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FilosofíaBiografía

Fatone, Vicente (1903-1964).

Filósofo argentino nacido en Buenos Aires en 1903 y fallecido en su ciudad natal en 1964. Vivamente interesado por la cultura oriental (y, en particular, por el pensamiento de la India y la China milenarias), se especializó en el estudio y la divulgación del taoísmo, el budismo, el hinduismo y la mística en general.

Hijo de un modesto verdulero que tenía su puesto en el Mercado de Abasto de la capital argentina, brilló desde niño en la escuela pública y obtuvo ayudas que le permitieron aspirar a una buena formación académica. Cursó, así, estudios superiores de Filosofía en la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde, una vez licenciado, comenzó a ejercer la docencia cuando sólo contaba veintitrés años de edad (1926). Uno de sus más queridos maestros fue el prestigioso filósofo Alejandro Korn (1860-1936), que influyó decisivamente en la formación del joven Vicente.

En 1928 contrajo nupcias con Ana María Guntsche. Al cabo de tres años, obtuvo brillantemente una cátedra en la Universidad Nacional del Litoral; pero se vio forzado a abandonarla porque su insobornable defensa del antipositivismo chocaba frontalmente con los adalides de la cultura oficial.

Su temprano interés por la religiosidad y la metafísica de Oriente le llevó solicitar una beca que otorgaba la Comisión Nacional de Cultura, con la que recorrió, durante 1936 y 1937, el interior de la India y una amplia zona fronteriza entre este país y el Tíbet, pudiendo así alcanzar su objetivo de conocer in situ los focos de esa sabiduría antiquísima que tanto le inquietaba.

A su retorno a América, continuó ejerciendo la docencia en diversos centros docentes, al tiempo que iba pergeñando una sólida obra filosófica que quedaba plasmada en sus libros, sus artículos y sus frecuentes conferencias (fue requerido para disertar sobre las religiones orientales en numerosos lugares del mundo). Sin embargo, su creciente prestigio intelectual seguía chocando -como cuando se le obligó a renunciar a una cátedra obtenida limpiamente por oposición- con la cultura oficial y con las autoridades políticas de su nación, hasta el extremo de que, en 1953, fue encarcelado por haber sostenido públicamente sus discrepancias con el gobierno peronista. En respuesta a esta violencia ejercida contra él desde el exterior, se refugió en su riqueza interior -bien fortalecida por el pensamiento oriental- y abrazó la pobreza a la que le habían condenado quienes le forzaban a la privación de libertad y el desempleo. Y, cuando mayores eran sus dificultades, adoptó dos hijos a los que brindó la educación y el amparo que les negaban los mismos poderos públicos que a él le atacaban.

No obstante, la calidad de su pensamiento se impuso a las inquinas sociales y políticas que pugnaban por excluirlo de la vida cultural de la nación. Consagrado, en fin, como una de las figuras cimeras de la intelectualidad hispanoamericana de mediados del siglo XX, Vicente Fatone rechazó a lo largo de su vida numerosos ofrecimientos para ocupar cargos públicos que, si bien suponían un honor y claro reconocimiento de sus méritos, le hubieran distraído de su principal ocupación: la especulación filosófica y la divulgación de sus reflexiones. No obstante, en 1956 hizo una excepción a esta costumbre suya de rechazar cargos públicos y asumió gustoso el encargo de organizar la incipiente Universidad Nacional del Sur, aceptando el puesto de rector, en el que sólo permaneció un año (pues, transcurrido este plazo, estimó que ya había cumplido con su propósito de dejar consolidado dicho Centro de estudios superiores).

Volvió a aceptar un cargo público al año siguiente (1957), pero esta vez para continuar acercándose a su amado Oriente, pues era el de delegado argentino en la IX Reunión de la Conferencia General de la UNESCO, celebrada en Nueva Delhi. En el transcurso de aquel mismo año, aceptó también su nombramiento como Embajador extraordinario y plenipotenciario de su país en una India que, desde 1950 era República Federal y tenía un gobierno independiente del británico (bien es verdad que sujeto al marco de la Commonwealth of Nations). De inmediato fue invitado por las autoridades indias para que acudiera a pronunciar conferencias a las universidades de Benarés y Aligarh; y también tuvo ocasión de disertar en el All Indian Institute of Medical Sciences.

Figura sugerente e inquietante donde las haya, tanto por su valía intelectual como por otros rasgos ciertamente asombrosos de su carácter (como su predilección por el mundo infantil, su complacencia en organizar personalmente las fiestas de disfraces de los estudiantes, o sus fantástico dominio de la telequinesia, que le permitía mover muebles a distancia, confundiendo a los sesudos intelectuales que le visitaban en su despacho de rector), Vicente Fatone recuperó, en parte, ese ideal renacentista del vir doctus et facetus (el hombre sabio y, la par, ingenioso y ameno).

Murió en su Buenos Aires natal a los cincuenta y nueve años de edad, poco después de haber sido investido como doctor honoris causa por la Universidad Nacional del Sur.

Obra

En el pensamiento de Fatone, al margen de los grandes maestros de la espiritualidad oriental, se pueden rastrear la poderosa huella de los escritores españoles del Siglo de Oro. Además, leyó con idéntico provecho a los ilustrados franceses (tanto a los literatos como a los científicos), y se empapó de las ideas de algunos maestros de la filosofía occidental como Spinoza (1632-1677), Schopenhauer (1788-1860) y Nietzsche (1844-1900).

Ciertamente, en los primeros compases de su obra predomina su interés por la cultura y la religiosidad del lejano Oriente. Pero, a medida que fue madurando, Fatone fue situando el tema de la libertad en el eje central de su pensamiento. De su extensa producción impresa, cabe recordar algunos libros tan densos sobre filosofía y religión como los titulados Misticismo épico (1928), Sacrificio y gracia. De los Upanishads al Mahayana (1931), Arquitectura y danza (1931), El budismo nihilista (1941), Introducción al conocimiento de la filosofía de la India (1942), Lógica y teoría del conocimiento (1951), El existencialismo y la libertad creadora. Una crítica al existencialismo de Jean Paul Sartre (1952), La existencia humana y sus filósofos (1953), Filosofía y poesía (1954), El hombre y Dios (1955) y Ensayos de religión y mística (1963).

Polígrafo infatigable, Fatone publicó también numerosos artículos y ensayos, la mayor parte de ella centrados en temas literarios, artísticos y estéticos, como los titulados "Santa Teresa y Chiezkowski" (en revista Verbum, 1928), "La danza, expresión mística" (en Mundo musical, 1928), "Las posibilidades de la ceguera" (en Síntesis, 1928), "Antón Julio Bragaglia, inventor del teatro teatral" (en El tiempo, 1930), "William Blake" (en La Nación, 1939), "Coleridge, el filósofo enfermo" (en La Nación, 1939), "Dignidad de la danza" (en La Nación, 1941), "Cinco sonetos religiosos de Alejandro Korn" (en Libertad Creadora, 1943), "El enigma de los días y las noches" (en Ínsula, 1944) y "Miguel Ángel-Nicodemo" (en Ars XV, 1954).

Un segundo bloque de los ensayos del pensador argentino comprende los trabajos dedicados al estudio de la filosofía, la cultura y la espiritualidad del Lejano Oriente. Se trata de artículos como "El misticismo sufí" (en publicado en la revista Nosotros, 1932), "Brahmanáspati. El señor de la plegaria" (en Humanidades, 1940), "El conocimiento del Lejano Oriente en el siglo XIX" (en Cursos y Conferencias XII, 1944), "Gandhi, asceta jaina" (en Sur, 1948).

Otro grupo notable de los artículos publicados por Vicente Fatone se centra en el pensamiento y la espiritualidad de Occidente. Aquí caben textos como “Reconstrucción de Papini” (en Inicial, 1923), “Un místico de hoy: G. Manacorda” (en Megáfono, 1931), "Meister Eckart” (en Cursos y Conferencias III, 1933), “Kant, profesor de geografía” (en La Nación, 1939), "El sentimiento religioso de Fray Mamerto Esquiú" (en Sur, 1941), "Definición de la mística" (en Ínsula, 1943), "Nietzsche y el problema religioso" (en Cursos y Conferencias XIV, 1945), "Leibniz y el problema religioso" (en Cursos y conferencias XV, 1946) y "La libertad creadora en Descartes" (en Cursos y Conferencias XIX, 1950).

Además de estos textos de cierto extensión e indudable calado intelectual, Vicente Fatone fue autor de una cantidad ingente de apuntes breves, reseñas y conferencias que fueron quedando impresas un numerosas publicaciones argentinas. En estos textos más ligeros, el pensador bonaerense se ocupó también de los tres grandes temas que estructuras su obra: la literatura y la estética; el pensamiento y la religiosidad de Occidente; y la espiritualidad y la filosofía de Oriente. Tanto en sus ensayos más profundos (citados en parágrafos anteriores) como en estos textos más sencillos y divulgativos, Fatone tuvo que recurrir en muchas ocasiones a diversos pseudónimos con los que había de disfrazar la identidad de alguien que siempre resultó molesto para la política y la cultura oficiales; y así, muchos de sus escritos vieron la luz bajo los nombres falsos de Luis Vivot, Carlos Renzi, Hernán O. Acuña, Velvel Fain y Carlos Vivot Lastra.

Pero, sin lugar a dudas, el pseudónimo al que más veces recurrió fue el de C. Juárez Melián, con el que firmó numerosos relatos (casi todos ellos, dirigidos a público infantil), guiones de radio y, sobre todo, casi doscientos artículos periodísticos de temática variada que vieron la luz, entre 1939 y 1947, en el rotativo bonaerense El Mundo. Asimismo, también colaboró asiduamente en el semanario QUÉ sucedió en 7 días, del que fue subdirector durante su primera y breve etapa (1946-1947). Cerrado por las autoridades argentinas en 1947 a raíz de un artículo en el que Fatone criticaba los viajes de Eva Perón, el hebdomadario conoció una segundo época entre 1956 y 1957, a la que el pensador bonaerense estuvo ligado como mero colaborador.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.