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LiteraturaPeriodismoBiografía

Émié, Louis (1900-1967).

Poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, periodista y crítico de arte francés, nacido en Burdeos el 17 de abril de 1900 y fallecido en su ciudad natal en 1967. Autor de una obra poética profundamente original, en la que sorprende su perfecto dominio de los moldes estróficos clásicos de la tradición lírica italianizante, se mantuvo siempre al margen de los dictados de las modas, tendencias o corrientes literarias que tanto influyeron en la mayor parte de los autores de su generación. Fue, además, durante toda su vida un hombre apasionadamente enamorado de España, país en el que descubrió -según sus propias palabras- "su conciencia poética" y al que convirtió en uno de los temas centrales de su obra.

Vida.

Nacido en el seno de una familia de clase media formada por un ciudadano francés y una mujer de nacionalidad española, aprendió desde niño a amar esa España de la que continuamente le hablaba su madre. Años más tarde, tendría ocasión de recorrer con detenimiento la toda la Península Ibérica, aunque sólo en calidad de viajero o visitante, ya que toda su vida se desarrolló en su Burdeos natal, ciudad en la que dio inicio a su brillante carrera periodística cuando todavía era un muchacho, al publicar sus primeros artículos en La Petite Gironde. A partir de entonces, todas sus actividades profesionales estuvieron ligadas a la prensa escrita, ámbito en el que llegó a alcanzar el puesto de redactor-jefe en el rotativo Sud-Ouest.

Hombre de vivas inquietudes creativas, humanísticas e intelectuales desde su temprana juventud, Louis Émié brilló en su entorno meridional por sus novelas y ensayos, así como por sus críticas de arte y, ocasionalmente, por sus piezas musicales (pues también fue un destacado compositor). Sin embargo, su auténtica vocación artística era el cultivo de la poesía, al que se entregó casi en secreto desde su adolescencia, con tan silenciosa entrega que no llegó a publicar su primer poemario hasta 1935, cuando había cumplido ya los treinta y cinco años de edad. A pesar de esta discreción y timidez a la hora de publicar poesía, y de su negativa a abandonar su ciudad natal para promocionarse como escritor en París, era sobradamente conocido y respetado en los ambientes intelectuales de toda Francia merced al resto de sus escritos, y llegó a compartir fuertes lazos de amistad con otros autores coetáneos tan destacados como Max Jacob (1876-1944), Jean Cocteau (1889-1963), Marcel Jouhandeau (1888-1979) y Maurice Sachs (1906-1945); fue, además, íntimo amigo del compositor de ballet Henri Sauguet (1901-1989) y de la escritora Yanette Delétang-Tardif.

Entre los numerosos galardones y distinciones que jalonaron su brillante trayectoria literaria, cabe recordar el Premio "Pantheón", que recayó, en su convocatoria de 1944, en su poemario Le Nom de Feu (El nombre de fuego, 1944); el Premio "Jean Moréas", otorgado a su colección de versos L'État de Grâce (El estado de gracia, 1946); y, entre otros muchos, el "Gran Premio de la Ciudad de Burdeos" -en su edición de 1958- y el Premio Francis Jammes (1960).

Obra

La poesía de Louis Émié -sin duda alguna, la parte más valorada, en la actualidad, del conjunto de su producción literaria- acusa en una primera etapa la influencia de los versos de Rainer Maria Rilke (1875-1926), lectura que contribuyó significativamente al descubrimiento gozoso de un universo lírico interior poblado de referencias míticas tan ocultas como personales. Poco a poco, con la maduración de sus hábitos lectores, el joven poeta de Burdeos fue conociendo las obras de otros autores que también dejaron una huella indeleble en su obra, como el genial Jules Supervielle (1884-1960) -uno de los grandes precursores de la Vanguardia- y el gran maestro de la poesía pura Paul Valéry (1871-1945); pero entre todos los guías y mentores de su quehacer poético ocupó un papel crucial el ya citado Max Jacob, íntimo amigo de Émié y presencia destacada en sus poemas primerizos, que vieron la luz agrupados bajo los títulos de Les relations humaines (1935) y Quatre poémes (1939).

En la década de los años cuarenta, Louis Émié incrementó su bibliografía lírica con otros poemarios como Amour de notre amour (1941), Délice du vivant (1941), J'habite ice (1942), Le nom de feu (1944), L'hiver et l'eté (1944), L'etat de grâce (1946), Perséphone (1946), Danse des morts (1947), Ce désert (1947) y Les dormeuses (1948), a las que luego sumó nuevas entregas líricas que le convirtieron en uno de los poetas más fecundos de las Letras franceses de mediados del siglo XX, a pesar de su demora a la hora de empezar a publicar sus primeros poemarios. Entre estas colecciones de versos que Émié dio a la imprenta ya en su madurez, cabe recordar las tituladas Invention de la morte (1950), L'eclair et le temps (1951) -libro escrito en colaboración con su amiga Yanette Delétange-Tardif y el también poeta Roger Belluc-, Romancero du profil perdu (1951), Les chemins de la mer (1951), Hauts désirs sans absence (1953), La forme humaine (1953), Plaintes (1956), La rose des mers (1957), Le rosignol (1957), L'ange (1958), La dame aux chats (1959), Le volubilis (1960), Invention de l'amour (1961) y La nuit (1962).

En líneas generales, en todos estos volúmenes poéticos del autor de Burdeos puede apreciarse su incesante búsqueda de una perfección formal que, en el plano estrictamente métrico, se resuelve en la selección de moldes estróficos tan clásicos y exigentes como el soneto (combinación de versos en la que Louis Émié sobresalió por encima de cualquier otro poeta de su tiempo). Pero este virtuosismo técnico no implica en modo alguna la sobrecarga de elementos léxicos o retóricos; antes bien, Émié desprecia cada vez con mayor intensidad lo superfluo y anecdótico para buscar, por vía de la economía lingüística, una voz sobria, depurada y auténtica que le permita expresar con nitidez las atribuladas tormentas que se dan en su interior (unas veces originadas en sus propios vaivenes anímicos, y otras veces derivadas de factores universales que afectan en cualquier época y lugar al ser humano, como la presencia imborrable de la muerte).

Al margen de esta amplia e intensa producción poética, el escritor de Burdeos llevó también a la imprenta algunas obras en prosa que le han granjeado un lugar de privilegio entre los narradores y ensayistas galos del siglo XX. Tal vez su texto en prosa más conocido y celebrado por la crítica y los lectores sea su bellísima y emotiva colección de apuntes, observaciones y reflexiones ensayísticas que, bajo el sobrio pero elocuente título de Espagnes (Españas, 1935), testimonian la adoración de Louis Émié por la tierra en la que había nacido su madre, y en la que pasó una larga temporada (1939-1940) en calidad de viajero, recorriendo algunos lugares que, como Granada, Toledo, Burgos o Ibiza, habrían de suministrarle abundante material de reflexión para una segunda edición ampliada de dicha obra, publicada en 1955 con un importante añadido: el escrito titulado "Mémorial espagnol". Además de la fascinación que sentía por dichos enclaves, Louis Émié reconoció siempre su devoción por la música española, desde las grandes composiciones clásicas -como Noches en los jardines de España, de Manuel de Falla (1876-1946)- hasta las tonadas y melodías populares -como la famosa canción "La violetera", que el escritor de Burdeos escuchaba una y otra vez en la interpretación de Raquel Meller (1888-1962)-, pasando, cómo no, por el género musical hispano por excelencia: la zarzuela -era habitual en su casa, según contaron quienes la habían frecuentado, el sonido de fondo de los compases de La Verbena de la Paloma, del maestro salmantino Tomas Bretón (1850-1923)-. Amaba, además, con verdadera pasión el cante y el baile flamencos, y, por encima de todo, la ciudad, las costumbres y los tipos humanos de Madrid, a los que describió con asombrosa fidelidad en una de los mejores textos que jamás ha escrito un extranjero sobre la Península Ibérica: "L'Espagna castiza" ("La España castiza"). Cabe recordar, en fin, que la pasión de Louis Émié por la Piel de Toro dejó su huella también en algunos poemas suyos como "Prière du Greco", ampliamente difundido en diferentes publicaciones culturales españolas.

El resto de su producción en prosa comprende algunas narraciones de ficción como los relatos extensos L'abdicación des pauvres (1922) y Passage de la folie (1935), y las novelas La nuit d'octobre (1929) y Le dieu sans tête (1944). Además, el escritor de Burdeos fue autor de los ensayos Langage et humor chez Marcel Proust (1928), Dialogues avec Max Jacob (1954) y André Gaillard (1954), así como de la pieza teatral titulada Coplas (publicada, con carácter póstumo, en 1965).

Bibliografía

  • AMOUREUX, Henri y LORENQUIN, Albert. Louis Emié (París: Seghers [col. "Poètes d'aujourd'hui", nº 83], 1961).

  • BOISDEFREE, Pierre. Les écrivains français d'Aujourd'jui (París: Presses Universitaires de France, 1965).

  • BOISDEFREE, Pierre. La poésie française de Baudelaire à nos jours (París: Perrin, 1966).

  • DUBRUCA GALIN, Danielle. Literatura francesa contemporánea (Palma de Mallorca: Prensa Universitaria, 1988).

  • LORANQUIN, Albert. Louis Emié (París, 1958).

  • ORTEGA ÁLVAREZ, M. Poesía francesa contemporánea (1915-1965). Antología bilingüe (Madrid: Akal, 1983), 2 vols.

  • VANDERCAMMEN, Edmond. "La tendesse anxieuse de Louis Emié", en Jounal des Poètes (abril de 1954).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.