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Ocio y entretenimientoBiografía

Espinosa Saucedo, Juan, "Armillita" (1905-1964).

Matador de toros mejicano, nacido en Saltillo el 26 de junio de 1905, y muerto en la capital de México el 24 de mayo de 1964. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de "Armillita", apodo heredado de su padre, el novillero y banderillero de Zacatecas Fermín Espinosa. Era hermano de dos banderilleros, Cenaido y José, y de otro gran matador de toros, Fermín Espinosa Saucedo ("Armillita Chico"); además, tres de sus sobrinos han tomado también la alternativa: Fermín, Manuel y Miguel.

Alentado por el ambiente taurino que le rodeaba desde su nacimiento, se inclinó hacia el Arte de Cúchares cuando aún no había concluido sus estudios primarios. De las primeras pruebas en tientas y becerradas pasó pronto a despuntar como precoz novillero, máxime en las campañas de 1923 y 1924, en las que cosechó grandes triunfos en casi todas la ferias de su país natal. Y así, aún no había cumplido los veinte años de edad cuando, el día 30 de noviembre de 1924, en la plaza de toros de El Toreo, recibió la alternativa de manos de su padrino, el genial espada mejicano Rodolfo Gaona y Jiménez.

Ya convertido en matador de toros, intervino en cinco corridas en el resto de aquella temporada de 1924, justo antes de cruzar el océano Atlántico para desembarcar en España en 1925. Una vez llegado a la cuna del Arte de Cúchares, volvió a tomar la alternativa en la plaza toledana de Talavera de la Reina, el día 16 de mayo de dicha campaña, fecha en la que su nuevo padrino, el afamado diestro madrileño Marcial Lalanda del Pino, le facultó para que trasteara y despenara a un toro criado en las dehesas de Puente. En calidad de testigo, estuvo presente aquella tarde el caballero rejoneador Alfonso Reyes.

En el transcurso de aquella temporada de 1925 cumplió ocho contratos en suelo español, entre ellos el fijado en la plaza de toros de Madrid para el día 20 de septiembre, fecha en la que el joven Juan Espinosa Saucedo ("Armillita") confirmó su alternativa. Compareció entonces ante la primera afición del mundo apadrinado por el espada vizcaíno Serafín Vigiola del Torco ("Torquito"), y acompañados ambos por el coletudo madrileño José Roger Serrano ("Valencia"), que hizo las veces de testigo. Los toros jugados aquella tarde pertenecían a la ganadería de Sotomayor.

No gozó de demasiado renombre durante las campañas de 1926 y 1927, pero triunfó, en cambio, en la de 1928, durante la cual firmó dieciséis ajustes en la Península Ibérica, lo que le reportó, además, un ventajoso número de ofertas en su México natal, donde ya merecía el reconocimiento dispensado a las grandes figuras del toreo. En la temporada de 1930 intervino, en España, en diez festejos, y participó en otros ocho durante la campaña siguiente; pero en 1931 sólo protagonizó siete paseíllos a través de las arenas españolas, para caer a dos en la temporada de 1932, en la que decidió abandonar el oro del traje de luces para vestir la plata propia de los subalternos. Halló acogida, entonces, en la cuadrilla de su hermano Fermín Espinosa Saucedo, quien se había encaramado a los primeros puestos del escalafón taurino tanto en México como en España.

Posteriormente trabajó para otros matadores, entre los que hay que destacar al madrileño Luis Miguel González Lucas ("Luis Miguel Dominguín"), a cuyas órdenes se encontraba en la campaña de 1952-53, cuando fue gravemente corneado en la plaza Monumental de México. Las secuelas que le dejó este serio percance le obligaron a abandonar el ejercicio activo de la profesión.

Juan Espinosa Saucedo ("Armillita") fue un torero completo y variado, dominador de todas las suertes, desde las prodigadas con el capote (en cuyo manejo sobresalía brillantemente) hasta las ejecutadas con la muleta (que en sus manos se presentaba ágil y poderosa). Además, mataba con singular destreza y clavaba las banderillas sin apenas esforzarse, alternado la elegancia con la limpieza y habilidad que exige esta suerte. Fue, en definitiva, un matador de toros dotado de las mejores condiciones para llegar a los primeros puestos del escalafón, y sólo la indolencia le impidió convertirse en una gran figura del toreo capaz de alcanzar las cotas en las que brilló su hermano.

Autor

  • jrfc