Epaminondas (411-362 a. C).
Discípulo del pitagórico Lisis de Tarento, su figura no se hace realmente visible hasta el año 371 a. C., en el que, en calidad de beotarca, sobresalió en el Congreso reunido en Esparta. Sin embargo, antes de esa fecha, este aristócrata ya había colaborado en la restauración del poder tebano (379-371 a. C.). En las negociaciones de paz, hubo un enfrentamiento con el rey espartano Agesilao, pues Epaminondas había solicitado que en el tratado final el término "tebanos" se sustituyera por el de "beocios" (lo que suponía un reconocimiento de la Liga Beocia). Por ese motivo, Agesilao, contrariado y con el beneplácito de Atenas, excluyó a Tebas del tratado, con lo que la paz no fue más que papel mojado. Su figura se une irremediablemente a su fiel amigo Pelópidas, algo más joven que él, y que colaboró igualmente al sostenimiento de la hegemonía tebana (371-362 a. C.). El genio de Epaminondas brilló especialmente en el campo de la estrategia militar al idear el "orden de batalla oblicuo". Epaminondas ensayó esta nueva táctica en la batalla de Leuctra (371 a. C.) contra los espartanos. De ese modo, el ejército espartano, que basaba su hegemonía en el empuje de su ala derecha, se vio soprepasado por esta nueva estrategia, en la que el ala izquierda llevaba el peso de la acción. Esta derrota supuso un duro golpe para Esparta del que ya no volvería a recuperarse. Un año más tarde, Epaminondas invadió el Peloponeso con el fin de ayudar a los arcadios a librarse del dominio de Esparta. Además de conseguir la independencia de Arcadia, logró también algo más tarde la de Mesenia. Su siguientes invasiones del Peloponeso en el 369 a. C. y en el 367 a. C. tuvieron una repercusión mucho menor. En el 364 a. C., Epaminondas quiso acabar con la supremacía naval de Atenas y condujo una flota hasta Bizancio. Tras sus nuevas campañas a favor de los arcadios y su intento de atacar Esparta por sorpresa, Epaminondas obtuvo otra victoria, aunque de escaso significado, en Mantinea (362 a. C.), donde este valeroso general murió a causa de las heridas recibidas.
La figura de Epaminondas se destaca como una de las más respetadas del siglo IV a. C. a causa de la nobleza de su carácter. En cuanto a su innovación estratégica, que consiguió imprimir un fuerte golpe a la supremacía militar de Esparta, fue la precursora de las nuevas estrategias de Filipo II de Macedonia y de Alejandro Magno.
Teresa Jiménez-Calvente.
