A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
HistoriaPolíticaBiografía

Dato Iradier, Eduardo (1856-1921).

Político conservador y abogado español nacido el 12 de agosto de 1856 en La Coruña y muerto asesinado en Madrid, el 8 de marzo de 1921, en un atentado terrorista. Gozó de un gran prestigio como político y ocupó su primer cargo político a los treinta y seis años, figurando a partir de ese momento entre los personajes clave del período de la Restauración.

Eduardo Dato, en San Sebastián, 1917.

Se adscribió al partido conservador tempranamente, por el el cual fue diputado en todas las legislaturas, salvo en 1886, por el distrito de Murias de Paredes. Su formación en leyes le aupó hasta las más altas cotas de la abogacía internacional, hasta el extremo de ser nombrado asesor jurídico de poderosos grupos económicos, como el de los Rostchild.

Su carrera política, no obstante, se impuso a la jurídica, y consiguió destacar en el Congreso como orador capaz. Separado de Cánovas del Castillo, líder de los conservadores, a partir de la muerte de Alfonso XII, Dato había formado fracción disidente dentro del partido junto con Romero Robledo. En 1892 ocupó el cargo de subsecretario de gobernación, puesto desde el que llevó a cabo una inspección de cuentas en el Ayuntamiento de Madrid, en la que se descubrieron diversas irregularidades, aireadas en el Parlamento por Francisco Silvela para disentir de Cánovas. Fue Francisco Silvela, al lado de Raimundo Fernández Villaverde, el líder de la minoría disidente conservadora en la que se integró Dato a partir de 1895. En ella y bajo la presidencia de Silvela, ocupó el Ministerio de la Gobernación en el gabinete de 1899.

Impulsor de la primera legislación laboral en España, al haber diseñado en 1900 el Alta de Compensación de los Trabajadores (ley de accidentes de trabajo), consiguió no obstante escasos resultados prácticos, ya que los presupuestos del Estado no daban más que para pagar a algunos inspectores. A estas primeras leyes se sumarían aquéllas que regularon el trabajo de mujeres y menores. En 1902 y con el gabinete de Silvela-Maura, Eduardo Dato obtuvo la cartera de Gracia y Justicia y en 1907, durante el gobierno de Maura (Gobierno Largo, 1907-1909), fue nombrado alcalde de Madrid, desde donde pasó a la presidencia del Congreso (si bien tuvo que dejar este último cargo en 1908, a consecuencia de una enfermedad).

Por designación real formó su primer gobierno en 1913 y hasta 1915, al ser considerado “el idóneo” (adjetivo que pasaría poco después a designar a sus seguidores dentro de las filas conservadoras) gubernamentalista para el rey, a cuya corte fue Dato muy aficionado y para el ala mayoritaria de su partido, a partir de la ironía de Maura a propósito del término. El 23 de octubre de 1913 constituyó pues su gobierno, asumiendo además la jefatura de la formación liberal-conservadora. Este hecho dio lugar a una grave escisión en las filas del partido, que se escindió en dos frentes en conflicto permanente: “idóneos”, con Dato a la cabeza, y “mauristas”, en torno al antiguo jefe, Maura. El mismo año de 1913 en que Dato se convirtió en presidente del gobierno, figuró también como miembro del consejo de administración de la Sociedad Ferroviaria Madrid-Zaragoza-Alicante, lo que supuso la representación política directa de importantes intereses económicos en la persona de Dato.

Durante su gobierno (1913-1915), la guerra de África, la Primera Guerra Mundial y el orden público en el interior, fueron los problemas más acuciantes a los que tuvo que hacer frente. La declaración de neutralidad en el conflicto bélico europeo supuso en el terreno económico consecuencias fundamentales en el país. Varias crisis parciales condujeron finalmente a Dato en 1915 a ceder la presidencia del ejecutivo al conde de Romanones. Sólo dos años después, en 1917, Dato volvió a la jefatura del gobierno con motivo de la dimisión de García Prieto y en el marco de una nueva crisis gubernamental.

Ese año, tuvo que afrontar fundamentalmente tres graves cuestiones: el motín militar que dio lugar al manifiesto de las Juntas de Defensa, el intento de huelga general revolucionaria y la asamblea de parlamentarios disidentes del gobierno en Cataluña. En cuanto a las Juntas, Dato cedió en las exigencias de los amotinados, en la confianza de poder conservar la lealtad del ejército ante el enfrentamiento con la sedición civil que se acercaba. Ante la grave situación provocada por la huelga revolucionaria impulsada por socialistas, en alianza con la C.N.T. y republicanos y reformistas, Eduardo Dato declaró como primera medida el estado de excepción. Sin mayoría parlamentaria ni decreto de disolución de las Cortes, el ejército aparecía como su aliado imprescindible. Varios firmantes del manifiesto publicado a raíz de la convocatoria de huelga revolucionaria, fueron detenidos, consiguiendo otros huir. En Madrid, el ejército abrió fuego contra los manifestantes y mató a varias personas.

Para complacer a las Juntas, Dato pidió la dimisión del ministro de la guerra, Fernando Primo de Rivera. A pesar de todo, los militares rebeldes elevaron un escrito al rey en el que pedían la dimisión de Dato. Consecuencia paralela de la aceptación del reglamento que exigían las Juntas, fue además el que se imitara el procedimiento desde otros cuerpos del funcionariado civil, como Correos y Telégrafos. En cuanto a la asamblea de parlamentarios (más de setenta diputados), Dato la declaró sediciosa, suspendió periódicos en Cataluña y mandó ocupar militarmente Barcelona. Dimitió en el mes de abril de 1917.

Volvió al gobierno en 1918 (gabinete de García Prieto), para encargarse del Departamento de Estado. Cuando el 3 de mayo de 1920 recibió de nuevo el encargo de formar gobierno, comenzó su última etapa política. El apremiante clima de conflictividad social motivó un amplio desarrollo de la legislación en tal ámbito, lo que dio lugar a la creación, en mayo de ese año, del Ministerio de Trabajo. También se intentó luchar contra los alquileres abusivos y se formaron las llamadas Juntas de Fomento y Casas Baratas. Una comisión permanente de Trabajo y Legislación Social en las Cortes intentó asimismo atajar los peligrosos efectos de la desigualdad social. Este último gobierno de Dato coincidió, no obstante los avances en legislación social, con la feroz represión del sindicalismo revolucionario (C.N.T.) en Cataluña, a manos del general Martínez Anido, que fue nombrado gobernador militar de esa región en otoño de 1920, con el visto bueno de la patronal. La represión explícita y contundente (pistolerismo, ley de fugas) de las intensificadas luchas sociales, coincidió con el ascenso de núcleos extremistas en la C.N.T., legalizada bajo fuertes medidas de vigilancia y control y vuelta a declarar ilegal en el mes de noviembre.

El terrorismo del sector más radicalizado e imperante del anarquismo catalán en esas fechas y el terrorismo de Estado bajo el mandato del general Martínez Anido desembocaron, tras numerosas muertes en ambos lados, en el asesinato de Eduardo Dato el 8 de marzo de 1821. Tres anarquistas (Mateu, Casanellas y Nicolau), al parecer con la intención frustrada de atentar contra el ministro de la gobernación, Bugallal, dispararon a Dato en la madrileña Plaza de la Independencia al paso de su automóvil. Condenados a muerte los autores del asesinato, el rey concedió a la viuda de Dato el ducado de Dato, con grandeza de España. Eduardo Dato perteneció desde 1910 a la Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Bibliografía

  • MARTÍNEZ CUADRADO, Miguel. La burguesía conservadora, 1874-1931. (Madrid, 1973).

  • SECO SERRANO, C. Alfonso XIII y la crisis de la Restauración. (Barcelona, 1969).

  • TUÑÓN DE LARA, Manuel. “La burguesía y la formación del bloque de poder oligárquico, 1875-1914”, cap. IV de Estudios sobre el siglo XIX español. (Madrid, 1971).

Autor

  • Victoria Horrilllo Ledesma