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PinturaBiografía

Corot, Jean-Baptiste (1796-1875).

Pintor francés nacido en París el 17 de julio de 1796 y muerto en la misma ciudad el 22 de febrero de 1875. Era hijo de unos comerciantes parisinos, bien acomodados, que regentaban en la rue Bac una de las tiendas de moda más estimada durante el primer Imperio. Estudió en el Liceo de Rouen, donde fue enviado por sus padres desde 1807 hasta 1812 al cargo de un tutor y más tarde a Poissy. De vuelta a París, fue instalado como aprendiz con unos vendedores de tejidos, pero ante su falta de interés, sus padres consintieron que iniciara su formación como pintor en el taller de Achille Etna Michallon (1796-1822), artista mediocre. En 1822, muerto su primer maestro, empezó a trabajar en el taller de Victor Bertin (1775-1842), discípulo de David, y en cuya enseñanza imperaba la lección neoclásica unido a la libertad de los paisajistas ingleses, con él aprendió a pintar del natural en los alrededores de París.

En 1825, pintó su Autorretrato, obra en la que ya aparecen todas las características que definen su trabajo posterior. En 1825, acompañado de su maestro, realizó un primer viaje a Italia, donde permaneció dos años viajando por Bolonia, Roma, Nápoles, Venecia y donde cultivó el retrato y el paisaje. De este momento son obras como El puente de Narmi, La Basílica de Constantino, El Coliseo y El Foro. También son de este momento gran cantidad de apuntes al óleo, realizados muchos de ellos en Roma, en compañía de jóvenes artistas neoclásicos, que han sido muy valorados en este siglo XX.

El puente de Narmi (Óleo sobre lienzo, 1826-1827). Museo del Louvre (París).

En 1827, de vuelta a París, rechazó los proyectos de matrimonio elaborados por su padre y decidió enviar dos de sus obras al Salón, que fueron admitidas; posteriormente repitió los envíos, pero nunca le fueron aceptadas más de dos obras.

En 1829 y 1830, realizó pinturas como El Pont-au-Change de París, La catedral de Chartres, o el retrato de Mme. Baudot, todas conservadas en el Museo del Louvre, en las que se hace presente el dominio del color, y la riqueza de tonalidades. En 1831 y 1833, ganó la medalla del Salón de Exposiciones de la Academia de París, con su Magdalena orando.

Tras estos éxitos, realizó un viaje decisivo a Soissons, donde conoció al pintor Grandjean, quien le acompañó en su segundo viaje a Italia. Este viaje le permitió pintar numerosos paisajes de los alrededores de Venecia, Volterra, Pisa, Génova y Florencia, ciudades en las que permaneció durante un tiempo, en ellos muestra una muy personal visión de la naturaleza. Los últimos años de la década de los treinta, los pasó viajando por numerosas ciudades francesas; de este momento son obras como El pastorcito, que en 1840, fue presentado en el Salón de París, y adquirido por el estado para el Museo de Metz, decisión en esos momentos insólita al tratarse de la obra de un pintor vivo.

Su gusto por el nomadismo pictórico, adquirido desde su primer viaje a Italia, en busca del momento más adecuado para cada paisaje, hizo que se sintiera profundamente conmovido en Suiza ante las neblinas del lago Como, lo que le llevó a adoptar en su última época los fondos anegados en bruma. Suiza será un país al que volverá repetidas veces.

Estos paisajes fueron descritos por él mismo en su escrito La jornada de un paisajista " [...]El paisaje está por completo sumergido en la niebla que sube, sube, sube, atraída por el sol y deja, al levantarse, que se vea el río plateado, los árboles, las casitas y el último término lejano. Se distingue, por fin, lo que se adivinaba al principio [...]"

La fama de Corot se hizo cada vez más sólida. Continuó participando en los Salones y en 1842, hizo su último viaje a Italia. En 1848, por primera vez se le admitieron en el Salón nueve obras. En 1857, en su permanente deambular, viajó por Inglaterra y en 1854 por Holanda, viajes que le confirmaron en su opción por paisajes tranquilos y brumosos.

En 1850, gozó del reconocimiento oficial y del público. Escritores y críticos, como Baudelaire, Gautier y Chamfleury, escribieron artículos alabando su trabajo. En 1856, ejecutó cuatro grandes pinturas murales para la iglesia de Ville-d'Avray. En la cima del éxito Corot mostró una personalidad generosa: protegió a la viuda del pintor Millet, a Daumier y, en numerosas ocasiones, firmó obras de compañeros poco afortunados.

Pese a que realizó numerosos retratos, su verdadera pasión fue la pintura de paisajes. Corot, en teoría, se opuso tanto a los postulados del Romanticismo incluidos en medallones y devocionarios como a los del academicismo, a pesar de que su obra se enmarca plenamente dentro de las formas de hacer de la primera tendencia. Los pintores realistas no gustaron de sus obras, reprochándole que sus paisajes presentaran personajes mitológicos, ninfas, y no campesinas vulgares. Sus pinturas se caracterizan por una refinada elegancia y sus investigaciones sobre paisajes pintados al aire libre preludian el Impresionismo.

Corot. Paisaje de río.

Obra

Galería multimédia

Bibliografía.

  • FRANCASTEL, P.: Historia de la Pintura francesa (Madrid, 1970).

Autor

  • Esther Alegre Carvajal.