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LiteraturaPinturaBiografía

Fernández Granell, Eugenio (1912-2001).

Eugenio Fernández Granell.

Pintor, fotógrafo, escultor, profesor de literatura y escritor español nacido en La Coruña el 28 de noviembre de 1912 y fallecido en Madrid el 25 de octubre de 2001.

Fue el tercero de los cinco hijos que tuvieron María y Eugenio Granell, comerciante asentado en la capital gallega. De pequeño se trasladó a Santiago de Compostela, donde cursó el bachillerato e inició estudios de música. Dio muestras de su precoz interés por el mundo de la cultura cuando, con sólo quince años, fundó junto con su hermano Mario, Manuel Antonio y Carlos Maside la revista Sociedad Infantil Revolucionaria.

Interesado en la carrera musical, se trasladó a Madrid en 1928; se matriculó en el Real Conservatorio, donde trabó amistad con el músico Enrique Casal Chapí. Sus estudios con los maestros Conrado del Campo y Antonio Fernández Bordas, se simultanearon con un interés cada vez mayor por las cuestiones políticas que abordó en tertulias y círculos culturales de la época. Fruto de esta preocupación fue su afiliación, en 1932, a Oposición de Izquierda, partido que le encargó la dirección de su revistas: Nueva España, Leviatán y P.A.N. Debido a este acercamiento a la izquierda, Granell entró en contacto con los círculos surrealistas por medio de Pierre Neville.

En 1935 conoció a Andreu Nin y se afilió a su Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Defensor de las tesis troskistas, Granell compartió con Nin su desengaño por el asesinato en México del revolucionario ruso (véase León Trotski). Detenido y condenado por repartir propaganda subversiva, ingresó en la cárcel por breve espacio de tiempo, puesto que al poco de su detención estalló la Guerra Civil.

Durante el conflicto, Granell estuvo en el frente de combate y a la vez se responsabilizó de la dirección y colaboración en distintas revistas de ideología comunista, entre ellas El combatiente rojo, de la que fue director. Durante un viaje a Barcelona conoció al escritor británico George Orwell y al pintor Benjamín Péret. En 1939 partió rumbo al exilio, dirigiéndose en primer lugar a Francia, donde fue detenido y encerrado en varios campos de internamiento. Consiguió escapar y reunirse con Benjamín Peret y Wifredo Lam en París, desde donde se dirigieron a Burdeos para embarcarse rumbo a Chile. El barco tuvo que atracar inesperadamente en Santo Domingo, y Granell, junto con su esposa Amparo Segarra, decidió instalarse en la isla.

En Santo Domingo se encontraban exiliados un gran número de pintores e intelectuales "gallegos", entre ellos Vela Zanetti, Serrano Poncela y su amigo de juventud, Casal Chapí. En 1940 nació su primera hija, Natalia; este mismo año conoció al teórico del surrealismo André Breton en su viaje hacia el exilio en Nueva York. A partir de este año, Granell se sumerge de lleno en el universo surrealista y comienza a trabajar en dibujos próximos a la estética de Giorgio de Chirico y Picasso, por los que sentía admiración.

Su actividad como periodista no se interrumpió durante su exilio americano; colaboró con la revista La Poesía Sorprendida, publicó reseñas de exposiciones y libros y realizó entrevistas al variado grupo de intelectuales con los que compartió el exilio en Santo Domingo. En 1946, al recrudecerse las presiones de la dictadura del general Trujillo contra este grupo de intelectuales marxistas, Granell, aconsejado por Breton, abandonó la isla en dirección a México; sin embargo, en una escala en Guatemala repitió la historia de su abortado viaje a Chile, y decidió establecerse en el país, a lo que contribuyó la oferta de ser profesor de arte en la Escuela de Artes Plásticas.

En 1947 fue incluido en la exposición El Surrealismo, organizada en la galería Maeght de París por el núcleo surrealista, lo que marcó el inicio de su colaboración con el grupo dirigido por Breton. Continuó su carrera docente y obtuvo la cátedra de Historia del Arte y Pintura de la Universidad de Puerto Rico. Como antes en Santo Domingo, Granell entró en contacto con las figuras españolas que frecuentaron los círculos culturales de la isla. Se relacionó con Federico de Onís y Juan Ramón Jiménez entre otros. El premio Nobel aconsejó a Granell que siguiese escribiendo; fruto de ello fue que en 1957 recibiera el premio de la Fundación Copley, otorgado por Marcel Duchamp, Herbert Read, Man Ray y Roberto Marra.

Se trasladó definitivamente a Nueva York en 1958, donde ejerció la docencia en el Brooklyn College de la Universidad de la Ciudad, ocupando su cátedra de literatura. Siguió con su intensa actividad periodística y colaboró con revistas españolas en el exilio: España libre y la Revista Hispánica Moderna.

Su primera exposición individual se celebró en España, en la galería Neblí, en 1964. Ese mismo año publicó su novela El Clavo, el ensayo El Guernica de Picasso: el fin de una era española, y Lo que sucedió, novela por la que obtuvo el Premio Internacional "Don Quijote". Como consecuencia de su intensa actividad artística, viajó en 1969 a España a la localidad de la Olmeda de las Fuentes (Guadalajara) donde adquirió una casa que ocuparía, junto con su residencia de Madrid, tras su regreso definitivo del exilio en 1985.

Ya definitivamente en territorio español, se sucedieron las muestras retrospectivas y las exposiciones individuales dedicadas al artista gallego, gracias a las cuales se comenzó a valorar por parte de la crítica y los historiadores la sólida figura del polifacético artista. En 1986, La Coruña le dedicó la primera de las exposiciones retrospectivas que se dedicaron a su obra. La Fundación Cultural Mapfre (Madrid) organizó otra importante retrospectiva de sus obras en 1989. En 1993, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía adquirió varias obras suyas y, ese mismo año, el artista inauguró en Santiago de Compostela la escultura Retrato póstumo de Asurbanipal. La mayor retrospectiva dedicada a Granell, realizada por la Fundación Eugenio Granell en su sede en el palacio de Bendaña (Santiago de Compostela), se acogió en éste la dilatada obra de Granell: dibujos, fotografías, esculturas y obras literarias del artista.

Su obra, de trascendental importancia en el panorama del surrealismo español, fue premiada con numerosas distinciones entre las que destacan: Premio de Artes Plástica de la Comunidad de Madrid (1989), Premio Pablo Iglesias de las Artes (1990) y Medalla de Oro de Bellas Artes (1995). En octubre de 2001, la Xunta de Galicia le otorgó la Medalla de Oro de Bellas Artes a título póstumo. Con la colaboración del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, se constituyó, en 1993, la Fundación Eugenio Granell, con sede en el pazo de Bendaña, bello palacio del siglo XVII. La fundación, dirigida por Natalia Fernández Segarra, su hija, cuenta con la mayor colección de obras del artista: más de 600 obras entre dibujos, pinturas y esculturas, además de albergar su importante colección de arte y su amplia biblioteca.

Sus restos mortales recibieron sepultura en la localidad de La Olmeda de las Fuentes (Guadalajara).

En enero de 2004 se celebró la primera de una serie de exposiciones antológicas en Latinoamérica del artista, en el Museo de Arte Moderno Carlos Mérida de Ciudad de Guatemala.

Pintura y Escultura

Pocos artistas han sido tan fieles en su obra a los postulados estéticos del movimiento al que pertenecieron como Granell. Tanto las obras surgidas tras su temprano encuentro con Bretón en 1940, hasta las realizadas poco antes de su fallecimiento, Eugenio Granell fue fiel a la estética del movimiento surrealista, tanto en la elección de los temas a representar como en su interpretación plástica.

Fue durante su estancia en Santo Domingo donde el lenguaje plástico de Granell manifestó sus primeros signos de plenitud, todo ello gracias al contacto tanto con los surrealistas como con la importante corriente de pintores latinoamericanos a los que se sintió más próximo que a otros artistas españoles exiliados en la isla. Estas dos influencias, junto con su detenido estudio de la obra de Pablo Picasso (al que dedicó su tesis doctoral, luego publicada), conformaron las tres influencias básicas que dejaron su impronta a lo largo de toda la obra de Granell.

Característica de la obra de Eugenio F. Granell fue su equidistancia entre ambas tendencias: supo asimilar influencias tanto de la obra de Marcel Duchamp como de la Joaquín Torres García; del los oníricos paisajes de Wifredo Lam y del surrealismo latinizado de Frida Kahlo. Obras de este período como Autorretrato (1944), Las galas de Nadja (1959, colección Granell), Cabeza de india (1945) y Retrato de Amparo (1944), ambas en la colección de la Fundación Granell, muestran lo que debe la primera obra de Granell a su admirado Picasso. Elaboradas con una paleta más restringida que la del artista malagueño, se encuentran más próxima del Picasso del Guernica y de Las Señoritas de Aviñón que de su etapa postcubista. La forma de presentar las figuras, concebidas éstas como adición de diversos elementos fruto de la fértil imaginería granelliana y presentadas sobre fondos planos, realzan la sensación onírica que desprenden sus lienzos. Como apunta el profesor Isidro Bango, un rasgo propio de la obra de Granell es su "claridad en lo representado". Para ello, aparte de servirse de la presentación de los personajes sobre un fondo neutro, el pintor siluetea sus contornos, definiendo con claridad los distintos campos de color que conforman la obra a la vez que evidencian los contrastes cromáticos de su paleta.

Obras representativas de su amplia producción son: Los blasones mágicos del vuelo tropical (1947), Ensayo provisional de la concepción del mundo (1948), Peinador de lunas (1957), Los trabajos de Venus (1958), Los relámpagos cruzan una gran piedra negra (1959), El caballito de la reina africana (1963), El regalo (1971), El balcón de las hijas del Sol (1978), Arnaldo de Vilanova funde el agua y el fuego de Sicilia (1984), Teoría del origen (1990), Elegía por Andrés Nin (1991) y Preparación de la caravana monacal (1993); obras en las que Granell desplegó su fértil repertorio de imágenes surrealistas y en las que el tratamiento plástico, aunque fiel a la praxis del movimiento, evolucionó hacia composiciones más simples y de brillante colorido que lo acercan al arte de finales del siglo XX.

Aparte de su extensa producción como pintor, Granell practicó también la escultura, el grabado, el collage y la confección de tapices. Influido tanto por el expresionismo de Giacometti como el constructivismo de su amigo, el escultor español exiliado en la URSS Alberto Sánchez, la esculturas de Granell constituyen uno de los episodios más personales de la escultura española de posguerra. Sus ensamblajes en madera coloreada muestran la influencia tanto de las culturas indígenas sudamericanas como de la obra de artistas latinoamericanos contemporáneos, como Joaquín Torres García. Obras como Guerreros antiguos (1968), Ídolo cordobés (1969), El extranjero (1974), El vigía del castillo (1984), Tesorero asirio (1985), Chamán (1989) o Pájaro antiguo (1990), son representativas de su trabajo sobre madera policromada. También ejecutó diversas esculturas más próximas al "ready made" duchampiano, como Cacique tribal (1969), Guerrero Avestruz (1953) o Director de orquesta (1990), en las que la mirada surrealista del artista descubre insólitas figuras en artefactos domésticos como un rallador, una prensa de helados o un berbiquí.

Literatura y periodismo

El interés de Eugenio Fernández Granell por el mundo de la literatura fue precoz; a los quince años dirigió su primera publicación, Sociedad Infantil Revolucionaria, donde publicó sus primeros textos. Estimulado por las tertulias que compartió con otros intelectuales, tertulias iniciadas en su juventud en Santiago y prolongadas durante toda su etapa exilio, y alentado por poetas de la talla del premio Nobel Juan Ramón Jimenez, Granell simultaneó su fértil carrera plástica con la literaria. Practicó la crítica artística y literaria, la novela y el relato corto, adoptando técnicas tanto de la escritura surrealista más pura al modo de André Breton (Lo que sucedió) como la narración naturalista (La novela del indio Tupinamba). De carácter crítico se encuentran varios ensayos: Arte y artistas en Guatemala (1949), El Guernica de Picasso (El fin de una era española) y Arte, artistas y contables (1943). Otras obras publicadas por el autor son: El ejército y la revolución (1937), El hombre verde (1943), Isla cofre mítico (1941), El clavo (1967), Federica no era tonta y otros cuentos (1970), La leyenda de Lorca y otros escritos (1973) y Estela de presagios (1981). Junto a su labor como docente ,desarrollada en las universidades de Guatemala, Puerto Rico y Nueva York, Granell no abandonó el ejercicio del periodismo en el que se inició de forma tan precoz. Dirigió y colaboró en numerosas publicaciones con multitud de trabajos que abarcan, como su obra literaria, desde el ensayo o la crítica artística y literaria hasta el relato o la entrevista. Entre las muchas revistas que contaron con sus colaboraciones pueden reseñarse: Nueva España y Leviatán (1932-35); El Combatiente Rojo (1935); La Nación y La Poesía sorprendida (1940-1946); Plástica, Revista de Guatemala y Mediodía (1947-1950); España libre y Revista Hispánica Moderna (desde 1958); y desde su regreso a España en 1985 publicó regularmente en Litoral, Salamandra y Diario 16.

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ SEGARRA, NATALIA y RUIZ SIERRA, JAVIER. Colección Eugenio Granell. Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago, 1995.

  • FERNÁNDEZ GRANELL, EUGENIO. Arte y artistas de Guatemala. Guatemala, ediciones el libro de Guatemala, 1949.

  • ARANDA, JOSÉ FRANCISCO. El Surrealismo español. Barcelona, Lumen, 1982.

  • CALVO SERRALLER, FRANCISCO. Enciclopedia del Arte Español del siglo XX. Madrid, Mondadori, 1991.

  • IRIZARRY, ESTELLE. La inventiva surrealista de Eugenio F. Granell. Madrid, Ínsula, 1976.

  • MOLINA, CÉSAR ANTONIO (editor). Eugenio F. Granell. A Coruña, Concello, 1986.

  • BOZAL, VALERIANO. Arte del siglo XX en España. Historia general del Arte. Madrid, Espasa Calpe, 1995.

Enlaces en Internet

http://www.fundacion-granell.org/; Página de la Fundación Eugenio Granell.

A. J. Madrid Souto

Autor

  • Juan Lázaro Betancor