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Estrada Villacorta, Domingo (1855-1901).

Poeta, narrador, ensayista, traductor, articulista, jurisconsulto, diplomático y crítico literario guatemalteco, nacido en la villa de Amatitlán (perteneciente al departamento de Guatemala) en 1855 y fallecido en París (Francia) en 1901. Figura cimera de la lírica centroamericana de la segunda mitad del siglo XIX, ha sido catalogado por una parte de la crítica como el precursor del Modernismo en las Letras guatemaltecas, aunque su obra abarca tal variedad de registros genéricos y temáticos (desde la poesía filosófica al relato jocoso) que invita a calificarlo de autor radicalmente genuino y original, independiente de cualquier moda, tendencia o movimiento.

Hombre de vivas inquietudes humanísticas y vasta formación cultural, cursó estudios superiores de Derecho en la Universidad de Guatemala y, en 1877, obtuvo el título de licenciado en dicha materia. Pronto sobresalió en los principales foros y cenáculos del panorama artístico e intelectual guatemalteco, en el que se significó -amén de por su honda cultura literaria y su acusada sensibilidad poética- por sus ideas progresistas, tendentes a la proclamación de un régimen libertario, anticlerical y antii-imperialista, en el que la principal preocupación de los gobernantes fuera la igualdad y la justicia social. Como era de esperar, sus ideas chocaron con la de las autoridades políticas de su tiempo, por lo que pronto se vio acosado y amenazado en su propio país, lo que le obligó a tomar el rumbo del exilio y establecerse en Francia. Allí perdió la vida a comienzos del siglo XX, solo, enfermo, desamparado y olvidado por sus compatriotas.

Su deseo de ampliar constantemente sus conocimientos y sus horizontes vitales le había llevado a convertirse, desde su juventud, en un viajero infatigable. Recorrió varios países de Europa y los Estados Unidos de América, reforzando su dominio de las principales lenguas extranjeras y profundizando en el estudio de algunas de las tradiciones literarias más ricas de Occidente, como la francesa y la anglo-americana. Fue así como adquirió una merecida reputación por sus trabajos de traducción, entre los que cabe destacar su versión en castellano de algunos poemas de Edgar Allan Poe -cuya composición "Las campanas" no ha conocido mejor traducción española que la ofrecida por Domingo Estrada-. Asimismo, el erudito guatemalteco trasladó al castellano diferentes obras de la cultura francesa decimonónica -firmadas, entre otros autores cimeros, por Victor Hugo, Alfred de Musset y François Coppé)-, y varias composiciones poéticas del gran vate irlandés Thomas Moore.

Al tiempo que se dedicaba a estas labores de traducción, Domingo Estrada fue pergeñando -cuando todavía era una figura respetada en el mundillo cultural guatemalteco- una brillante obra en prosa que le reveló, en primer lugar, como un ameno y perspicaz ensayista, especialmente dotado para el análisis de los temas literarios. Particularmente elogiado fue, en este ámbito, su escrito titulado "Ensayo sobre la escuela romántica", con el que se convirtió no sólo en una de las principales autoridades de la cultura guatemalteca en dicha materia, sino también en uno de los grandes defensores de los valores éticos y artísticos de los escritores del Romanticismo (en un período en el que comenzaba a ponerse de moda su defenestración). Además, Domingo Estrada dedicó excelentes trabajos y estudios de crítica literaria a otros autores de señalada importancia en la historia de la Literatura Universal -como el hispano-cubano José Martí y el francés Alphonse Daudet-, y escribió otros ensayos de temática variada que, entre otros aspectos, pusieron de manifiesto su excelente conocimiento de la realidad política y social de Hispanoamérica (entre ellos, v. gr., el que dedicó a la Doctrina Monroe, declaración que recogía los principios de la política exterior estadounidense con respecto a los derechos y las actividades de las potencias europeas en la América del siglo XIX).

El fino escritor de Amatitlán también destacó, como prosista, por sus crónicas y artículos periodísticos, gran parte de los cuales publicó -en muchas ocasiones, sirviéndose de pseudónimos- en las páginas de El Porvenir, dentro de una sección fija que mantuvo durante muchos años bajo el título de "Crónicas Viejas". En la mayor parte de estos artículos, Estrada abordó asuntos relacionados con los mismos temas que trataba en sus ensayos: la crítica literaria, el comentario político, la denuncia social, etc. Menos transcendente se mostró en sus breves relatos de ficción, también publicados en periódicos y revistas de su tiempo, en los que domina la temática amable y el tono humorístico.

Pero, sin lugar a dudas, su aportación más relevante a la historia de las Letras guatemaltecas es la relacionada con el género poético, en el que Domingo Estrada se reveló como una de las plumas más sensibles e inspiradas de su época y lugar. En justa coherencia con su defensa teórica del Romanticismo, cultivó una lírica de hondo calado becqueriano, marcada por esa melancolía vaga y vaporosa que caracteriza a gran parte de los poetas tardo-románticos. Pero tuvo el acierto de introducir en sus composiciones -sobre todo, en las de su última época, como "La noche de Pascua" o "Una visita de San Nicolás"- algunas innovaciones métricas y estilísticas que, en cierto modo, preludian el cercano asentamiento en la lírica guatemalteca de la corriente modernista.

A pesar de la gravedad que le infundían su condición de jurista y los cargos diplomáticos que había llegado a desempeñar para su país cuando aún era bienquisto de la autoridades políticas, Domingo Estrada no se privó de la vida bohemia y disoluta que llevaron tantos otros poetas y, en general, artistas finiseculares de todo el mundo. Y, en medio de una rica peripecia vital dominada por la diversidad y las contradicciones, escribió desde poemas dominados por la reflexión filosófica (como el titulado "Soñar") hasta composiciones de clara intención jocosa ("El sueño de una virgen"), pasando por esos textos pre-modernistas citados en el parágrafo anterior. No obstante, las piezas más representativas de su quehacer poético son las que le presentan como el autor tardo-romántico que fue ("Crepúsculo", "Cosas idas", "Visión", "Dos almas", "Adiós", "Tu y yo", etc.).

Bibliografía

  • CEREZO DARDÓN, Hugo. Domingo Estrada: su vida y su obra en prosa (Guatemala: Imprenta Universitaria, 1966).

  • ECHEVERRÍA BARRERA, Romeo Amílcar. "Martí a través de la lente apasionada de Domingo Estrada", en Revista del Maestro (Guatemala), nº 2 (1958), págs. 62-68.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.