Finkelstein, Nat (1933-VVVV).
Fotógrafo estadounidense nacido en Nueva York en 1933. Aprendió el arte de la fotografía con Alexey Brdovitch, director artístico de la prestigiosa revista Harper’s Bazaar, lo que supuso una poderosa influencia para él: la huella de éste se manifiesta de manera abrumadora en la obra de Finkelstein, y no por dedicarse al mundo de la moda, sino por su talante rebelde y reaccionario, muy a tono con la época que le tocó vivir.
Durante la década de los años sesenta trabajó como reportero independiente para la agencia de prensa Black Star. Su objetivo comprometido retrató la evolución y desarrollo de la cultura underground neoyorquina. Fue en estos años cuando contactó con el artista pop por excelencia, Andy Warhol. Este contacto le facilitó el acceso a la “Warhol Factory”, donde fotografió al artista y a sus acólitos en una serie de retratos intimistas, de gran densidad y fuerza, al tiempo que mostraba el interior de ese taller donde se gestaba gran parte de las obras más importantes del arte vanguardista desarrollado en Nueva York durante la década. En este sentido, célebre es la serie tomada entre 1964 y 1967 que incluye tomas del artista, del local y de las obra allí realizadas. En un contrastadísimo blanco y negro, la figura de Warhol, siempre oculto bajo sus gafas de sol negras, emerge en unas composiciones brillantes que huyen de la colocación académica y le sitúan en los bordes del encuadre mientras, por detrás, sitúa las obras, el gran espacio de la factoría artística, las sombras de sus seguidores... Se trata, en definitiva, de imágenes diferentes, duras, arriesgadas, muy en consonancia con las sensaciones creativas que pretenden transmitir. No son simples retratos, ni reproducción fotográfica de obras, son documentos artísticos en sí mismos.
La relación con Warhol terminó a principios de la década de los años setenta, época también en la que Finkelstein se acercó más al mundo de la política. Regresó a la fotografía en 1980; desempolvó su objetivo crítico y comprometido para volver a posarlo, con fuerza idéntica, en la subcultura neoyorquina. Esta vez, sin embargo, le movía una inquietud nueva, la reactivación a través de las imágenes de la filosofía y principios del Pop Art y de su cultura alternativa. En esta nueva etapa se dedicó también a otros medios audiovisuales que, alternativos a la fotografía, le permitieron atrapar toda la convulsión del movimiento pop: el vídeo y la imagen sintética devienen propuestas creativas en manos de alguien que experimentó en sí mismo una de las manifestaciones artísticas más interesantes del siglo XX.
MMMM
