de marcar la pauta para la búsqueda de otros antibióticos. La era de los antibióticos había comenzado y con ella también la feroz carrera entre antibióticos y bacterias. Años después, en 1957, el científico norteamericano Jhon C. Sheenan inventó la penicilina sintética, al conseguir artificialmente lo que A. Fleming logró descubrir en 1928 de forma natural.

La entrada de la microbiología en la industria farmacéutica trajo consigo una transformación tan profunda de ésta, que podría hablarse de una auténtica revolución. El mayor conocimiento de los microorganismos y las nuevas técnicas de manipulación genética ha permitido que desde entonces hasta nuestros días se hayan identificado y sintetizado nuevas sustancias terapéuticas, tales como vitaminas, hormonas animales, alcaloides, sustancias autoinmunes e interferón.

Alexander Fleming fue nombrado miembro de la Royal Society of Physicians, en 1943, y en 1944 se le concedió el título de Caballero. También le fueron concedido todo tipo de honores: condecoraciones y doctorados Honoris Causa por numerosas universidades.

Autor

  • María Isabel Bermejo Bermejo