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PolíticaBiografía

Djindjic, Zoran (1952-2003).

Político y doctor en filosofía nacido el 1 de agosto de 1952 en el territorio que hoy ocupa la república de Bosnia-Herzegovina y fallecido en Belgrado el 12 de marzo de 2003. Primer ministro serbio desde enero 2001 y promotor de la entrega de Milosevic al Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), murió asesinado frente a la sede del Ejecutivo en la capital de Serbia.

Participó en actividades estudiantiles contra la dictadura del mariscal Tito y estuvo varios meses en prisión. Después abandonó el país y se trasladó a Alemania para doctorarse en filosofía; allí compartió pupitre con nombres como el filósofo Jürgen Habermas o Joscha Fischer, que con los años se convertiría en ministro alemán de Asuntos Exteriores. En 1979 regresó a Yugoslavia y trabajó como profesor.

Su implicación activa en la vida política se consolidó en 1990 con la fundación, junto a otros intelectuales del país, del Partido Democrático (DS), formación con la que obtuvo un escaño parlamentario y donde conoció a Vorislav Kostunica, el hombre que diez años después iba a convertirse en el presidente de Yugoslavia, responsable de dirigir la transición política del país tras la derrota electoral de Milosevic. Algún tiempo después, una escisión del partido liderada por Kostunica se constituyó en el Partido Democrático de Serbia (DSS).

Ambos políticos volvieron a encontrarse en el verano de 2000, cuando dieciocho grupos de la oposición y un sindicato decidieron resolver la crisis política del país, después de la intervención militar de la OTAN en Kosovo, uniendo sus fuerzas para derrocar a un régimen severamente castigado por la comunidad internacional. La coalición DOS presentó a Kostunica como candidato a la presidencia en las elecciones del 24 de septiembre en las que Milosevic salió derrotado. El pueblo serbio confirmó las esperanzas puestas en el nuevo presidente concediendo a la DOS una indiscutible victoria en las elecciones legislativas del 23 de diciembre. Y Djindjic encabezaba la lista de la coalición para ocupar el puesto de primer ministro. El nuevo Gobierno serbio, capitaneado por Zoran Djindjic, tomó posesión el 25 de enero de 2001.

Con fama de político inteligente, brillante y pragmático, también de maquiavélico y oportunista y de estar curtido en mil batallas políticas, el primer ministro de la nueva era yugoslava no logró despertar la simpatía del pueblo serbio, que recibió su ascensión política con mucho menos entusiasmo del que encumbró al presidente Kostunica. Ambos políticos se habían convertido en figuras clavas de la transición y decidieron aparcar sus manifiestas diferencias para trabajar por la reconstrucción democrática del país. Pero algunos meses más tarde, el enfrentamiento entre los dos líderes desencadenó una nueva crisis política en Belgrado.

En la madrugada del 1 de abril de 2001, Slobodan Milosevic ingresó por orden del juez en la prisión central de Belgrado para responder a las acusaciones de malversación de fondos y abuso de poder durante su etapa al frente del país. El presidente yugoslavo anunció que Milosevic sería juzgado en su país por los delitos económicos que le imputaba la justicia serbia pero que no lo extraditarían a La Haya, como exigían la Unión Europea y EE.UU, para someterse a juicio por los crímenes contra la humanidad cometidos durante su campaña de limpieza étnica en la provincia de Kosovo. El Ejecutivo yugoslavo mantuvo durante algunos meses su negativa a extraditar a Milosevic pero la maltrecha economía del país necesitaba con urgencia la ayuda internacional y Washington había condicionado su aportación a la colaboración de Belgrado con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY). Djindjic no estaba dispuesto a dejar pasar esta oportunidad y decidió aprobar por decreto el mecanismo de cooperación con el TPIY para entregar al ex dictador. En contra del criterio del Tribunal Constitucional yugoslavo, que había ordenado congelar el proceso, y del presidente del país, Vojislav Kostunica, que no fue consultado, el 28 de junio de 2001 las autoridades de la ONU trasladaron al recluso Solobodan Milosevic a La Haya, para comparecer ante el TPIY por su responsabilidad en los crímenes de guerra cometidos en Kosovo.

De inmediato estalló la crisis política. Kostunica, que calificó de ilegal la entrega del ex dictador, anunció que su formación política (Partidos Democrático de Serbia) abandonaba la coalición goberante DOS para formar un grupo parlamentario propio y el primer ministro del Gobierno Federal yugoslavo, Zoran Zizic, presentó su dimisión en protesta por la extradición ordenada por su homólogo en el Ejecutivo serbio, Zoran Djindjic. La decisión, sin embargo, contó con el apoyo unánime de la comunidad internacional occidental que, horas después de la entrega de Milosevic a La Haya, aprobó la concesión de 250.000 millones de pesetas para financiar "las reformas económicas, sociales e institucionales en Yugoslavia".

En la primavera de 2002 fue uno de los firmantes del acuerdo histórico de constitución del nuevo estado de Serbia y Montenegro, proclamado oficialmente el 4 de febrero de 2003. Semanas después, el 27 de febrero fue objeto de un atentado fallido y, sólo unos días más tarde, el 12 de marzo de ese mismo año murió tiroteado en el centro de Belgrado, junto a la sede del Gobierno serbio. Las primeras sospechas sobre la autoría del magnicidio recayeron en las bandas criminales organizadas, vinculadas a los grupos paramilitares de la era Milosevic.

Autor

  • Isabel Sánchez Calvo