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HistoriaPolíticaBiografía

Favre, Jules (1809-1880).

Jurista y político francés nacido en Lyón en 1809 y fallecido en París en 1880. Cursó los estudios primarios de abogado en su ciudad natal, por lo que cuando su familia decidió trasladarse a París, en 1835, instaló en la capital francesa un servicio de abogacía que rápidamente se distinguió en la defensa de los acusados por motivos de disidencia política. Republicano confeso y convencido, siempre se mostró contrario a la restauración borbónica, primero en la persona de Luis XVIII, y después en la de Carlos X, aunque, al principio, simpatizó con la causa de Luis Felipe de Orleans, cuyo golpe de Estado, efectuado en 1830 y con un primigenio talante liberal, acabó con la presencia borbónica en el trono francés.

Pasados los primeros intentos de instauración de un régimen monárquico-liberal, Favre, al igual que otros intelectuales republicanos, entre los que se contaba el novelista Víctor Hugo, amigo personal de Favre, comenzó a frecuentar las tertulias políticas del París decimonónico, encuentros en los que la implantación de un régimen republicano era la conversación por excelencia. Por ello, no es de extrañar que Favre participase como ideólogo en el movimiento revolucionario de 1848 que derrocó a Luis Felipe de Orleans en el gobierno y elevó la Segunda República Francesa. Asimismo, también hay que destacar su participación en la constitución francesa de 1848 desde su puesto de diputado por su provincia natal, Lyón, en la Asamblea Constituyente de ese año.

A pesar de estos intentos, los problemas internos surgidos en el seno del republicanismo francés hicieron que el gobierno fuese decididamente impopular, lo que fue aprovechado, en 1851, por Luis Napoleón, sobrino de Bonaparte, para efectuar un golpe de estado y restaurar el imperio napoleónico bajo el nombre de Napoleón III. Favre se situó a la cabeza de las protestas republicanas por este asalto al legítimo poder de las asambleas, aunque no pudo hacer nada por evitar el cambio de gobierno. Un tanto desilusionado de la política francesa, se retiró de la escena para volver a ocupar su puesto de abogado, en espera de mejores tiempos. La ocasión se presentó en 1858, cuando otro de los antiguos asistentes a las tertulias políticas parisinas, Felice Orsini, fue detenido y acusado de perpetrar el atentado que a punto de estuvo de matar a Napoleón III. Favre se encargó de la defensa jurídica de Orsini, y prácticamente puede decirse que la brillantez de su discurso, basado en la legitimidad del derecho a la defensa ante el mal gobierno y en el que mezcló autoridades clásicas, históricas y de su propia época (sobre todo, del pensador Pierre Proudhon), galvanizó de nuevo el movimiento republicano.

En las elecciones parlamentarias celebradas en diciembre de 1858, Favre regresó de nuevo a la vida política, al ser elegido diputado por París. Al frente de la oposición republicana, Favre dirigió las reformas ejecutivas liberales que el emperador Napoleón tuvo que aceptar para continuar en el poder, aunque ambos personajes sabían que la verdadera batalla no cesaría hasta la desaparición de alguno de ellos. Por este motivo, Favre centró su crítica en la Guerra franco-prusiana (1870-1871), y consideró un suicidio colectivo entregar las tropas francesas a merced del potente y sofisticado ejército germano. Tras la derrota francesa en la batalla de Sedan (1-IX-1870), en la que Napoleón III fue apresado por los prusianos, Favre y el sector republicano de los Estados Generales decidieron abolir la monarquía y proclamar la Tercera República Francesa.

Favre fue elegido vicepresidente de la República, además de hacerse también con la cartera de Asuntos Exteriores, casi con el exclusivo propósito de frenar la violenta sangría francesa en los campos de batalla europeos, visiblemente incrementada tras la dispersión y falta de órdenes tras la derrota de Sedan. Finalmente, cuando las tropas prusianas del mariscal Moltke llegaron a las puertas de París y, a pesar de la espontánea organización de la defensa por una resucitada comuna parisina, los principales dirigentes republicanos (Thiers, Favre y Gambetta), decidieron capitular el 28 de enero de 1871, rendición frustrante para Francia y conocida como la "humillación de Versalles". Al frente de la cartera de Exteriores, Favre fue el enviado francés al Tratado de Frankfürt (10-V-1871), en el que Francia perdía los importantes enclaves de Alsacia y Lorena, una de sus principales ciudades (Estrasburgo), uno de sus principales centros comerciales y textiles (Mulhouse) y los importantes yacimientos energéticos de Saarbrücken y Thionville, además de la obligación de pagar, entre 1871 y 1874, cinco billones de francos como indemnización al ejército prusiano para que éste se retirase del país.

Las condiciones del tratado aceptadas por Favre no fueron demasiado bien recibidas ni por el pueblo ni por sus propios compañeros republicanos. En opinión de éstos, Favre había tenido demasiada prisa por firmar la paz, y había aceptado demasiadas cesiones territoriales. Frustrado por este hecho, Favre renunció a su cartera ministerial y pasó a ocupar su escaño entre los diputados de la República hasta 1876, año en que consiguió pasar al Senado, donde creía que su experiencia sería de más utilidad. Hasta su muerte, acontecida cuatro años más tarde, su valía política quedó eclipsada por su supuesta "culpabilidad" en las cesiones efectuadas en Francfort, una cuestión que planeó dramáticamente sobre sus espaldas en sus últimos años de vida.

Bibliografía

  • GOUBERT, P. Historia de Francia. (Barcelona; Crítica, 1987).

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez