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LiteraturaBiografía

Cisneros, Luis Benjamín (1837-1904).

Poeta, narrador, ensayista, dramaturgo y diplomático peruano, nacido en Lima el 21 de junio de 1837 y fallecido en su ciudad natal el 29 de enero de 1904. Miembro destacado de la generación decimonónica de los años treinta -en la que, según el prestigioso crítico José de la Riva Agüero, brilló como el poeta más importante-, está considerado como uno de los principales representantes del Romanticismo en las Letras peruanas y, en general, en la Literatura hispanoamericana.

Nacido en el seno de una familia acomodada, recibió desde niño una esmerada formación humanística que le permitió desarrollar muy pronto su innata vocación literaria. Cursó sus estudios secundarios en el Real Convictorio de San Carlos, uno de los centros de enseñanza más renombrados de Lima, donde alcanzó tan adelanto en materia de Letras que en 1855, recién egresado de dicha institución, ya estaba en condiciones de estrenar su primera pieza teatral, un entretenido juguete escénico titulado El pabellón peruano.

Corría, a la sazón, el 28 de julio de 1855, fecha en la que se halló presente en dicho estreno el presidente del Perú Ramón Castilla Marquesado, quien quedó admirado por la obra del joven autor. En medio de la estruendosa ovación que le tributó el público congregado en el teatro, el máximo mandatario le hizo subir a su palco y, conmovido por los méritos que Cisneros atesoraba a sus dieciocho años de edad, le anunció que quedaba al instante incorporado a la plantilla del Ministerio de Relaciones Exteriores (donde Castilla deseaba reunir un eficaz equipo de brillantes intelectuales capaces de presentar la mejor imagen del Perú en las principales cancillerías del mundo).

Fue así como Luis Benjamín Cisneros emprendió una notable carrera diplomática que habría de conducirle primero a Madrid, y más tarde a París, ciudad -esta última- en la que aprovechó su prolongada estancia para ampliar su formación académica matriculándose en la Universidad de la Sorbona. El joven escritor -que antes de salir de su tierra natal había estrenado con éxito otra pieza teatral, Alfredo el Sevillano (1856), saludada con gran entusiasmo por otra destacadísima figura del Romanticismo peruano, Ricardo Palma-, tuvo ocasión de asimilar in situ las propuestas literarias que estaban en boga en Europa, lo que, sumado a su natural facilidad para la escritura creativa, le permitió publicar en la ciudad del Sena un par de novelas claramente deudoras de la narrativa romántica francesa de la primera mitad del siglo XIX.

Se trata de Julia o Escenas de la vida en Lima (París, 1861) y Edgardo o Un joven de mi generación (París, 1864), dos novelones inspirados en la prosa de Alphonse de Lamartine, en los que, junto a la exaltación de una serie de valores conservadores de cuño patriótico y cristiano (el honor, la pureza, la resignación, el sentido del deber...), Cisneros ofrece un vivo reflejo de las costumbres y las formas de vida características de su Lima natal.

Tras un nuevo destino diplomático en la localidad francesa de Le Havre -donde ejerció durante algún tiempo como cónsul general del Perú-, el escritor limeño regresó a su país en 1872, cumplidos ya los treinta y cinco años de edad. A partir de entonces, su ritmo de producción literaria decreció notablemente, aunque no así su prestigio como escritor, cada vez más vinculado a su consagración al cultivo de la poesía.

En efecto, al tiempo que ejercía, en su tierra natal, una serie de cargos públicos en los que se reveló como un eficaz mandatario de la Administración estatal, Luis Benjamín Cisneros se enfrascó en la composición de un ambicioso proyecto lírico que, a pesar de que quedó inconcluso en el momento de su muerte, le acabó convirtiendo en uno de los grandes poetas de su generación, así como en una de las figuras precipuas de la poesía romántica hispanoamericana. Se trata de “Aurora Amor”, poema extenso de inspiración byroniana, conformado a la postre por cuatro cantos que el autor limeño pergeñó entre 1883 y 1889. Las octavas reales que sirven de armazón métrica a esta larga composición fragmentaria revelan un talante positivista impregnado de la moral humanista de Víctor Hugo y romanticismo cristiano de Núñez de Arce, y cargado de esperanzas en el progreso de la humanidad, las mejoras sociales, el avance de la Ciencia, las garantías jurídicas, el desarrollo de la educación, etc.

Cabe, pues, ubicar la poesía de Luis Benjamín Cisneros (y, en general, el resto de su producción literaria) dentro de esa línea tradicionalista y conservadora del Romanticismo, opuesta diametralmente a esa otra vertiente romántica encabezada, en Perú, por el gran poeta Carlos Augusto Salaverry, y caracterizada -tanto en Europa como en América- por la angustia, la desesperación y el fatalismo. Dicha complacencia en la fe, el orden, la resignación y otros valores del conservadurismo cristiano se hace patente también en otra de las composiciones de Cisneros que más fama le dieron entre sus contemporáneos, la célebre elegía “A la muerte del rey Don Alfonso XII” (1886), con la que ganó el Primer Premio en los Juegos Florales de La Habana.

En 1887, al cumplir el medio siglo de existencia, Luis Benjamín Cisneros quedó inválido. Esta desgracia se vio, en parte, mitigada por el cariño y la admiración que le profesaban sus compatriotas, tanto entre el pueblo llano -que sabía y recitaba de memoria muchos poemas suyos- como entre la clase política y entre sus colegas de profesión literaria. Las autoridades civiles le honraron, el 22 de agosto de 1897, con un solemne acto de homenaje en el que fue coronado con laureles en el Ateneo de Lima, con lo que pasó a convertirse en el primer poeta coronado del Perú. Lo más sorprendente de este reconocimiento fue que, en un mundo como el literario, sembrado siempre de inquinas y asechanzas entre los propios escritores, fue el joven vate José Santos Chocano quien, al frente de otros autores, promovió la coronación del anciano y tullido poeta.

En realidad, no resultaba extraño este tributo de admiración y respeto a un personaje de la talla de Cisneros, quien, a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XIX, se había erigido en uno de los grandes protagonistas -tanto en su faceta de hombre público como en su condición de intelectual- de la esperanzadora transición emprendida por la nación peruana desde el drama diario de la guerra de la independencia hasta la anhelada tranquilidad rutinaria de la vida en el seno de la República. En este sentido, tanto Cisneros como otros compañeros de generación -como el ya citado Ricardo Palma, que confesó haberle querido "con el cariño del hermano mayor al menor”, u otros personajes tan relevantes como José Casimiro Ulloa, Manuel Pardo, Mariano Ignacio Prado, Nicolás de Piérola, Miguel Grau, José Pardo y Javier Prado- llevaron a cabo una labor cívica tan relevante como los mayores logros artísticos o intelectuales alcanzados por cada uno de ellos.

Todo esto explica que, tras la muerte del Luis Benjamín Cisneros -sobrevenida a comienzos de 1904-, dos ex-presidentes peruanos que habían sido rivales acérrimos en la árida palestra de la vida pública -Andrés Avelino Cáceres y Nicolás de Piérola- aunasen sus fuerzas para portar, entre otros deudos y amigos, el féretro donde yacían los restos mortales del finado. Y tampoco puede causar extrañeza que el 17 de junio de 1937, con motivo de la conmemoración del primer centenario del nacimiento del poeta, las autoridades gubernamentales de la barriada limeña de Miraflores acordasen bautizar uno de los enclaves más bellos del lugar (una amplia avenida que discurre paralela al mar) con el nombre de "Malecón Cisneros".

Aparte de las obras ya citadas en parágrafos anteriores, Luis Benjamín Cisneros -que, en colaboración del su amigo y "hermano mayor" Ricardo Palma, fue uno de los fundadores de la Academia Peruana de la Lengua-, escribió otra narración titulada Amor de niño: juguete romántico, así como un valioso texto ensayístico que publicó durante su etapa de cónsul general del Perú en el norte de Francia: Ensayo sobre varias cuestiones económicas del Perú (El Havre, 1866). Cuando habían transcurrido ocho años desde su desaparición, sus amigos recopilaron en un valioso volumen toda su obra poética, publicada bajo el título de De libres alas; poesías completas (Lima, 1912). Muchos años después vieron la luz sus Obras completas (Lima, 1939).

Bibliografía

  • JIMÉNEZ BORJA, José. Centenario del poeta coronado Luis Benjamín Cisneros (Buenos Aires: Imprenta López, 1939).

  • MORENO MENDIGUREN, Alfredo. Luis Benjamín Cisneros. 1837-1904 (Lima: CPI, 1960).

  • TAURO, Alberto. "Pensamiento burgués en la poesía de Luis Benjamín Cisneros", en Revista Iberoamericana (México), nº 27 (1948), págs. 45-62.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.