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Escrivá de Romaní, Joan Ram (ca. 1430-ca. 1503).

Aristócrata, embajador y literato español, nacido con toda probabilidad en Valencia hacia 1430 y muerto en la misma ciudad hacia 1503. Miembro de un linaje ampliamente favorecido por los Trastámara aragoneses, Joan Ram Escrivá prestó inmejorables servicios diplomáticos a Fernando el Católico durante los años finales del siglo XV, en la época de la expansión militar de la Corona de Aragón por el reino de Nápoles, además de ocupar el oficio de Maestre Racional del reino de Valencia, vital enlace entre la fiscalidad del consell valenciano y las arcas regias. Como escritor, Joan Ram fue uno de los más excelsos representantes del auge literario del reino de Valencia en el tránsito de los siglos XV y XVI.

El Maestre Racional de Valencia

El linaje Escrivá se estableció en Valencia desde que uno de sus miembros, Guillem, acompañase al rey Jaime I en la conquista de la ciudad en el siglo XIII. Su inclusión en el estamento nobiliario no fue fácil, debido al origen converso de la familia, que sufrió numerosos procesos inquisitoriales de los que se salvó gracias a su colaboración en las empresas de la monarquía. En el siglo XV, Eiximén Pérez Escrivá de Romaní (¿-1463) se casó con Beatriz Ram, de cuya descendencia se procedería a la escisión del linaje en dos ramas: la primera, la de los barones de Beniparell, representada por el primogénito del matrimonio, también llamado Eiximén Pérez Escrivá de Romaní (¿-1513); la segunda, la de los barones de Patraix, representada por Joan Ram Escrivá de Romaní.

No se conocen demasiados datos acerca de la infancia y juventud del barón de Patraix, pero se supone que debió de crecer en la corte aragonesa de los Trastámara. Su primera aparición militar tuvo lugar en 1472, cuando fue elegido jurado de la ciudad de Valencia y acudió con tropas de ese reino a defender la posición de Juan II de Aragón en los asedios de Perelada y de Perpiñán, conflictos enmarcados en la rebelión de los catalanes contra su monarca a causa de la pugna entre Juan II y su hijo, el príncipe Carlos de Viana. La actuación de Joan Ram Escrivá fue destacadísima, principalmente en Perpiñán, donde derrotó a los agramonteses y dejó el camino abierto para la conservación de tan importante enclave pirenaico a favor de la causa del rey legítimo. El erudito valenciano V. Ximeno, autor de un catálogo de autores valencianos, describe así la acción del poeta (op. cit., I, p. 64a):

y no solo metió [i.e., Joan Ram Escrivá] socorro en todas las fortalezas del Rosellón que seguían la voz del Rey Don Juan, sino que ganó dos villas grandes; y viniendo muchas vezes a pelea con los franceses, en una de ellas derrotó y mató al Capitán Monsieur de Agramont, y abrió el camino a la rendición de Perpiñán.

Véase Guerra civil catalana.

En 1476, guiado por los buenos servicios prestados a la monarquía, Juan II le confirió el cargo de castellano de Morella, una de las fortalezas más importantes de la Corona de Aragón. El nivel de confianza de Joan Ram Escrivá en el entorno regio fue creciendo considerablemente durante los últimos años del reinado de Juan II; poco antes de morir, concretamente el 29 de enero de 1479, el tercer Trastámara aragonés concedió al barón de Patraix el oficio de Maestre Racional del reino de Valencia. No obstante, la confirmación de este nombramiento no llegó de forma inmediata, pues otro miembro de la corte, el vicecanciller Jaume García de Aguilar, alegó que los derechos le correspondían a él. Pese a todo, cuando Fernando el Católico sustituyó a su padre al frente de los destinos de Aragón, Joan Ram Escrivá ocupó el racionalato valenciano. Según E. Cruselles (op. cit., pp. 152-155), autor de un análisis sobre la institución, la época de Joan Ram Escrivá como Maestre Racional del reino de Valencia se caracterizó por una reestructuración del oficio, liquidando todas las cuentas pendientes y alzando al racionalato con una capacidad de maniobra alta en términos económicos. Todo ello redundó en que Joan Ram Escrivá fuese uno de los caballeros con más prestigio en el reino, como se deriva de su presencia destacada en la entrada real que los Reyes Católicos realizaron en la ciudad del Turia durante el año 1481 (Carreres, op. cit., pp. 91-92). En 1488 Fernando el Católico le hizo depositario de la fortaleza de Callosa, otro de los importantes enclaves del reino en el que el monarca aragonés quiso situar a un caballero de su entera confianza. La culminación en términos económicos de este ascenso del Maestre Racional en el seno de la nobleza valenciana se verificó en el año 1492, cuando Joan Ram Escrivá compró al conde de Cocentaina, Joan Rois de Corella, la otra mitad de la baronía de Patraix, que poseía el conde, titulándose así barón de Patraix y accediendo a la completa dignidad. De forma paralela, el Maestre Racional intentó obtener del Rey Católico prebendas para sus hijos: una canonjía para su primogénito, Ángel Ram Escrivá, o el asentamiento como contino y paje de la casa real aragonesa para su segundo hijo, también llamado Joan Ram Escrivá. Comenzaba la época de auge del linaje en el seno de la corte de los Trastámara de Aragón.

El embajador Escrivá

El 19 de noviembre de 1493 Joan Ram Escrivá se trasladó hacia Perpiñán, donde firmó como testigo el documento de concesión del rango de castellano de Amposta a favor de frey Diómedes de Vilaragut. Antes de partir a tierras pirenaicas, había concedido una autorización a favor de su sobrino, Jaume Escrivá, otorgándole el rango de regente del Maestre Racional. Esta situación absentista de Joan Ram al frente del racionalato fue motivada por el encargo recibido de Fernando el Católico, quien lo requirió para que fuera su embajador en Nápoles, para mediar en el conflicto que Alfonso de Nápoles mantenía con Carlos VII de Francia. Así, en 1495, ya durante el reinado de Ferrante II, el embajador Escrivá negoció en Ischia la concesión de algunas fortalezas de la región de Calabria a favor de Fernando el Católico, lo que redundó sin ninguna duda en la política anti-francesa que el monarca aragonés quería realizar en territorio italiano. Rotas las hostilidades, y con la presencia en Nápoles del ejército al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, la gran capacidad como gestor económico de Joan Ram Escrivá permitió a la ofensiva hispana disponer de tropas de refresco que, al mando de Juan de Cervellón, viajaron en el mismo año hacia Gaeta, donde el Gran Capitán se encontraba acosado por fuerzas franco-napolitanas. El propio embajador sufrió con vehemencia el clima de enfrentamiento bélico, pues a finales de 1495 fue asaltado por un grupo de bandidos, perdiendo la mayor parte de sus pertenencias y valiosos documentos para la política italiana.

En octubre de 1496 falleció el rey Ferrante II y fue elevado al trono napolitano Fadrique, tío del finado monarca y conde de Altamura. Ante la nueva situación, Joan Ram Escrivá realizó una peligrosa maniobra: dar instrucciones al Gran Capitán para que entrase en Castillnuovo e intentase que el pueblo napolitano se declarara a favor de Fernando el Católico como monarca de este reino. La audacia del embajador chocó con las proverbiales austeridad y prudencia del militar cordobés, que se limitó a cumplir las instrucciones del Rey Católico y asistió a la proclamación de Fadrique, dentro de los pactos firmados entre Aragón y Francia para poner fin a la guerra. A partir de este instante, la antaño amistosa relación que el embajador Escrivá había mantenido con Fernando de Aragón se enfrió un tanto, a pesar de que el rey de Nápoles, Fadrique, tenía en alta estima la presencia de Joan Ram entre su corte, como registra V. Ximeno (op. cit., I, p. 64b):

Embaxador eloquentíssimo y diligentíssimo consejero [...] que hasta aora para con nosotros ni ha havido cavallero de más prudencia, de más fe, ni de más voluntad de procurar nuestro bien [...] Dignos son de eterna memoria el ingenio y eloquencia (de que le dotó naturaleza con extraordinario favor) que enseñó en saber reconciliarnos con los ínclitos Reyes de España, y en asentar con firmeza la amistad reconciliada.

Tras el incidente citado entre el Gran Capitán y el embajador Escrivá, a través de la documentación de la política internacional editada por A. de la Torre se trasluce que el Maestre Racional de Valencia dejó de contar para las grandes empresas diplomáticas, quedándose rezagado a cumplir algunos trabajos menores, en especial el reparto de justicia entre aquellos nobles que, afines a Ferrante II, fueron despojados de sus posesiones por rebeldía ante el nuevo monarca. Para el año 1500, y siendo ya un hombre entrado en años, Joan Ram Escrivá había regresado a su Valencia natal, como se deduce de un documento en el que el Rey Católico le solicitaba, según el oficio de Racional, que liquidase ante la hacienda regia la parte económica correspondiente al impuesto que el reino de Valencia debía de pagar al monarca por la boda de su hija primogénita, Isabel de Castilla, con el rey portugués Manuel el Afortunado. Se trató este negocio del último que realizó Joan Ram Escrivá como Maestre Racional del reino de Valencia, puesto que el 5 de febrero de 1501 renunció su cargo a favor de su hijo homónimo (Joan Ram Escrivá). De forma honorífica, el Rey Católico permitió que el maestre saliente dispusiera del rango de consejero, manteniendo, eso sí, todas sus prerrogativas económicas. Una anécdota narrada por V. Ximeno con respecto a la muerte de Joan Ram Escrivá permite aseverar que el embajador falleció en los primeros años del siglo XVI, posiblemente hacia 1503:

No cuidó menos Mossén Juan Escrivá de servir al Rey del Cielo que a los Reyes de la tierra, ni por ocuparle éstos en gravíssimos negocios olvidava él de su salvación. Y, por esto, cansado de andar en cargos y embaxadas, se retiró a su patria valenciana, en donde, estando de rodillas un día delante de un Santo Crucifixo que ay en la Iglesia de las Monjas de la Santíssima Trinidad, pidiendo a Dios perdón de sus culpas y plazo para hacer penitencia dellas, oyó una voz que le dixo: «Un año». Y, llevando cuenta con más desvelo desde entonces, con la enmienda de su vida y con el plazo que se le avía señalado, murió al cabo de él, con prendas de eterna felicidad.
(Ximeno, op. cit., I, pp. 64b-65a).

El hombre de letras: ¿el "Comendador Escrivá"?

La relación de Joan Ram Escrivá con la cultura del reino de Valencia en los años finales del siglo XV fue destacadísima. El erudito V. Ximeno le atribuye la participación en diversas obras escritas en la lengua materna del embajador, como la Contemplació a Jesus Crucificat, feta per Mossen Joan Escrivà, Mestre Racional, e per Mossén Fenollar (edición príncipe en Valencia, Jaume de Vila, 1495, junto a la Historia de la Passió del mismo Fenollar), una obra hoy perdida, titulada Obra feta sobre un deport de la Albufera per lo reverent mossén Fenollar, prevere, e per lo magnífich Johanot Escrivà, cavaller, Mestre Racional del molt alt Senyor rey, en regne de València, y, por último, Lo Jobi de París, un razonamiento en prosa dirigido a Joan Rois de Corella, otro destacado poeta valenciano. Mosén Bernat Fenollar, el gramático y poeta valenciano, albergó en su casa una serie de tertulias literarias que conformaron el ambiente cultural del pre-humanismo del reino de Valencia, tertulias en las que, cuando sus negocios se lo permitieron, Joan Ram Escrivá debió de ser uno de los más activos participantes. En sus obras valencianas, el Maestre Racional demuestra su conocimiento de temas religiosos y espirituales, así como diversas referencias a lecturas clásicas, además del costumbrismo típico y habitual en las citadas composiciones.

De igual forma, es preciso señalar que el Maestre Racional contrajo matrimonio con Beatriu de Mompalau, cuya hermana mayor, Violant de Mompalau, estaba casada con el comendador Luis de Castellví, cuñado de Joan Ram y de quien pueden leerse algunos versos en el Cancionero general de Hernando del Castillo (Valencia, 1511). Posiblemente, ambos coincidiesen en las sabrosas tertulias literarias organizadas en la casa de Berenguer Mercader, con quien Luis de Castellví estaba emparentado. El hecho de que a doña Beatriu de Mompalau, esposa del Maestre Racional, dedicase Miquel Pérez su Vida de la sacratíssima Verge Maria (Valencia, 1494), vuelve a insistir en la presencia de Joan Ram dentro del entramado literario valenciano de finales del siglo XV. Además, Miquel Pérez, clavero de censales de Valencia y también poeta del Cancionero general, recibía un sueldo por examinar la receptoría inquisitorial de Valencia, cuentas que estaban al cargo del Maestre Racional, lo que podría sugerirnos una relación de amistad entre ambos también que hiciese lógica la dedicatoria de la obra de Miquel Pérez a la esposa de Joan Ram Escrivá.

Su probada capacidad como poeta y escritor, su participación en las veladas literarias de Fenollar y Mercader, así como su relación con vates del Cancionero general, como Luis de Castellví y Miquel Pérez, son factores que tradicionalmente han sido vistos como suficientes para identificar a Joan Ram Escrivá como el famoso "comendador Escrivá", uno de los más significativos poetas cancioneriles en lengua castellana. Tal identificación, propuesta por M. de Riquer, es aceptada por los especialistas académicos en poesía cancioneril (B. Dutton, G. Caravaggi o J. L. Sirera, entre otros), aunque con dudas pues su hijo homónimo también es algo sospechoso de ser el "Comendador Escrivá" de las rúbricas cancioneriles. No obstante, hay que considerar como altamente probable que Joan Ram Escrivá padre, cuyo prestigio literario y poético es indudable, sea el originalísimo poeta cancioneril que cuenta con obras tan notables como la Nao de Amor, un interesantísimo poema estudiado por el profesor Caravaggi en el que se adaptan las influencias mutuas entre la poesía italiana de nuevo cuño y la cancioneril castellana. Asimismo, algunas pequeñas canciones del Comendador Escrivá tuvieron una fama que se extendió como la pólvora por los literatos del Siglo de Oro. Es el caso, por ejemplo, de su famosa canción Ven, Muerte, tan escondida (Dutton ID 6278), loada por Baltasar Gracián como ejemplo de agudeza. Con estos amorosos y notables versos finaliza esta semblanza del Comendador Escrivá:

Ven, Muerte, tan escondida
que no te sienta comigo,
por que el gozo de contigo
no me torne a dar la vida.

Ven como rayo que hiere,
que hasta que ha herido
no se siente su ruïdo,
por mejor hirir do quiere:
assí sea tu venida;
si no, desde aquí me obligo
que el gozo que avré contigo
me dará de nuevo vida.

Bibliografía

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  • SIRERA, J. L. "Una Quexa ante el dios de Amor... del Comendador Escrivá, como ejemplo posible de los autos de amores" (en Literatura Hispánica, Reyes Católicos y Descubrimiento. Actas del Congreso Internacional sobre literatura hispánica en la época de los Reyes Católicos y el descubrimiento, dir. M. Criado del Val, Barcelona, PPU, 1989, pp. 259-269).

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  • VICIANA, M. de Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia. (Barcelona, Pablo Cortey, 1566. Ed. facsímil, con estudio preliminar e índices de S. García Martínez, Valencia, Universidad de Valencia, 1972-1983, 5 vols).

  • XIMENO, V. Escritores del Reyno de Valencia. (Valencia, Joseph Estevan Dolz, 1747, 2 vols. Ed. facsímil, Valencia, París-Valencia, 1991).

  • ZURITA, J. Historia del Rey Don Hernando el Cathólico. (Ed. A. Canellas, Zaragoza, Departamento de Cultura y Educación, 1989-1996, 6 vols).

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez.