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LiteraturaBiografía

Díaz, Francisco (poeta salvadoreño, 1812-1845)

Poeta, dramaturgo y militar salvadoreño, nacido en San Salvador el 6 de junio de 1812, y fallecido -según apuntan la mayor parte de sus biógrafos- en Santa Rosa de los Llanos, el 10 de junio de 1845, víctima de un contraataque bélico de las tropas hondureñas. A pesar de que apenas se han conservado testimonios autógrafos o impresos de sus obras, está considerado como uno de los padres de la literatura salvadoreña, pues a su pluma se debe la primera obra teatral de autor conocido escrita en su patria.

Aunque nació en el seno de una familia de escasos recursos (era hijo del modesto matrimonio formado por José León Díaz y María Josefa Urías), pudo estudiar merced a los libros que le proporcionó un sacerdote amigo de la familia (don José Ignacio Zaldaña, que más tarde sería nombrado obispo). El entonces joven presbítero se asombró del tesón y el esfuerzo autodidacto de Francisco Díaz, y procuró facilitarle una formación humanística basada en el conocimiento de los autores clásicos grecolatinos.

Sin embargo, este tenaz proceso de aprendizaje se interrumpió brusca y dramáticamente cuando, tras el derrocamiento del Presidente del Gobierno Mariano Prado, fue hecho prisionero por los sectores más reaccionarios del lugar y enviado a una prisión guatemalteca, donde perdió la vida su progenitor, que había sido capturado en la misma refriega. Tal vez durante aquel período de encarcelamiento prendió en Francisco Díaz esa violenta dependencia del alcohol que ya no habría de abandonarle en toda su corta existencia; sea como fuere, lo cierto es que el 6 de junio de 1834 regresó a El Salvador alistado como soldado raso en las huestes del general Francisco Morazán, condición a la que le había conducido su penoso estado. Y, aunque en varias ocasiones intentó desempeñar algunos cargos civiles de mayor estimación social, su carácter dejado y disperso le impidió superar su graduación menor en el ejército del susodicho caudillo y general hondureño.

Entre estas tropas se hallaba cuando, el día 13 de marzo de 1842, se embarcó en la nave capitana de la flota morazánica (el buque El Cruzador) para tomar parte en la que habría de ser la última campaña del ex-presidente de la Federación, quien, tras derrocar al presidente costarricense Braulio Carrillo, planeaba utilizar Costa Rica como plataforma para la reconstrucción de la antigua Alianza Centroamericana. Pero un grupo de costarricenses enemigos de la integración derrocó a su vez a Francisco Morazán y lo ejecutó el día 15 de septiembre de 1842, circunstancia que obligó a Francisco Díaz a ponerse a las órdenes de diferentes caudillos, como Francisco Malespín, Ramón Belloso o Indalecio Cordero. Apartado de su esposa e hijos, tomó parte así en las expediciones a Jutiapa, Chiquimula y Nicaragua (1844); en la famosa batalla de Quelepa (donde cayeron vencidas las huestes del general José Trinidad Cabañas); y en el desastre de Sensenti, acaecido en Honduras el 7 de junio de 1845, donde Francisco Díaz cayó herido y fue nuevamente hecho prisionero. Tres días más tarde fue asesinado por sus captores, y enterrado en una fosa común abierta en un pinar indeterminado del territorio hondureño.

Poco antes de su muerte había sido publicada en El Salvador la primera parte de su famosa Epístola filosófica o social (o Epístola a Delio), obra editada por el gobierno y reeditada después en 1860. Al parecer, llegó a existir un original de la segunda parte de esta composición poética, que en la actualidad se considera perdido. Al margen de esta pieza mayor, Francisco Díaz fue muy conocido y celebrado en su tiempo por sus poemas satírico-burlescos, hasta el punto de que llegó a ser considerado como el Quevedo de su tiempo. Estos poemas fueron absorbidos por el acervo popular salvadoreño, y muchos de ellos llegaron a ser musicalizados y cantados por el pueblo llano en sus celebraciones colectivas.

Sin embargo, la obra por la que Francisco Díaz ha pasado a la historia de las Letras hispanoamericanas es una pieza teatral, la Tragedia de Francisco Morazán, que pasa por ser la primera composición dramática de autor conocido estrenada en suelo salvadoreño. Escrita tras la mencionada batalla de Quelepa (1844), fue subida a las tablas con gran éxito de crítica y público en el Teatro de San Salvador, y posteriormente llevada a la imprenta por iniciativa del gobierno salvadoreño (San Salvador: Imprenta Centro Americana, 1847). La obra está dedicada "a la muerte del benemérito general", y constituye un canto de alabanza a su valor y a sus méritos como caudillo.

Además de esta pieza dramática, Francisco Díaz escribió otras obras teatrales que no han llegado hasta nuestros días, debido en parte a que muchas de ellas se consideraron anónimas ya en su tiempo. Como homenaje a este singular poeta y dramaturgo, el gobierno salvadoreño publicó una recopilación de su producción poética en 1848, aparecida bajo el título genérico de Poesías.

Bibliografía

  • CAÑAS-DINARTE, Carlos. Diccionario escolar de autores salvadoreños. San Salvador: Consejo Nacional para la Cultura y el Arte [CONCULTURA], Dirección de Publicaciones e Impresos, 1998.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano