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Élis, Bernardo (1915-1997).

Poeta, narrador, periodista, abogado y profesor universitario brasileño, nacido en Corumbá de Goiás (en el estado de Goiás) el 15 de noviembre de 1915, y fallecido en su ciudad natal el 30 de noviembre de 1997. Autor, entre otras obras, de la espléndida novela O tronco (El tronco, 1956) -que fue llevada al cine con gran éxito por el cineasta João Batista de Andrade en 1999-, cultivó con acierto otros géneros literarios y se consolidó como una de las figuras más brillantes de las Letras brasileñas de la segunda mitad del siglo XX.

Vino al mundo en el seno de una familia de arraigada tradición literaria, formada por el poeta Érico José Curado y su esposa Marieta Fleury Curado. Su padre, que se encargó personalmente de inculcarle sus primeras letras cuando aún era un niño de corta edad, le legó así su amor a la poesía y su interés por los saberes humanísticos.

Al cumplir los ocho años de edad, abandonó su pequeña localidad natal -sita en un bellísimo enclave montañoso- para trasladarse a la capital del estado, Goiânia, donde se estableció en casa de su abuelo materno y dio inicio a su escolarización oficial en una de las escuelas públicas de la ciudad. Pero el pequeño Bernardo no se adaptó bien a la vida en la gran urbe, por lo que pronto regresó al valle donde había visto la luz, regado por el río Corumbá y el arroyo Bagagem. Allí, de nuevo en el hogar familiar, su educación volvió a ser responsabilidad exclusiva de su progenitor, quien le inclinó definitivamente hacia el cultivo de la creación literaria.

No es de extrañar que, con dicho tutor a cargo de sus estudios y lecturas, el joven Bernardo se revelase como un escritor precoz a la temprana edad de doce años, cuando escribió un interesante relato inspirado en "Assombramento", el célebre cuento de Afonso Arinos de Melo. Tres años después, cuando estaba a punto de cumplir los quince (1928), Bernardo Élis retornó a la enseñanza oficial como alumno del instituto de Goiás, ciudad a la que acababa de trasladarse en compañía de su familia.

Allí, el precoz escritor continuó ampliando sus ya extensos y profundos conocimientos literarios, centrados fundamentalmente -por aquel período de su juventud- en las obras de dos grandes clásicos de la narrativa decimonónica escrita en lengua portuguesa: el brasileño Joaquim Maria Machado de Assis y el lusitano José Maria Eça de Quirós. Además, mostró especial interés por la producción de los autores modernistas.

Su irregular -bien es verdad que fructífero- período de escolarización contempló una nueva interrupción durante un largo plazo de doce años, en el que Bernardo Élis se dedicó a profundizar en la lectura de los grandes clásicos de las tradiciones portuguesa, brasileña y europea. Finalmente, concluyó en 1940, en el instituto de Goiânia, su formación secundaria, y obtuvo así el título de bachiller en Letras.

Pasó, a continuación, a cursar la carrera de Leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Goiás, materia en la que se licenció en 1945. Entretanto, al margen de ahondar de forma autodidáctica en el estudio de los grandes narradores, Bernardo Élis se había visto obligado a introducirse en la Administración pública, en la que, durante el resto de su vida, habría de desarrollar un prolongada carrera como funcionario de muy distintos departamentos. Así, en 1936 comenzó a trabajar para la Administración en calidad de escribano de la Delegación Policial de Anápolis, para pasar a continuación a desempeñar el mismo cargo en dependencias policiales de su Corumbá natal. Y en 1939 fue enviado a un nuevo destino, esta vez en Goiânia: el de secretario de la Prefectura Municipal, cargo de alta responsabilidad que, en dos ocasiones, le exigió asumir, de forma interina, las funciones y obligaciones propias del Prefecto.

Entretanto, Bernardo Élis se había ido introduciendo en los principales foros y cenáculos literarios de la vida cultural de la región central del Brasil, donde empezó a ser conocido por algunos poemas y relatos que vieron la luz en las páginas de los periódicos y revistas de la zona. Así, puede afirmarse que, desde 1935, era uno de los más bulliciosos "modernistas" del panorama artístico e intelectual de Goiânia, donde, al igual que la mayor parte de sus compañeros de generación, procuró manifestar su ruptura con el academicismo y la cultura oficial que se empecinaba en mantener vigente el trasnochado legado decimonónico. Téngase en cuenta que, en el panorama cultural brasileño de la primera mitad del siglo XX, el Modernismo fue, desde la celebérrima "Semana del Arte Moderno de São Paulo" (1922), un movimiento fundamentalmente vanguardista e innovador, en nada parecido al Modernismo hispanoamericano.

Así las cosas, en 1942, con un libro de poemas y una colección de relatos bajo el brazo, el animoso Bernardo Élis Fleury de Campos Curado se trasladó a Río de Janeiro con la esperanza de asentarse en la cosmopolita capital carioca y publicar allí estas obras inéditas. Pero de nuevo la magnitud de la gran metrópolis y la peculiar forma de vida de sus habitantes se sobrepusieron al carácter tranquilo y sosegado de aquel discreto hombre de provincias, por lo que el todavía joven escritor regresó enseguida a Goiás sin haber dado a la imprenta sus cuentos y poemas, y -lo que era aún peor para quien ya empezaba a sentirse un autor fracasado- sin haberse integrado en ninguna de las principales comunidades literarias del Brasil (como la carioca, la paulista, la bahiana o la recifeña).

Pero, lejos de desanimarse por su frustrado intento de conquistar el mercado editorial de Río de Janeiro, Bernardo Élis decidió volcar todo su esfuerzo en la promoción y animación cultural de aquella región central en la que tenía sus raíces. Así, tras haberse afincado nuevamente en Goiás fundó allí la revista Oeste, en la que publicó algunas de las piezas poéticas y narrativas que había pretendido dar a la imprenta en Río (entre ellas, uno de sus relatos más aplaudidos por la crítica y los lectores: "Nhola dos Anjos e a cheia de Corumbá").

En muy poco tiempo, esta presencia constante como animador cultural en la vida artística e intelectual de su región le permitió publicar su primera colección de relatos, Ermos e gerais (1944), editada por el Departamento de Publicaciones del municipio de Goiânia. De forma sorprendente (bien es verdad que no por la calidad literaria de los textos, merecedora de los más encendidos elogios), esta obra fue saludada con entusiasmo por la crítica nacional, que situó de inmediato a Bernardo Élis entre las grandes revelaciones de la narrativa brasileña del momento.

Aquel año de 1944 resultó especialmente feliz para el escritor de Corumbá de Goiás, pues además de haber publicado su primer libro y obtenido con él un éxito rotundo, contrajo nupcias con la poetisa Violeta Metran. Al año siguiente, ya plenamente integrado en la comunidad literaria brasileña, marchó a São Paulo para participar en el 1er Congreso Nacional de Escritores, donde tuvo ocasión de entablar amistad con algunas figuras tan representativas de las Letras brasileñas del momento como Mário de Andrade, José Benito Monteiro Lobato y, entre otros, Aurélio Buarque de Holanda Ferreira, quien, al cabo de treinta años, habría de recibirle en su ingreso oficial en la Academia Brasileira de Letras (verificado el día 10 de diciembre de 1975).

Tras este fructífero encuentro en tierras paulistas, Bernardo Élis regresó a Goiânia y fundó allí la Associação Brasileira de Escritores, en la que, por elección directa del resto de sus miembros, ocupó la Presidencia. Poco después, sin abandonar nunca la Administración pública -en la que tenía garantizado sus sustento-, decidió imprimir un brusco giro a su trayectoria laboral y adentrarse en el sendero de la docencia, en calidad de profesor de la Escuela Técnica de Goiânia. A partir de entonces, su vida profesional habría de estar ligada al magisterio, que desempeñó también como profesor de la Enseñanza Pública en diferentes escuelas estatales y municipales de su tierra.

Así, compaginando esta dedicación profesional a la enseñanza con su innata vocación creativa, Bernardo Élis fue pergeñando una rica y variada producción literaria en la que, tras una inicial incursión el género poético -Primeira chuva (1955)-, se decantó definitivamente por la prosa de ficción, especialmente en la modalidad del género cuentístico. A la narrativa breve brasileña de la segunda mitad del siglo XX aportó, en efecto, algunas colecciones de relatos tan brillantes como las tituladas Caminhos e descaminhos (1965) -que fue distinguida por la Academia Brasileira de Letras con su relevante premio "Afonso Arinos"-, Veranico de janeiro (1966) -galardonada con los prestigiosos premios "José Lins do Rego" (1965) y "Prêmio Jabuti", de la Câmara Brasileira do Livro (1966)-, Caminhos dos gerais (1975) y André Louco (1978), obras que, sumadas a su primera aportación al género -la ya mencionada Ermos e gerais (1944)-, le convirtieron en uno de los grandes maestros contemporáneos del cuento escrito en lengua portuguesa.

Además de estos libros de relatos, Bernardo Élis alcanzó gran notoriedad como narrador por su excelente novela O tronco (1956), basada en episodios reales de la agitada historia brasileña de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Narra los violentos enfrentamientos a que dieron lugar las disputas por el poder, en la región central del Brasil, entre los grandes hacendados y el Gobierno.

Élis también cultivó el ensayo y el estudio crítico. Por un escrito suyo de esta naturaleza, titulado "Marechal Xavier Curado, criador do Exército Nacional" (1972), fue galardonado con el premio "Sesquicentenário da Independência". Y en 1987 recibió el premio de la Fundação Cultural de Brasilia, por la suma total de sus obras, así como la Medalla del Instituto de Artes y Cultura de Brasilia.

Cofundador y vicedirector del Centro de Estudios Brasileños de la Universidad Federal de Goiás -en el que también impartió clases durante mucho tiempo-, Élis culminó su brillante trayectoria docente como profesor de Literatura en la Universidad Católica de Goiás. Figura imprescindible en cuantos congresos, conferencias y reuniones literarias se celebraban no sólo en la región Central del Brasil, sino en los principales foros culturales y artísticos de todo el país (como São Paulo, Belo Horizonte, Porto Alegre e Goiânia, donde intervino en diferentes congresos de escritores), fue uno de los grandes promotores del I Congresso de Literatura celebrado en Goiás (1953).

Siempre ligado a la vida pública y la Administración de su tierra natal, entre 1970 y 1978 ejerció el cargo de Asesor Cultural del Estado de Goiás, al que representó oficialmente en numerosas ocasiones en Río de Janeiro, São Paulo, Brasilia y otras grandes ciudades de Brasil. Tras este largo período dedicado a la política cultural y educativa, volvió a ocupar su plaza de profesor en la Universidad Federal de Goiás, sin dejar por ello de desempeñar otros cargos públicos de gran relieve (como el de Director Adjunto del Instituto Nacional del Libro, que le mantuvo en Brasilia desde 1978 hasta 1985; o el de miembro del Consejo Federal de Cultura, que desempeñó entre 1986 y 1989).

A mediados de los años setenta vio la luz una valiosa antología de su obra, titulada Seleta de Bernardo Élis (1974), con selección a cargo de Gilberto Mendonça Teles y estudio y notas de Evanildo Bechara (1974).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.