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DeportesBiografía

Fischer, Bobby (1943-2008).

Ajedrecista estadounidense, nacido en Chicago el 9 de marzo de 1943 y fallecido el 17 de enero de 2008, cuyo nombre era Robert James Fischer. Fue Campeón del Mundo de 1972 a 1975. Ganó el campeonato de Estados Unidos en los años 1958, 1959, 1960, 1961, 1963 y 1964, 1966 y 1967.

Con tan sólo 14 años se convirtió en campeón absoluto de ajedrez en Estados Unidos. Abandonó los estudios para dedicarse exclusivamente al ajedrez. Su turbulenta infancia afectó a su personalidad retraída. Su madre, llamada Regina, fue acusada por el FBI de ser una espía soviética; su padre, Gerhart Fischer, les abandonó cuando Fischer tenía tan sólo dos años, pero más tarde descubrió que su verdadero padre era el científico húngaro Paul Nemenyi. Durante la década de los sesenta destacó por su forma alegre, directa y arriesgada de jugar al ajedrez. Su carácter inestable y maniático le llevó a enfrentarse varias veces con la Federación Internacional de Ajedrez, que le impidió disputar el título mundial. Logró encadenar 20 triunfos consecutivos, algo sorprendente ya que en el ajedrez a ese nivel las tablas son un resultado muy habitual.

Sus resultados más importantes en torneos son los siguientes: 5º en el Interzonal de Portoroz (1958), lo que le clasificó para el Torneo de Candidatos y le valió el titulo de Gran Maestro, 4º en Mar del Plata (1959), 4º en Santiago de Chile (1959), 3º en Zurich (1959), 6º -de 8- en el Torneo de Candidatos de 1959, 1º -empatado con Spassky- en Mar del Plata (1960), 14º -la peor clasificación de su vida- en Buenos Aires (1960), 2º en Bled (1960), 1º en el Interzonal de Portoroz (1962), 4º en el Torneo de Candidatos de 1962), 2º- 4º en el Memorial Capablanca de 1965, 2º en Santa Mónica (1966), 1º en Mónaco (1967), 1º en Skopje (1967), 1º en Buenos Aires (1970), 1º en el Interzonal de Palma de Mallorca. En el Torneo de Candidatos de 1971 derrotó a Taimanov por 6-0, a Larsen, por 6-0, y a Petrosian por 8’5-2’5. Finalmente, en 1972, con 32 años, se enfrentó al ruso Boris Spassky, y conquistó el título mundial al derrotarlo por 12’5-8’5. Desde 1972 no volvió a jugar ninguna partida, por motivos que no se conocen con exactitud. En 1975 debía defender su corona ante Karpov, pero puso unas condiciones inaceptables para la celebración del encuentro, y la FIDE le desposeyó del título.

Protagonizó un fantasmal regreso cuando reapareció en 1992 para enfrentarse a Spassky en un autodenominado “Encuentro de revancha por el campeonato de mundo”, celebrado en Yugoslavia. Venció Fischer a un Spassky avejentado y falto de ilusión, cuyo objetivo era el dinero que le reportaba el encuentro. Las lagunas que mostró el juego de Fischer, que sólo tenía 49 años, habrían bastado para que fuese derrotado por un adversario que hubiera tenido más ilusión y mejor preparación que Spassky.

Su estilo era posicional, parecido al de Capablanca, pero mucho más activo, con más ansia de vencer. Su repertorio de aperturas no era muy extenso, pero lo conocía a la perfección, con una gran memoria para retener cientos de variantes. No fue un brillante combinador, pero era muy difícil sorprenderle en las complicaciones tácticas, por la gran intuición que tenía.

Su mejor época la tuvo entre 1970 y 1972. Que se retirase de la competición cuando se encontraba en su mejor momento, y que no jugara en su época de decadencia, ha hecho que se magnifique su figura y que el vulgo le convirtiese en poco menos que un mito. Pero es indudable que si hubiera seguido en activo, le habría sucedido lo que a todos los campeones del mundo, que tras unos años de triunfos, han sido derrotados por otro jugador más joven. El gran mérito de Fischer fue romper la hegemonía de los jugadores soviéticos en las luchas por el campeonato del mundo. Lo logró en solitario, lo que tenía un gran mérito, pero muy a menudo utilizó métodos extradeportivos, como, entre otros, permitir que la Federación norteamericana de ajedrez comprase por dos mil dólares la renuncia de Benko al Torneo Interzonal de 1970, para que él pudiera disputar el campeonato del mundo, según reflejó la prensa de la época.

Fischer contribuyó, quizás más que nadie, a que el ajedrez fuese un deporte popular en Occidente, pero fue ayudado, en esta tarea, por las tensiones de la Guerra Fría tan propias de la época, lo que supo aprovechar muy bien el jugador norteamericano.

Desde su partida con Spassky, en 1992, Fischer vivió un auténtico calvario, pues las autoridades de su país, que le conminaron a que no jugara dicha partida debido al embargo que Estados Unidos mantenía con la ex Yugoslavia, le pusieron en busca y captura. Incluso en agosto de 2004, retenido en el aeropuerto de Tokio, llegó a pedir asilo a las autoridades de Serbia y Montenegro (que se mostraron favorables a ello), o a reclamar la nacionalidad alemana (su padre legal era alemán) para eludir la extradición a su país. Estuvo, de hecho, cinco meses retenido en el país nipón hasta que Islandia le ofreció un permiso de residencia, en diciembre de 2004. Sin embargo, esta situación no se solventó hasta marzo de 2005, cuando el genial ajedrecista voló rumbo al país nórdico, después de haber sido declarado ciudadano islandés por el Gobierno de este país por "razones humanitarias".

Durante su estancia en Islandia llevó una vida de retiro, dedicándose a la lectura y totalmente apartado de la vida pública. Su muerte se produjo el 17 de enero de 2008 en Reikiavik, debido a una infección de riñón que arrastraba desde tres meses antes. El secretismo de su vida también se vio reflejado en su entierro, al cual acudió su esposa japonesa, Myoko Watai, relación que no se conoció hasta el día de su muerte, dos vecinos y un sacerdote católico francés al que Fischer no había conocido.

Bibliografía

  • FISCHER. Mis sesenta memorables partidas.

  • WADE, Bob. Todas las partidas de Fischer.

Autor

  • Valentín Azcune