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BiografíaEconomía

Escoriaza y Fabró, Nicolás de (1869-ca.1940).

Empresario español, nacido en 1869 y fallecido durante o poco después de la Guerra Civil Española. Procedentes de una familia pudiente, los hermanos Escoriaza heredaron los negocios que había establecido su padre en Zaragoza y se convirtieron en uno de los apellidos más representativos del mundo de los negocios zaragozanos. Creadores, junto con el apoyo de otros socios, de lo que se denominó Grupo Escoriaza, abarcaban distintas ramas del mundo empresarial.

Una de las actividades más importantes de la familia Escoriaza fue el sector del ferrocarril. Sus primeras acciones en este terreno fueron mediante la contratación de obras públicas. Sin embargo, en poco tiempo consiguieron llegar a ser los primeros como constructores de maquinaria rodante y promotores directos de empresas de tranvías.

Como todos los jóvenes de familias de alto poder adquisitivo, Nicolás cursó estudios en las principales ciudades europeas. En el caso de Nicolás fue en París. De allí consiguió numerosos contactos franceses y belgas que le fueron de gran utilidad para la posterior marcha de los negocios familiares.

Hacia 1895, la familia Escoriaza emprendió en Zaragoza un negocio de carpintería de madera y metal asociados a Pablo Carde y Ricard. Pronto comenzaron a llegar los primeros pedidos de vagones para compañías ferroviarias. La empresa, que comenzó llamándose Talleres Corde y Escoriaza, cambió su denominación y más tarde fue conocida como Material Móvil y Construcciones. La importancia de esta nueva empresa creada por los Escoriaza radicó en que fue ella el centro de operaciones del grupo.

Por otro lado, la figura que mejor personificó las estrechas relaciones con los distintos grupos empresariales franceses y belgas fue Nicolás. Esto se puso de manifiesto cuando le ofrecieron distintos puestos en varias de las empresas de estos países. Por ejemplo, en 1908 desempeñó la presidencia de la Exposición Hispano-Francesa y en 1910 ocupó la comisaría regia de la Exposición Universal de Bruselas.

De los tres hermanos Escoriaza, fue Nicolás el que tuvo mayor empeño y dedicación para diversificar la empresa familiar, expandirla hacia fuera de la región aragonesa y acercarla a las más altas esferas empresariales, tanto de otras regiones españolas como internacionalmente.

Por su parte, la región zaragozana nunca dejó de estar atendida por la familia ya que Manuel dedicó toda su vida profesional a cuidar del negocio familiar dentro de Zaragoza.

Por tanto, la iniciativa empresarial de los Escoriaza en el sector del ferrocarril empezó en un momento de crecimiento. Pese a que comenzaron durante la Guerra de Cuba, el sector de la construcción de material rodante para ferrocarriles se encontraba protegido por el Estado.

Sin embargo, no sólo se dedicaron a los ferrocarriles sino que, como afectados por la fiebre modernizadora de las ciudades europeas, había una proliferación de la construcción de tranvías eléctricos. Esta situación favorable para la fabricación de material rodante para tranvías fue aprovechada por los Escoriaza y sus socios franceses y belgas. Este afán por modernizar las ciudades también se dejó notar en España. Sobre 1902-03 los Escoriaza participaron en la electrificación de los tranvías en Zaragoza. Nicolás fue el promotor de la electrificación del tranvía en Granada y lo hizo mediante la adquisición en 1903 de la sociedad francesa Tramways de Granade et de Murcie. Estos dos casos se repitieron en otras ciudades españolas durante la primera década del siglo.

La Primera Guerra Mundial ofreció a los Escoriaza una nueva oportunidad de diversificarse. Al nacionalizar la mayoría de las empresas durante la dictadura de Primo de Rivera, ampliaron su papel como intermediarios de la banca y las finanzas para buscar inversiones y negocios ferroviarios y tranviarios en las regiones españolas.

Uno de los motivos que obligó a los Escoriaza a esta diversificación de negocio fue la estrechez de mercado y la irregularidad de la demanda que impedía la especialización de las empresas. Debido a sus continuos viajes y traslados —al contrario que Manuel, que permaneció en Zaragoza—, Nicolás trasladó su residencia durante los años veinte a otro centro de industrialización española, el País Vasco. En concreto, se trasladó a San Sebastián.

Desde sus comienzos, Nicolás había intentado ligar los negocios de tranvías y urbanización tal y como hiciera en Granada. Fruto de esta iniciativa surgieron sociedades como Terrenos y Construcciones (1928) y más tarde otras.

Durante los años treinta, Nicolás alcanzó su cumbre profesional. Ocupó los cargos de vicepresidencia en las Compañías del Norte y del Central de Aragón. También fue miembro del consejo de administración de los ferrocarriles del Oeste y del de Madrid a Aragón y en la Industrial Química de Zaragoza. Además, Nicolás estrechó relaciones con financieros como los Urquijo, Espalza, de la Sota, etcétera.

Las tendencias empresariales de Manuel y Nicolás tomaron rumbos diferentes. Nicolás se movió por distintas ciudades españolas y al final fijó su residencia en el País Vasco, mientras que Manuel se centró en Zaragoza. Estas dos ramas se acentuaron en la tercera generación de los Escoriaza, cuando la primera de ellas sufrió la crisis tranviaria de la época franquista y la otra se benefició de la expansión urbanística zaragozana.

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