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DeportesBiografía

Chiapucci, Claudio (1963-VVVV).

Ciclista profesional italiano, nacido en Uboldo el 28 de febrero de 1963, también conocido por el apodo de Il Diabolo ('El Diablo'), ha sido una de las más destacadas figuras del pelotón internacional durante la década de 1990, destacando principalmente por sus cualidades como escalador y su espíritu combativo, lo que siempre le convirtió en un rival a tener en cuenta.

Pese a su indudable talento, Chiapucci nunca logró ganar un gran vuelta por etapas, lo que acrecentó una leyenda de eterno segundo o de "Poulidor" de los tiempos modernos. No obstante, en su descargo cabe señalar que coincidió en sus mejores años con una generación de extraordinarios corredores, entre los que se encontraban su compatriota Gianni Bugno y sobre todo el español Miguel Induráin, quien le privó seguramente de haber sumado en su palmarés algún Tour de Francia o el Giro de Italia, carreras en las que sólo ha podido subir al podio en el segundo y tercer lugar del cajón. En consecuencia, sus triunfos más importantes son sendas victorias en la Milán-San Remo de 1991 y la clásica de San Sebastián de 1993, a lo que une la medalla de plata en los Campeonatos del Mundo de ruta de 1994.

Claudio heredó la pasión por la bicicleta de su padre, aunque nada más iniciarse en el campo profesional (1985) un accidente que le dejó maltrecha una pierna estuvo a punto de acabar con su carrera deportiva casi antes de empezar. Militaba ya por entonces en la escuadra italiana Carrera, con la que consiguió la mayoría de sus hazañas, aunque durante sus primeras temporadas desempeñó labores de "gregario" permaneciendo a la sombra de corredores con más caché como el sprinter Guido Bontempi o el contrarrelojista suizo Zimmerman, de modo que su único triunfo destacable en los ochenta fue el Giro del Piamonte de 1989. Todo cambió en una de las primeras etapas del Tour de Francia de 1990: en compañía del francés Pensec, el canadiense Bauer y el holandés Maasen, protagonizó una larga escapada que le situó entre los primeros de la clasificación general con una amplia diferencia de tiempo; al contrario que sus compañeros de fuga, el italiano defendió con coraje su privilegiada posición en las duras etapas de montaña, siendo sólo superado por el norteamericano Greg Lemond en la contrarreloj final. Este inesperado segundo puesto en la mejor carrera del mundo operó una transformación total en Chiapucci, que a partir de entonces se convirtió en un ciclista agresivo y de mentalidad ganadora.

La temporada de 1991 fue sin duda la de su confirmación entre la élite internacional, ya que en un sólo año ganó más pruebas que en toda su trayectoria anterior. Convertido ya en líder indiscutible del Carrera, se impuso en la Milan-San Remo, la Bicicleta Vasca, fue segundo en el Giro de Italia tras su compatriota Chioccioli, y completó de nuevo un gran Tour de Francia, finalizando en la tercera posición de la clasificación general -detrás de Induráin y su compatriota Bugno- además de obtener el maillot verde de la montaña; sin embargo, esta edición de la prueba gala fue más recordada por su épica escapada junto a Miguel Induráin en una dura etapa con final en Val Louron, hazaña que señaló el comienzo de la hegemonía del navarro y el vano batallar de Chiapucci por intentar arrebatarle el ansiado maillot amarillo, fracasando una y otra vez. En 1992 volvió a ser segundo en el Tour después de protagonizar una fabulosa victoria de etapa con final en Sestrieres: ese día, el Diablo recorrió más de 250 kilómetros en solitario a través de las montañas alpinas, ganándose la admiración de toda la afición italiana que desde entonces le adoptó como ídolo deportivo a la misma altura de otras grandes figuras nacionales como el futbolista Roberto Baggio o el esquiador Alberto Tomba.

Durante las siguientes temporadas Chiapucci siguió peleando por conseguir la victoria en el Tour y en el Giro -en 1993 fue tercero en esta última carrera y obtuvo de nuevo el jersey de mejor escalador-, aunque paulatinamente se fue rindiendo a una clara evidencia: todo el tiempo que ganaba con sus espectaculares ataques en la montaña lo perdía luego con creces en las etapas contra el crono, especialidad que siempre constituyó su talón de Aquiles pese a que con los años fue mejorando sus prestaciones. En cambio, su carácter combativo se demostró ideal para la consecución de etapas, pruebas de un sólo día y pequeñas vueltas de una semana. En esta clase de competiciones logró triunfos prestigiosos como la Volta a Cataluña de 1994, el subcampeonato del mundo de este mismo año, celebrado en Sicilia, y el Criterium de Niza de 1995, además de numerosos primeros puestos.

Desde 1996 el ocaso deportivo de Chiapucci coincidió con la revelación en su mismo equipo de otro extraordinario escalador, Marco Pantani, a quien muchos veían como su sucesor natural. Consciente de este relevo generacional, Chiapucci cedió la jefatura del Carrera a Pantani y fichó por un equipo más modesto, el Asics, donde pasó sus últimas temporadas como profesional.

MAH

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  • 0202 MAH