Esteve, José (1741-1802).
Escultor español; nacido en 1741 y fallecido en 1802. Trabajó en los comienzos de su carrera bajo la dirección de Ignacio Vergara, pasando luego al taller de Francisco Esteve, escultor acreditadísimo para la enseñanza del arte. Se distinguió en las esculturas de composición graciosa.
Su primer trabajo público fue un bajo relieve que presentó a la Real Academia de San Carlos, cuyo asunto es La Rendición de Valencia por el rey don Jaime, que le valió el título de Académico de Mérito. Precisamente en aquel mismo año, 1772, tuvo un hijo, que con el tiempo sería el primer grabador de su siglo: el gran Rafael Esteve.
Posteriormente, fue ascendiendo en la jerarquía académica, pasando por todos los grados, hasta que en diciembre de 1781 fue elegido Director general de la misma Academia de San Carlos.
A fines del reinado de Carlos III, y siendo príncipe de Asturias Carlos IV, se dispuso en palacio hacer un Nacimiento del Niño Dios para el que trabajaron los escultores de más renombre. Con tal motivo y por mediación del marqués de Llanera recibió el encargo de hacer 80 figuras de 50 cm de altura, que representaban las costumbres, oficios y trajes del Reino de Valencia. Este trabajo fue desempeñado con tal acierto y gracia que al ser entregado al monarca por mediación del conde de Olocau, Esteve fue llamado por S.M. para encargarle las figuras de San José, La Virgen y El Niño. Su éxito fue tal que se convirtió en el escultor de cámara en 1790. Entre sus numerosas obras destacan: un San Mateo, colocado en una de las conchas del Cimborrio de la catedral de Valencia; las estatuas de San Pedro, San Jaime y San Judas; en la capilla de la Purísima Concepción, una bellísima imagen de la misma; en la Capilla de Santo Tomás, Las Cuatro Virtudes, bajorrelieve en el remate del retablo; otro representando El martirio de San Blas; una Devoción; la Misericordia; en el nicho, el Busto del Santo Arzobispo de Valencia; una estatua de San Vicente Mártir, en la capilla de la iglesia de este nombre; en el cascarón del nicho y sobre la cabeza de la imagen, varios serafines, y un bellísimo ángel que baja a coronar al mártir.
