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LiteraturaFilologíaBiografía

Feliciano Mendoza, Ester (1917-1987).

Poetisa, narradora, ensayista y profesora universitaria puertorriqueña, nacida en Aguadilla el 9 de diciembre de 1917 y fallecida en Río Piedras el 30 de diciembre de 1987. Figura cimera de la cultura y la intelectualidad en Puerto Rico, es fundamentalmente recordada por sus brillantes incursiones en el difícil género de la literatura infantil y juvenil, en el que se ha consagró como una de las autoras hispanoamericanas más destacadas del siglo XX.

Impulsada desde su juventud por un vivo interés hacia los conocimientos humanísticos y una acusada vocación docente, cursó estudios superiores en el campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, donde a los veinte años de edad obtuvo el título de maestra de Escuela Normal (1938). Posteriormente, amplió sus estudios universitarios con un trabajo de investigación sobre la vida y obra del gran poeta modernista Antonio Pérez Pierret, con el que obtuvo el grado de Maestra en Artes (1959). Su infatigable actividad intelectual la impulsó, ya rebasado el medio siglo de existencia, a conseguir el título de doctora en Fiolosfía y Letras (1970), con una brillante tesis sobre la producción poética de la autora uruguaya Juana de Ibarbourou (1892-1979). Durante muchos años, compaginó su dedicación a la enseñanza y la investigación con el cargo de directora de la Sección Nacional Puertorriqueña adscrita al IBBY (International Board of Books for Young People).

En su larga y fecunda trayectoria docente -iniciada como maestra normal en la escuela pública y culminada en su cátedra de Literatura en la Universidad de Puerto Rico-, Ester Feliciano Mendoza tuvo tiempo para cultivar con singular acierto la creación literaria, en la que destacó tanto en su condición de poetisa como en su faceta de narradora y ensayista. Notable éxito obtuvieron algunos relatos suyos como los titulados "La mancha del plátano", "Pajuncia", "Reflejos del litoral" y "Sollozos de baquiné"; pero, sin duda alguna, lo más sobresaliente de su producción literaria se ubica dentro del género poético, en el que alcanzó algunos honores y distinciones tan prestigiosos como el primer premio de poesía otorgado por la Unión de Mujeres Americanas (1962). Además, la escritora de Aguadilla fue galardonada con el premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña -que recayó en su valiosa colección de mitos y leyendas publicada bajo el título de Sinfonía de Puerto Rico (1970)-; y con el "Premio de Excelencia de Literatura Infantil" -que le fue entregado en el transcurso del III Congreso de la Asociación Internacional de Literatura Infantil y Juvenil, celebrado en Tucson (Arizona [U.S.A.]) en 1981. Dos años después, un jurado compuesto por relevantes figuras del arte y el pensamiento puertorriqueños la distinguió con el título honorífico de "Mujer de Puerto Rico".

Su singular consagración a la poesía destinada a los jóvenes lectores dio por fruto algunos poemarios tan notables como los titulados Nanas (1945), Nanas de Navidad (1959) y Nanas de adolescencia (1965), todos ellos conformados por sencillas y emotivas canciones de cuna inspiradas en el folklore tradicional de su isla y en el legado del cancionero popular español. Ademas, Ester Feliciano Mendoza es autora de dos libros misceláneos, Arco Iris (1951) y Coquí (1957), en los que combina narraciones breves con poemas infantiles. El prestigio alcanzado por la autora de Aguadilla en el campo de la literatura infantil quedó bien patente en la inclusión de algunas composiciones poéticas suyas dentro de la muestra antológica titulada Poemas con sol y son (San Juan: Editorial Huracán, 2000), con ilustraciones de Vicky Ramos y textos de autores argentinos, mexicanos, venezolanos, peruanos, nicaragüenses, dominicanos, brasileños, costrarricenses, colombianos y puertorriqueños.

Una de las peculiaridades que singulariza la obra lírica de Ester Feliciano Mendoza dentro del corpus general de la poesía infantil hispanoamericana es su constante mirada retrospectiva mirada retrospectiva a la ciudad en que nació, donde transcurrieron los felices años de su infancia. Un buen ejemplo de ello son estos versos pertenecientes a su largo poema titulado "Doña Aguadilla": "¡Oh mi señora morena clara! / Mi gran señora doña Aguadilla! / En tu opulenta falda matrona / mis sueños núbiles se eternizan. // [...] // ¡Mi vieja calle de blanda piedra! / Donde se alza mi primer nido / siempre soñando con mi presencia. / El primer nido con su ventana / que a mar y cielo está siempre abierta, / donde jugaba al amor primero / y donde soñé la primera pena. // [...] // ¡Mi vieja calle de dura piedra! / En dode el Puente de San Francisco / al viejo santo su vejez niega / y se iza en juegos de azar y canta / décima y copla con Peyo Vega... // [...] // Tras los cabritos de los recuerdos / subo corriendo La Escalinata; / y encampanando mi niñez ida / cruzo los cerros a carcajadas. / Sobre la jiba del Cura tiendo / el miedo último hacia Las Ánimas / y con rosarios de luz ahuyento / voces y sombras que oyó mi infancia".

Autor

  • J. R. Fernández de Cano, con la colaboración de Mario Acevedo-Bengoechea, nieto de Ester Feliciano Mendoza.