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Ocio y entretenimientoBiografía

Chaves Barrón, Carlos (1934-VVVV).

Matador de toros mejicano, nacido en Ciudad de México en 1934. Tras una dificultosa andadura novilleril en la que pronto dio muestras de poder llegar a convertirse en una gran figura del Arte de Cúchares, consiguió estrenar su primer terno de alamares con tan sólo dieciocho años de edad, en la plaza de toros de La Morena, un día del mes de octubre de 1952. En la tarde de aquel debut en traje de luces, el joven diestro capitalino hizo el paseíllo acompañado por los novilleros Alfonso Ruiz y Arcadio Rodríguez. Dio inicio así a una brillante trayectoria de aprendizaje que le condujo, a finales de aquella temporada de 1952, a tomar parte por vez primera en una novillada asistida por el concurso de los varilargueros; tuvo lugar este otro jalón de su carrera novilleril en la plaza de toros de Tampico, donde se enfrentó con un encierro procedente de las dehesas de La Laguna de Guadalupe, en compañía de los novilleros Anselmo Liceaga y S. Rodríguez.

Por aquel entonces, Carlos Chaves Barrón ya había despertado el interés de los aficionados mejicanos más avisados, que esperaban verlo pronto encaramado en los puestos cimeros del escalafón novilleril. Sin embargo, debido a su juventud aún debió permanecer durante varias temporadas entre las filas de los aspirantes a convertirse en matadores de reses bravas, y durante este lento compás de espera su estela se fue difuminando. A ello contribuyó notablemente la grave cornada que, en las arenas españolas de Azpeitia (Guipúzcoa), le infirió, el día 3 de septiembre de 1956, un novillo señalado con el hierro de Sáenz. El joven Chaves Barrón, que había cruzado el Atlántico para presentarse ante la afición española en su condición de novillero, vio así truncada durante algunos meses su otrora esperanzadora trayectoria taurina.

La fortuna, además, estaba definitivamente en contra de sus planes toreros; porque, una vez repuesto, no pudo volver a torear en España debido a la ruptura del complicado acuerdo hispano-mejicano que permitía a los diestros de uno y otro país actuar indistintamente en ambas orillas del océano. Pero, a pesar de estos problemas político-administrativos, Carlos Chaves Barrón no abandonó la Península, donde subsistió desempeñando labores comerciales hasta que en 1961, merced a un permiso especial otorgado a su persona, consiguió reanudar su interrumpida andadura taurina.

Así las cosas, el día 4 de junio de dicha campaña de 1961 hizo por vez primera el paseíllo a través de las arenas madrileñas de Las Ventas, donde desfiló junto a los diestros noveles Jesús Sánchez Jiménez y Manuel Herrero para dar cuenta de un encierro marcado con la divisa de El Pizarral. No defraudó aquella tarde Carlos Chaves a la exigente afición del coso venteño, ante la que se lució en el manejo de los engaños (aunque falló a la hora de entrar a matar). La buena impresión causada en esta presentación madrileña le permitió retomar con nuevos bríos su irregular trayectoria novilleril, que concluyó definitivamente a finales de la campaña siguiente, en la plaza riojana de Haro, donde el espada barcelonés Joaquín Bernadó y Bartoméu le facultó para lidiar y estoquear, en presencia del matador albaceteño José Morcillo Osuna ("Pepe Osuna") -que hacía las veces de testigo-, un morlaco criado en las dehesas de don Alberto González Carrasco.

Tras esta ansiada alternativa, verificada el día 9 de septiembre de 1962, el espada de Ciudad de México consideró que ya había alcanzado su máxima aspiración profesional (que, debido a las enormes dificultades con que se había topado a lo largo de su dilatado proceso de aprendizaje, había quedado limitada a la obtención, en suelo español, del título de doctor en tauromaquia). De ahí que, durante varios años, Chaves Barrón no volviera a enfundarse el traje de luces en ningún coliseo de la Península, para circunscribir sus actuaciones a los cosos aztecas. Y, aunque en la temporada de 1966 decidió regresar a las arenas españolas, lo cierto es que su escasa fortuna sólo le permitió firmar un par de ajustes en suelo ibérico, por lo que, a partir de entonces, optó por seguir toreando exclusivamente en los circos hispanoamericanos.

Bibliografía.

  • COSSÍO, José María de: Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). (2 vols.).

  • GUARNER, Enrique: Historia del toreo en México (México, 1979).

  • RUIZ QUIROZ, Luis: México taurino 1964-1969 (México, 1991).

  • VILLATORO, Ángel: Antología taurina mexicana (Madrid, 1964).

  • VINYES RIERA, Fernando: México, diez veces llanto (Madrid: Espasa-Calpe, 1987).

Autor

  • JR.