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QuímicaGeografíaBiografía

Ferrer de Blanes, Jaime (ca. 1445-ca. 1523).

Navegante, cosmógrafo y lapidario español nacido en Vidreras (Gerona) hacia 1445 y fallecido en Sicilia o en Blanes en alguna fecha posterior a 1523. El gentilicio "de Blanes" con que se le acostumbra a nombrar se debe a que su padre había nacido en dicha localidad y a que él mismo residió allí durante mucho tiempo. Se trasladó muy joven a Nápoles y allí desempeñó los oficios de lapidario y oficial de Tesorería Real. Se sabe que en 1466 residía ya en Nápoles y que en 1476 empezó una serie de viajes por el Próximo Oriente, que fue alternando con visitas a puertos españoles del litoral mediterráneo. En estos viajes que ocuparon muchos años de su vida adquirió gran pericia, tanto en el arte de lapidario como en los de la cosmografía y la navegación.

Algunos historiadores han afirmado que Jaime Ferrer influyó con sus consejos sobre los Reyes Católicos en la concesión de su protección para el viaje del descubrimiento de América, pero no hay prueba alguna de ello. Su intervención en el asunto es, al parecer, más tardía. Residiendo en Blanes, es muy probable que en abril de 1493, al llegar Cristóbal Colón a Barcelona, donde se encontraba la Corte, acudiera allí Jaime Ferrer. Así lo sugiere la carta que el cardenal Pedro González de Mendoza, entonces en Barcelona, le escribió: "Jayme Ferrer, special amigo: nos querriamos fablar con vos algunas cosas que cumplen; por ende rogamos vos que vista esta letra nuestra partays y vengays aqui a Barcelona, y traed con vos el Mapa mundi y otros instrumentos, si tienes, tocantes a cosmografya". La intervención más famosa de Ferrer como cosmógrafo está relacionada con el Tratado de Tordesillas. Dicho tratado, establecido en 1494, fijó una línea divisoria entre la jurisdicción española y la portuguesa que pasaba por el meridiano situado a 370 leguas al oeste de Cabo Verde, lo que planteó el difícil problema de medir dichas 370 leguas. Requerido por los Reyes Católicos, Jaime Ferrer elaboró su dictamen acerca de la determinación de la citada línea divisoria. En él, empieza Ferrer por notar que las islas de Cabo Verde distan del Ecuador 15º y que las 370 leguas contadas al oeste de dichas islas equivalen a 18º, pues cada grado, medido sobre tal paralelo, equivale a 20 leguas y 5/8 de legua. Así pues, el meridiano se cortará con el referido paralelo a los 18º. "Pero yo digo que posible es, y cosa muy cierta, que el dicho término y fin de las dichas trescientas setenta leguas se pueden fallar por la estrella del Norte, por la regla y plática siguiente: La nave que partirá de las islas de Cabo Verde por buscar el dicho término, es menester que deje el paralelo o línea occidental a mano izquierda y que tome su camino para la cuarta de Poniente la vuelta del maestral (W1/4NW) y que navegue tanto por la dicha cuarta fasta que el Polus mundi se le eleve diez y ocho grados y un tercio, y entonces la dicha nave será justo en la línea suso dicha que pasa polo a polo por el fin de las trescientas setenta leguas y de aquí es menester que la dicha nave mude y tome su camino por la dicha línea la vuelta del polo Antártico fasta que el Ártico se le eleve quince grados, y entonces será justo de fin en fin de línea o paralelo que pasa por las islas del dicho Cabo Verde..."

Como señala García Franco, Ferrer fía al astrolabio o al cuadrante de altura la resolución del problema. Forma el triángulo de estima, en que uno de los ángulos es 11º 15' y un cateto es de trescientas setenta leguas; de donde el lado opuesto al ángulo es 370. tg 11º 15' = 74 leguas; es decir, que el cateto opuesto ha de ser tres grados y un tercio, según la cuenta por él admitida de veintidós leguas por grado. Ligaba, pues, el apartamiento con la distancia navegada, el rumbo y la diferencia de latitud, considerando como datos estos dos últimos elementos. Pero la resolución del problema se complicaba por el hecho de que las trescientas setenta leguas se contaban sobre un arco de paralelo, y el rumbo constante de la hipotenusa daba lugar a una curva que luego se llamaría loxodrómica y no a un arco de círculo máximo. Ferrer habla también de la evaluación de la distancia por estima, pero señala que para ser provechosa han de concurrir a ella con independencia marineros expertos de uno y otro lado que midan las trescientas setenta leguas.

Bibliografía.

Fuentes.

Sentencias catholicas del divi, poeta Dant Florentí. Es una compilación de sus escritos llevada a cabo por su criado Rafael Ferrer Coll, publicada en Barcelona: C. Amorós, 1545. La obra incluye un "Tratado de las piedras preciosas" y "Letras reals molt notables fetes a mossen Jaume Ferrer, Respostes e Regles per ell ordenades en Cosmographia y en art de Navegar entre las que figura el famosos dictamen y una carta a Cristóbal Colón". Existe una edición facsímil del único ejemplar completo de las Sentencias de que se tiene noticia, que ha sido publicado en Barcelona: Fundació C. Rabell y Cibils, 1922.

Estudios.

FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, M.: Biblioteca marítima española, vol. II, Madrid: Vda. de Calero, 1851, pp. 10-13.
PICATOSTE RODRÍGUEZ, F.: Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI, Madrid: Tello, 1891, pp. 101-102.
MILLÁS VALLICROSA, J. M.: "El Cosmográfo Jaime Ferrer de Blanes", en Estudios sobre historia de la ciencia española, Barcelona: CSIC, 1949, pp. 455-578.
GARCÍA FRANCO, S.: Historia del arte y ciencia de navegar, vol. I, Madrid: CSIC, 1947, pp. 131-132 y 276-279.

Víctor NAVARRO BROTÓNS.

Autor

  • Víctor NAVARRO BROTÓNS.