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MedicinaBiografía

Collado, Luis (médico español, ca. 1520-1589).

Nacido en Valencia en 1520 y muerto en el mismo lugar en 1589. Estudió artes y medicina en la Universidad de Valencia y se formó como anatomista al lado de Vesalio: «Él fue mi único maestro en el conocimiento de la anatomía (lo confieso abiertamente) y cuanto pueda valer mi habilidad en la disección, a él, y no a otro, se lo debo». En la misma Valencia, le influyó principalmente Miguel Jerónimo Ledesma, cabeza del humanismo médico local, cuya obra póstuma se encargó de publicar en 1547. Fue, en consecuencia, un ferviente seguidor de la mentalidad humanista, intransigente con el avicenismo y la tradición medieval.

Tras ser profesor de cirugía en 1546 y 1548, ocupó alternativamente la cátedra de anatomía y simples, la de «principios» y la de «práctica» desde 1550 a 1574, de acuerdo con el sistema rotatorio entonces vigente en la Universidad de Valencia. En la última fecha citada, pasó a la nueva cátedra de «práctica particular», creada a petición suya y que desempeñó sin interrupción durante diez cursos académicos. Figura médica principal de la Valencia de su época, gozó de gran prestigio e influencia, siendo Protomédico y Visitador del Reino desde 1576 hasta su fallecimiento.

Como sucesor de Pedro Jimeno, Collado fue el responsable de la consolidación del cultivo de la anatomía en la Universidad de Valencia de acuerdo con los supuestos de la reforma vesaliana. Su principal contribución al saber morfológico fue el volumen titulado Cl. Galeni Pergameni Liber de Ossibus... Enarrationibus ilustratus, que apareció en Valencia en 1555. Contiene tres textos de diferente longitud: un comentario al citado libro galénico, una descripción de los orificios y senos craneales y una «carta al lector» en la que justifica su defensa de Vesalio frente a los ataques de Jacobus Sylvius.

Para entender la significación histórica de esta obra de Collado, hay que tener en cuenta su antecedente inmediato: el ataque que en los años anteriores había recibido Vesalio en dos libros de su antiguo maestro en París, Sylvius. El primero había sido una edición revisada de la traducción del Liber de Ossibus por Ferdinando Balamio, acompañada de un comentario destinado a defender a Galeno de las críticas que a su osteología se hacían en la Fabrica. Su tesis central era que este escrito de Galeno «trataba exclusivamente de los huesos humanos», a pesar de que algún «calumniador» se empeñara en que se refería a huesos de monos. Dos años más tarde, el ataque se hizo furioso en el célebre Vaesani cuiusdam calumniarum in Hippocratis Galenique rem anatomicam depulsio (1551), en cuyo título aparece el juego de palabras «Vesalius-vaesanus (loco)», que Sylvius ya había utilizado en su comentario de 1549.

La obra entera de Collado y no sólo la «carta al lector» es una defensa de Vesalio frente a los ataques del profesor parisino. Lo mismo que Sylvius, utiliza la traducción de Balamio, comenzando por afirmar que aquél había falseado el texto galénico con graves errores y omisiones. Su interés es subrayar las posturas enfrentadas de «Vesalio, egregio restaurador de la anatomía» y de «Jacobo Silvio, singular imitador de Galeno».

La decisión de Collado es terminante a favor de lo que se llama «libertad filosófica» de Vesalio, llegando a afirmar que Galeno «quiso adaptar su relato más bien a los huesos de los monos que a los de los hombres e incluso, en este libro, se escriben muchas cosas que sólo se hallan en los huesos de los perros». Por ello, su comentario consiste en una exposición de la osteología con arreglo a la Fabrica y a su propia experiencia disectiva. Su principal argumento en favor de Vesalio es lo observado en las muchas direcciones que por sí mismo había realizado. A pesar de su admiración por él, no tiene inconveniente en disentir de sus opiniones cuando chocan con los datos de su propia experiencia, como sucede, por ejemplo, al hablar del etmoides, de la sutura esfenoidal y de los agujeros que existen junto a la raíz de los incisivos. También aspira a completar las descripciones de Vesalio; incluye a este respecto la del hueso estribo, cuyo descubrimiento se arroga, afirmando haberlo realizado años atrás, en unión de su discípulo Cosme Medina, a la sazón catedrático de anatomía en Salamanca. Por otra parte, repite una y otra vez que las descripciones de Galeno son erróneas o aplicables solamente a monos o perros, calificando de «ridículo» el argumento de Sylvius de que la naturaleza humana había cambiado desde los tiempos clásicos.

En la «carta al lector» antes aludida, Collado justifica, tanto la admiración por la obra de su maestro, como el hecho de que, «al responder a Silvio... le dijera, de vez en cuando, palabras injuriosas». Su lúcida defensa de las ideas de Vesalio fue la primera que se publicó en Europa, junto a Apología (1555) del médico de Lindau, Renatus Henerus. El libro de Collado, sin embargo, es de mucha mayor importancia como reflejo de una de las primeras escuelas europeas que cultivó la enseñanza y la indagación anatómica de acuerdo con los supuestos vesalianos. El tercero de los textos que dicho libro contiene, titulado Ossium capitis foraminum, et sinum ad tyrones brevis descriptio, corresponde precisamente a una de las lecciones de Collado, que publicó a petición de sus discípulos.

La influencia de Collado, mantenida a lo largo de un período más dilatado que la de Jimeno, fue equiparable o superior a la de éste. En los años en los que fue la máxima figura médica de la Universidad de Valencia, la enseñanza anatómica se desarrolló en ella notablemente. En 1560 se separó la cátedra de anatomía y simples en dos cátedras independientes, pasando a ocupar la materia de cada una todo un curso académico. Más tarde, en 1567, se organizó la enseñanza anatómica en dos años, al mismo tiempo que pasó a vigilarse de modo muy estricto la práctica de las "notomies universals e particulars" reglamentarias.

La escuela anatómica valenciana fue el centro del movimiento vesaliano español. En la Corona de Aragón, la organización de su enseñanza sirvió de modelo inmediato a las Universidades de Zaragoza y Barcelona, cuyas cátedras de anatomía no llegarían, sin embargo, a tener una actividad práctica destacada hasta la centuria siguiente. En la de Castilla, Jimeno fue el primer titular de la de Alcalá y, tras su temprana muerte, le sucedió Pedro Marcos de Ayala, valenciano como casi todos los que después ocuparon la cátedra complutense durante el último tercio del siglo XVI y los primeros años del XVII. En Salamanca, la cátedra de anatomía se creó por acuerdo de claustro en septiembre de 1551, siendo nombrado para desempeñarla Cosme de Medina, a quien ya hemos citado como discípulo de Collado y colaborador suyo en la descripción de los huesecillos del oído. La ocupó durante diez cursos académicos y fue el responsable de la parte correspondiente a la anatomía de los famosos Estatutos de la Universidad de Salamanca de 1561, que contienen una reglamentación de la docencia morfológica, directamente inspirada en la valenciana, que fue quizá la más minuciosa y exigente promulgada en la Europa del siglo XVI. Con los anatomistas valencianos se formaron destacadas figuras que introdujeron los nuevos planteamientos morfológicos en diversos campos de la medicina, entre ellos, Francisco Valles y el cirujano Francisco Díaz. Algo parecido puede decirse de otras personalidades de primer rango como Juan Tomás Porcell, quien en la epidemia de 1564 realizó en Zaragoza las primeras autopsias sistemáticas de apestados, hito de gran relieve en los orígenes de la anatomía patológica moderna, y el célebre orfebre Juan de Arfe, entre cuyas obras de carácter científico figura uno de los tratados de anatomía artística más importantes del Renacimiento. También resulta obligado mencionar al catalán Francesc Micó, introductor de la mentalidad vesaliana en la enseñanza anatómica que se impartía en los hospitales del Monasterio de Guadalupe, donde funcionaba un prestigioso centro de perfeccionamiento clínico para médicos que ya habían obtenido su título. Un texto del castellano Eugenio Salazar, quizá el mejor autor de cartas satíricas en la España del siglo XVI, refleja lo conocidos que llegaron a ser en todos los reinos peninsulares los anatomistas de la escuela valenciana. "Cogen entre las manos los pobres huesos -dice al describir unos hambrientos marinos- y así los van desforneciendo de sus nervios y cuerdas como si toda su vida hubiesen andado a la práctica de la anatomía en Guadalupe o en Valencia". Como testimonio de la imagen que la propia sociedad valenciana tenía de esta escuela puede anotarse la forma en la que Gaspar Escolano destacó en sus Décadas (1610) las "cortaduras anatómicas". Elogia en este contexto a Pedro Jaime Esteve, a Jimeno y, muy en primer término, a Collado, quien "ahondó tan de raíz y delgadamente los secretos de la anatomía, que cortaba por sus manos las partecillas más invisibles del cuerpo humano; y fue el primero que en la anatomía de la oreja descubrió un huesecito, que es órgano del oir, llamado estapeda, pieza nunca atinada por los antiguos". Subraya también la influencia de la escuela: "En la misma florida era de Collado... de nuestra Universidad y médicos ha tenido su origen la noticia que generalmente se tiene en España de anatomía; ni la conocieron en Castilla hasta que fueron valencianos a leerla en Salamanca y Alcalá".

El punto de partida de la producción propiamente médica de Luis Collado fue plenamente coincidente con los puntos de vista de Ledesma y Esteve. Sin embargo, como otros importantes seguidores de la mentalidad humanista, su postura evolucionó hasta el llamado galenismo "hipocratista", corriente que situó en primer plano la observación clínica y los textos hipocráticos como modelo de la misma. Esta trayectoria se refleja en su libro Ex Hippocratis et Galeni monumentis Isagoge (1561) y, sobre todo, en sus numerosos manuscritos de tema patológico, clínico y terapéutico. Destacan entre estos últimos, unas Observationes in praxi, un estudio acerca de las enfermedades dominantes en Valencia durante los años 1571 y 1572 desde el punto de vista del ambientalismo hipocrático, un resumen sobre los medicamentos simples, que recoge seguramente sus lecciones como profesor de "herbes", y exposiciones monográficas sobre las "fiebres pútridas", los afectos cefálicos y las tumoraciones, que parecen corresponder a su actividad docente desde la nueva cátedra de "práctica particular", creada, como sabemos, a petición suya. A ellos hay que añadir un tratado de contenido terapéutico, titulado De indicationibus e impreso en Valencia en 1572, del que no se ha conseguido hasta la fecha localizar ejemplares. Collado aprovechó su destacada posición en el ambiente médico valenciano para oponerse eficazmente a la resistencia de los partidarios de la tendencia arabizante. Por ejemplo, como titular de "práctica particular" se le ordenó que utilizara textos de Avicena, Rhazes y otros de la misma orientación. Un documento de 1575 afirma, sin embargo, que “dicho doctor Collado nunca ha querido cumplir lo que se le había mandado”.

Bibliografía

Fuentes

Galeni Pergameni Liber de Ossibus... Enarrationibus ilustratus, Valencia, J. Mey, 1555 (no ha sido reimpreso, aunque es uno de los volúmenes en preparación de la serie de clásicos Hispanie Scientia, Valencia, Valencia Cultural, 1977 ss.).
Ex Hippocratis et Galeni monumentis Isagoge summa diligentia decerpta, ad faciendan medicinam non minus utilis quan neccesaria, Valencia, J. Mey, 1561 (reeditado en Valencia, B. Macé, 1674).
Los repertorios tradicionales citan, entre las obras de Collado, De indicationibus librum unun, Valencia, D. Pérez, 1572, del cual no se conoce ningún ejemplar.
Se han localizado dos series de manuscritos de Collado. La primera de ellas, conservada en la biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, incluye apuntes de las clases de Collado y también escritos y notas breves quizá de su propia mano. Los textos más importantes son los titulados De simplicium medicamentorum facultativus, Observationes in Praxi, Constitutiones epidemicae annorum 1571-1572, In cl. Galeni Librum Methodi (1571), De febrium putridarum curatione y de capitis affectivus exercitationes. La segunda serie se conserva en el British Museum y contiene también apuntes de clases o comentarios escolares, entre otros, De usu elementorum in mixtionibus, De spititibus, De tumoribus praeternaturalibus y De symptomate et morbo.

Estudios

PESET Y VIDAL, Juan B.: Recuerdo apologético de Luis Collado, Valencia, Instituto Médico Valenciano, 1878.
CASANOVA, Peregrín: el Doctor Luis Collado. Catedrático del siglo XVI. Memoria apologética, Valencia 1895.
LÓPEZ PIÑERO, José M. y GARCÍA BALLESTER. Luis: Antología de la Escuela Anatómica Valenciana del siglo XVI, Valencia, Cátedra e Instituto de Historia de la Medicina, 1962. (Reproduce algunos fragmentos de su obra anatómica, con traducción castellana y una nota introductoria).
GARCÍA BALLESTER. Luis: "Las obras médicas de Luis Collado (m. 1589). Nota a propósito de un manuscrito del British museum (MS Sloane, 2489)" en Asclepio 23 (1971), 263-270.
LÓPEZ PIÑERO, José M.: "La disección y el saber anatómico en la España de la primera mitad del siglo XVI" en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, 13 (1974), 51-110. (Un estudio amplio de su obra anatómica).
LÓPEZ PIÑERO, José M. Clásicos médicos valencianos del siglo XVI, Valencia, Conselleria de Sanitat i Consum, 1990, pp. 34-37, 41, 87-95.

José María López Piñero

Autor

  • agm. PIÑERO (L.P.)