A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
Ocio y entretenimientoBiografía

Feria Fernández, José Luis, o "Galloso" (1953-VVVV).

Matador de toros español, nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 27 de agosto de 1953. En el planeta de los toros es conocido por su sobrenombre artístico de "Galloso".

El hecho de haber nacido en la bella localidad gaditana de tan honda raigambre taurina contribuyó poderosamente a forjar en él, desde su temprana infancia, una encendida afición que le impulso, como a tantos otros muchachos de su pueblo, a probar suerte en el duro oficio de torero. Así, tras foguearse durante su mocedad en tientas y capeas, logró estrenar su primer terno de alamares el día 5 de junio de 1969, cuando aún no había cumplido los dieciséis años de edad, en la pequeña plaza de Puerto Real (Cádiz). Dio inicio, a partir de entonces, a una intensa actividad novilleril que le permitió intervenir con gran lucimiento en varias novilladas sin picadores celebradas por su entorno meridional, hasta que el día 22 de marzo de 1970 consiguió debutar, en las arenas de la Ciudad Condal, en un festejo asistido por el concurso de los varilargueros. En dicha ocasión, compartió carteles con los jóvenes aprendices Francisco Gabriel Pericás y Fernando Gracia, para enfrentarse con un lote procedente de la ganadería de Los Campillones.

La expectación despertada en tierras andaluzas por los éxitos iniciales del joven novillero gaditano le condujo, el día 5 de abril de aquella temporada de 1970, hasta el bello coso de Puerto Real (Cádiz), en donde anduvo tan fino e inspirado en la lidia de dos pupilos de la vacada de don José Luis Osborne, que salió a hombros de sus paisanos después de haber cortado tres orejas y un rabo. Unos días después (concretamente, el 26 de abril de 1970), esta triunfal irrupción en el escalafón novilleril le llevó directamente hasta el albero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, donde, debido a las buenas maneras apuntadas, volvió a hacer el paseíllo el siguiente 3 de mayo. Por aquel entonces, se hicieron célebres sus duelos sostenidos con otros novilleros punteros que, como el colombiano Jaime González Sandoval ("El Puno") o el alicantino José María Dols Abellán ("José Mari Manzanares"), aspiraban también a convertirse pronto en grandes figuras del Arte de Cúchares; y tan requerido llegó a ser "Galloso" en todas las plazas de la Península, que puso fin a aquella temporada de 1970 después de haber tomado parte en sesenta y una novilladas picadas.

Consolidado, pues, como una de las jóvenes promesas del toreo del último cuarto del siglo XX, afrontó la campaña de 1971 con el firme propósito de acceder, por fin, al escalafón superior de los matadores de toros. Pero antes decidió, con buen criterio, comparecer ante el severo dictamen de la afición madrileña, que ya estaba reclamando a voces la presencia en la primera plaza del mundo de aquel joven novillero que tantos triunfos cosechaba en provincias. En recompensa a este gesto de honradez profesional, su presentación en la Monumental de Las Ventas no pudo ser más afortunada: bajo la atenta mirada de Juan Carlos Castro ("Luguillano Chico") y del ya citado "José Mari Manzanares" -que hicieron también el paseíllo en Madrid aquella tarde del 6 de junio de 1971-, el afortunado "Galloso" desorejó a los dos enemigos de su lote, marcados con el hierro de los herederos de Carlos Núñez, y salió a hombros por la Puerta Grande. Tan aplaudida actuación ante el tribunal más exigente del planeta de los toros aconsejó a la empresa madrileña volver a anunciar a "Galloso" en los carteles para el siguiente 10 de junio, en un mano a mano completado por el otro triunfador del día 6, "José Mari Manzanares". El arrollador novillero gaditano volvió a cortar dos apéndices auriculares ante el delirio de la afición madrileña, que unánimemente decretó la idoneidad de José Luis Feria para afrontar el gran salto al escalafón superior.

Así las cosas, el día 18 de julio de aquella feliz temporada de 1971 "Galloso" hizo el paseíllo en el precioso coliseo taurino de El Puerto de Santa María dispuesto a recibir la alternativa de manos de su padrino, el genial coletudo madrileño -aunque nacido accidentalmente en Caracas- Antonio Mejías Jiménez ("Antonio Bienvenida"); el cual, en presencia del diestro jiennense Sebastián Palomo Martínez ("Palomo Linares"), que hacía las veces de testigo, cedió al toricantano la muleta y el estoque con los que había de trastear y despenar a Inclusero, un astado perteneciente a la ganadería de los herederos de Carlos Núñez. Durante aquella temporada de 1971, el nuevo doctor en tauromaquia toreó, en suelo español, cuarenta y una corridas, para cruzar luego el Atlántico y darse a conocer en diferentes plazas de Hispanoamérica.

En México se hallaba el día 2 de marzo de 1972, cuando, durante su confirmación de alternativa en suelo azteca, fue herido de gravedad en la región inguinal. Una vez restablecido de este primer percance serio de su carrera taurina, "Galloso" regresó a España para confirmar en Las Ventas -como mandan los cánones taurómacos- la validez de su título de doctor en el Arte de Cúchares. Fue, en esta ocasión, su padrino el lidiador sevillano Francisco Camino Sánchez ("Paco Camino"), quien, bajo la atenta mirada del coletudo mexicano Francisco Rivera Agüero ("Curro Rivera") -que se hallaba presente a guisa de testigo-, facultó a José Luis Feria Fernández para lidiar y estoquear a un burel marcado con el hierro de don José Luis Osborne, que atendía a la voz de Colino. Corría, a la sazón, el día 17 de mayo de 1972, fecha en la que el hasta entonces afortunado espada gaditano no tuvo la suerte de cara.

Sin embargo, al cabo de una semana (24 de mayo de 1972) se sacó la espina de este fracaso con un soberbia faena que fue recompensada con la primera oreja que obtenía en Las Ventas desde que recibiera los galones de matador de toros. Los trofeos se acumularon durante aquella campaña en el esportón de "Galloso", quien, al término de dicho año, se halló ubicado en los puestos más destacados del escalafón superior, con un total de sesenta y ocho ajustes cumplidos. Pero la desgana -principal enemigo de los diestros de su clase- hizo acto de presencia durante la temporada siguiente, en la que la cifra de contratos firmados descendió drásticamente hasta poco más de la mitad (treinta y seis); a partir de entonces, la trayectoria profesional de José Luis Feria Fernández -que hasta el momento había sido una carrera triunfal y meteórica, plagada de apuntes y detalles que le auguraban un puesto privilegiado en el cuadro de honor de los toreros de todos los tiempos- comenzó a experimentar una sucesión de altibajos que, a la postre, acabaron por convertirse en norma.

Esa abulia que había empezado a desmotivar al espada de El Puerto de Santa María en 1973 se acentuó aún más durante las campañas de 1974 y 1975, en la que sólo realizó -respectivamente- veinticuatro y quince paseíllos. En un intento desesperado por huir de la indiferencia que amenazaba con transformarle en un torero "del montón", el día 12 de octubre de 1975 se encerró en solitario con seis toros en el ruedo de su pueblo natal, para repetir idéntica gesta el día 17 de junio de 1976 en la Maestranza hispalense; entre una y otra hazaña, había cosechado dos clamorosos triunfos también en el ruedo sevillano (los días 18 de abril y 27 de mayo, fechas en las que cortó dos orejas cada tarde), éxitos que le permitieron relanzar su amenazada carrera en aquella temporada de 1976, en la que a la postre se enfundó la taleguilla en veintisiete ocasiones.

Una vez recuperado del hondo bache por el que había atravesado a mediados de los años setenta, en la campaña de 1977 José Luis "Galloso" firmó treinta y cuatro ajustes, entre los que figuraban tres comparecencias en Las Ventas (las dos primeras en el transcurso del ciclo ferial isidril, y la última en la corrida extraordinaria de la Prensa) y una intervención de lujo en el redondel sevillano el día 12 de octubre. Impulsado, de nuevo, a los puestos cimeros del escalafón, en mayo de 1978 ofreció una faena memorable en las arenas madrileñas frente a un pupilo de don Samuel Flores, al que no amputó ningún apéndice auricular por culpa de un deficiente manejo del acero. A pesar de este importuno fallo a espadas, la calidad del toreo ofrecido por "Galloso" aquella tarde le permitió regresar al ruedo venteño pocos días después, con motivo de la corrida extraordinaria de Beneficencia, en la que compartió cartel con el gaditano Francisco Ruiz Miguel y con el madrileño Pedro Fernández Gómez ("Niño de Aranjuez"). Además, en el transcurso de aquella temporada de 1978 (en la que realizó cincuenta paseíllos), José Luis Feria Fernández cosechó otro triunfo notable en el coso de Zaragoza.

Sesenta veces se apretó los machos el diestro de El Puerto de Santa María durante la campaña de 1979, para descender a cuarenta funciones toreadas en la campaña siguiente, a causa de una grave cornada en un muslo que, recibida el día 18 de mayo en la plaza de su localidad natal, le mantuvo durante un tiempo alejado de los ruedos. Este serio percance introdujo de nuevo en su andadura profesional el fantasma de la indolencia, que a su vez sumó al espada gaditano en otro profundo socavón del que apenas asomó la cabeza hasta el día 26 de septiembre de 1982, cuando desorejó a una astado de la acreditada ganadería de don Victorino Martín en las arenas de la plaza vallisoletana. Volvió, entonces, a protagonizar una serie de altibajos que, entre tardes de abulia y desidia, quedaron jalonados por algún que otro éxito notable, como el obtenido en 1985 en Sevilla frente a la terrorífica vacada de Miura, o el alcanzado el 15 de mayo de 1986 en Madrid frente a un pupilo de la no menos temible ganadería de Pablo Romero. A la conclusión de aquella temporada, "Galloso" había alcanzado la cifra de cuarenta corridas toreadas.

De vuelta a la apatía, en los años finales de la década de los ochenta apenas ofreció detalles de interés, e idéntica desgana se apreció en las funciones que protagonizó el lidiador gaditano durante las primeras temporadas del decenio siguiente, en las que su nombre fue desapareciendo poco a poco de los carteles de las ferias más relevantes.

Bibliografía.

  • - ABELLA, Carlos y TAPIA, Daniel. Historia del toreo (Madrid: Alianza, 1992). 3 vols. (t. 3: "De Niño de la Capea a Espartaco", págs. 72-74).

- COSSÍO, José María de. Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). 2 vols. (t. II, pág. 433-434).

Autor

  • 0103 JR.