Crespo de Britton, Rosa María (1936-2019).
Narradora, dramaturga, doctora en Medicina y profesora universitaria panameña, nacida en la ciudad de Panamá el 28 de julio de 1936 y fallecida ibídem el 16 de julio de 2019. Poseedora de unas asombrosas dotes intelectuales y una vasta formación cultural, brilló a gran altura en facetas del saber humano tan diferentes como la Medicina y la Literatura, y se convirtió en una de las figuras más sobresalientes de la intelectualidad centroamericana de la segunda mitad del siglo XX.
Nacida en el seno de una familia acomodada que pudo procurarle una espléndida formación académica en una época en la que no era frecuente que la mujer accediera a la mejor educación, destacó por sus méritos intelectuales durante su infancia y juventud en una ciudad todavía pequeña y tranquila como lo era entonces la capital del país, sólo convulsionada -durante la niñez y adolescencia de la futura escritora- por los efectos de la II Guerra Mundial que se dejaron notar en la zona del Canal.
Tras haber cursado estudios primarios en su ciudad natal, la joven Rosa María Crespo fue enviada por sus progenitores a la vecina isla de Cuba para que realizara en La Habana su formación secundaria. Completado este importante ciclo académico -y en vista de las excelentes calificaciones que jalonaban su paso por las aulas-, la futura escritora se trasladó al Viejo Continente para cursar en la Universidad Complutense de Madrid la carrera de Medicina, materia en la que obtuvo el grado de doctora especializada en Medicina General. Consciente, entonces, de que su formación universitaria había concluido felizmente en España, pero aún podía ser considerablemente ampliada en otros foros académicos de mayor prestigio y nivel, abandonó el suelo Europeo y volvió a cruzar el océano Atlántico, pero esta vez con rumbo a los Estados Unidos de América, para instalarse durante algún tiempo en Nueva York y conseguir allí la especialidad en Obstetricia, Ginecología y Oncología.
Al tiempo que desplegaba esta intensa y brillante actividad formativa y profesional, Rosa María Crespo supo hallar ocasiones propicias para cultivar las relaciones sociales, contraer matrimonio y convertirse en madre de tres hijos, sin que su nueva vida como esposa y madre le impidiera progresar en sus estudios y en sus labores facultativas. Convertida, pues, en una de las figuras femeninas más relevantes de la nación panameña en la segunda mitad del siglo XX, estos méritos no le fueron totalmente reconocidos en su país hasta la década de los años setenta, debido en parte a que había pasado gran parte de su vida fuera del territorio nacional istmeño, al que no regresó para asentarse definitivamente hasta 1973. A partir de entonces, Rosa María Crespo de Britton fue llamada a ocupar algunos de los cargos más relevantes de la administración sanitaria panameña, en la que fue nombrada directora del Instituto Oncológico Nacional, al frente del cual desplegó una intensa y fructífera labor de investigación que acabó por consolidarla como una de las grandes especialistas internacionales en la rama de Oncología. También dirigió el Centro de Investigación y Salud, y ocupó un puesto docente en la facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Todos estos trabajos de docencia, investigación y administración sanitaria reforzaron aún más su prestigio internacional, lo que le supuso su nombramiento como miembro de número de las más relevantes asociaciones médicas de Panamá, Europa y Estados Unidos.
De forma tan grata como sorprendente, Rosa María Crespo de Britton supo compaginar esta incesante actividad médica con su dedicación al cultivo de la creación literaria, que le valió algunos de los galardones y reconocimientos más prestigiosos de su nación, como el célebre Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró, que la escritora de la ciudad de Panamá gano en varias ocasiones. Su irrupción en el panorama cultural panameño tuvo lugar a mediados de los años ochenta, cuando dio a la imprenta la novela titulada El ataúd de uso (1984), recompensada en el mismo año de su aparición con el citado premio en su modalidad de narrativa. Al año siguiente, su nombre como escritora rebasó los límites istmeños para empezar a sonar en todo el ámbito geocultural centroamericano merced a su narración breve titulada "La muerte tiene dos caras" (1985), que resultó galardonada con el primer premio del relevante concurso de relatos para Centroamérica y el Caribe, convocado por la Fundación Fulbright, con sede en Costa Rica.
Aquel mismo año de 1985, Rosa María Crespo de Britton volvió a ganar el premio Ricardo Miró, esta vez en su modalidad de relato, gracias a su cuento titulado "¿Quién inventó el mambo?" (1985). Otras obras narrativas suyas de notable interés son las tituladas El señor de las lluvias y el viento (1994) -novela galardonada nuevamente con el Ricardo Miró-, No pertenezco a este siglo (1991), Semana de la mujer y otras calamidades (1995) y Todas íbamos a ser reinas (1997). Además, la escritora de la ciudad de Panamá cultivó con singular éxito de crítica y público la escritura dramática, a la que aportó algunos títulos tan dignos de recuerdo como Esa esquina del paraíso (1985) y Banquete de despedida (1987); asimismo, publicó varios estudios y ensayos relativos a su profesión facultativa, entre los que resulta obligado destacar un tratado didáctico de recomendaciones prácticas referidas a la sexualidad femenina, publicado bajo el título de La Costilla de Adán (1985).
J. R. Fernández de Cano.