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HistoriaReligiónBiografía

Cugat, San (¿-305).

También conocido en el santoral de la Iglesia Católica como San Cucufato. Santo de la Iglesia Católica, especialmente venerado en Cataluña. Nació a mediados de la segunda mitad del siglo III, posiblemente en Scila (ciudad romana enclavada en la actual Argelia), y murió el 25 de julio del año 305, en el campamento militar de Castrum Octavianum, a las afueras de Barcino (actual Barcelona, España), donde se rigió en su memoria el monasterio de Sant Cugat del Vallés.

Perteneciente a una familia bastante acomodada, gozó de una exquisita educación en Icosium (actual Argel). Enterado de las terribles persecuciones que el emperador Diocleciano estaba llevando a cabo en el nordeste de la península Ibérica, y sediento del martirio, Cucufato decidió embarcarse rumbo a Barcelona en compañía de su hermano Félix y otros compañeros más, con la misión de propagar el cristianismo entre la población hispanorromana. Mientras que su hermano pasó a Gerona, Cucufato desarrolló su labor pastoral en Barcelona, donde, según las crónicas aportadas por el escritor Aurelio Prudencia, contemporáneo a Cucufato, éste convirtió a un gran número de personas, hasta el punto de llamar la atención de las autoridades imperiales, que acabaron por encarcelarle. Una vez en prisión, Cucufato padeció todo tipo de torturas, dando inicio a las leyendas recogidas con posterioridad en el Pasionario de la Iglesia Católica, como aconteció siempre con la figura de otros muchos santos, que hacen muy dudosa la separación entre la leyenda y el dato histórico. Siguiendo el relato de Aurelio Prudencia, primero fue condenado a ser devorado por las fieras, pero éstas no quisieron atacarle, sino todo lo contrario, pues acabaron mansamente tumbadas a sus pies. Todas las veces que fue condenado a la hoguera, las llamas se apagaban cuando era conducido al poste. Por último, uno de los jueces que le condenaron fue tragado de repente por la tierra que se abrió a sus pies cuando transitaba por la ciudad. Por fin, hartas las autoridades imperiales de que los tormentos no le afectasen, decidieron sacarle de la ciudad y decapitarle sin más en el campamento Castrum Octavianum.

A partir de los siglos XII y XIII, el culto a Sant Cugat quedó definitivamente asentado en Cataluña, gozando hasta la fecha de una enorme repercusión sociorreligiosa en tierras catalanas. Sant Cugat o Cucufato fue muy pronto canonizado por la Iglesia Católica, cuya fiesta litúrgica se celebra el 25 de julio. Al calor del monasterio de Sant Cugat del Vallés fueron surgiendo otras iglesias o capillas menores por todo el territorio catalán dedicadas a este santo, como las de Sant Cugat del Racó, Sant Cugat del Rec o Sant Cugat del Camí. Su representación iconográfica ha dependido de la tradición en que se funda: unos lo presentan decapitado, como la célebre tabla de Aine Bru, de principios del siglo XVI, y otros, la mayoría, lo representan condenado a la hoguera. Sean cuales fueren los detalles que enmarcan la vida de este importante santo catalán, su muerte como consecuencia del martirio en defensa de la fe católica está rigurosamente contrastada a nivel histórico.

Sus restos aún descansan en la basílica del monasterio de Sant Cugat del Vallés. En el año 835, el abad Hilduin consiguió hacerse con algunas reliquias de su cuerpo que depositó en la abadía real francesa de Saint Dennis. Desde el siglo IX, la devoción a Sant Cugat se extendió por aquellos alrededores pero nunca con el éxito que encontró en tierras catalanas.

CHG

Autor

  • Carlos Herraiz García