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Ocio y entretenimientoBiografía

Domínguez Campos, Manuel, "Desperdicios" (1816-1886).

Matador de toros español, nacido en Gelves (Sevilla) el 27 de febrero de 1816, y muerto en Sevilla el 6 de abril de 1886. En el planeta de los toros, es conocido por el sobrenombre de "Desperdicios".

"Desperdicios" ha pasado a los anales de la Tauromaquia por haber hecho gala de un valor y una sangre fría ajenos al común de los mortales. Cuentan que el origen de su apodo se debe a la decidida exclamación con que espantó al público de El Puerto de Santa María (Cádiz), después de haber recibido una certera cornada que le vació la cuenca de un ojo. Arrancándose con decisión el colgajo sanguinolento que pendía de la órbita ocular, Manuel Domínguez gritó: "¡Fuera desperdicios!". Otros cronistas desmienten tan escalofriante anécdota, y apuntan que el apodo se lo puso el genial Pedro Romero, quien, teniéndolo como alumno en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, celebró su destreza y valor con una de sus acostumbradas sentencias: "¡Este muchacho no tiene desperdicio!". Sea como fuere, lo cierto es que "Desperdicios" perdió un ojo en 1853, a consecuencia de una grave cornada sufrida en la plaza de El Puerto, lo que no le arredró ni le movió a cortarse la coleta.

Audaz y aventurero, Manuel Domínguez encarnó por excelencia el prototipo del torero romántico. Tras recibir la alternativa de manos de Juan León, "Leoncillo" -en cuya cuadrilla se había ido forjando como torero-, marchó a América, en donde alternó su vocación de matador de toros con otras actividades no menos arriesgadas. Llegó a tomar partido en contiendas bélicas, siguiendo la bandera del general Rosas. Su novelesca andadura no carece de una captura en manos de las tropas enemigas, del subsiguiente período de prisión, y de una posterior y afortunada huida que le devolvió a España en 1852, en donde retomó su carrera taurina.

En 1858 cosechó tres sonoros triunfos en la Maestranza sevillana, por vía de los cuales empezó a amenazar la supremacía del número uno en aquellas fechas, Antonio Sánchez, "El Tato". Pero al año siguiente, víctima de una dolencia que le afectó gravemente las articulaciones de las piernas, "Desperdicios" inició su decadencia. Su robustez física y su fortaleza de ánimo le permitieron seguir toreando en contra del dictamen de los facultativos, pero la calidad su toreo mermó considerablemente. Retirado en Sevilla, murió a los setenta años de edad.

Autor

  • JR.