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Artes industrialesBiografía

Chanel, Coco (1883-1971).

Modista francesa, nacida en 19 de agosto de 1883 en el pueblecito francés de Saumur y muerta el 10 de enero de 1971 en París, cuyo verdadero nombre Gabrielle Bonheur.

Vida

Nacida en el seno de una humilde familia, perdió a su madre a la edad de 12 años, víctima de la miseria y de los embarazos (Gabrielle tenía cuatro hermanos a los que llegó a pagar para que fingieran que no existían). Su padre, un vendedor ambulante, la internó al cuidado de unas monjas en un hospicio de Corrèze, donde pasó los siguientes seis años aprendiendo a coser. Para entonces, la que luego sería Coco Chanel, se había convertido en una fantasiosa adolescente de diecisiete años que no aceptaba su pasado y que comenzó a inventar una existencia llena de novelerías.

Sus ansias de libertad e independencia la empujaron a abandonar el orfanato y a colocarse como dependienta en una mercería de Moulins, trabajo que compaginaba con sus actuaciones en La Rotonde, un lugar de diversión para los oficiales del ejército, donde dejaba oír su voz con temas como Ko ko ri ko y Qui qu'a vu Coco?, una tonadilla popular que narraba la historia de una muchacha que había perdido a su perrito Coco. Fue allí donde comenzaron a llamarla la petite Coco, el nombre con el que luego se haría conocida y entraría en la leyenda. Muy posiblemente fue entonces cuando sufrió un aborto que le provocaría la esterilidad de por vida, detalle que, sin embargo, no se puede precisar.

Con apenas veintidós años, se enamoró perdidamente -lo cual siempre negó- de Étienne Basan, un joven burgués adinerado con el que mantuvo una relación de seis años, que la arrancó de su vida provinciana para mostrarle una existencia de lujo y ocio entre fiestas y carreras de caballos. Pero Coco quería trabajar, así que habló con Balsan para que éste financiara la apertura de una sombrerería; mientras él maduraba la idea, ella aprovechó para fugarse a París con Arthur Boy Capel, un jugador de polo que era uno de los mejores amigos de su amante.

Ya en París, Mademoiselle Coco seguía aferrada a la idea de abrir una casa de modas pero, como Capel tenía dinero, se vio obligada a pedírselo a su antiguo amante. En 1914 compró en las Galerías Lafayette varias docenas de sombreros que ella misma reformó y luego los sacó a la venta. Ante el inesperado éxito obtenido, no lo dudó ni un momento: lanzó su propia línea de moda, que consiguió notable aceptación entre sus clientas, muchas de las cuales eran antiguas amantes de Balsan. Con los beneficios abrió su primera tienda en el número 21 de la rue Cambon y poco después se lanzó a la apertura de una segunda en la elegante y veraniega villa de Deauville, donde impuso su moda entre la gente "chic" de la época, y luego una tercera casa en Biarritz. Para entonces Coco tenía bajo sus órdenes a 300 empleados pero en el terreno sentimental las cosas no le iban tan bien. Los rumores de infidelidad que corrían sobre Capel se vieron confirmados cuando él le dijo que la dejaba para casarse con una aristócrata, lo cual hizo en 1919.

Teminada la guerra, Gabrielle volvió a París, se instaló en el Hotel Ritz y se volcó en su negocio, que no tardó en hacer prosperar, ayudada por revistas y periódicos de todo el mundo que difundieron su estilo. En 1929, el crack de Wall Street obligó a reducir la plantilla de la empresa -que por entonces contaba con 4.000 trabajadores- a la mitad; además, los precios de los exclusivos diseños de Chanel se redujeron considerablemente. Ni siquiera de esta forma consiguió levantar la firma, así que Coco Chanel cerró sus salones y decidió marcharse a Norteamérica durante un tiempo, reclamada por el productor de cine Samuel Goldwyn, que le ofreció la posibilidad de vestir a las estrellas dentro y fuera de la pantalla.

Durante esta etapa pasaron por su vida Igor Stravinsky, el duque Dimitri de Rusia, el duque de Westminster -que la abandonó tras diez años de relaciones porque no podía darle hijos- y, finalmente, cuando ya tenía casi cincuenta años, el artista Paul Iribe, en el que creyó haber encontrado al hombre de su vida, fallecido de infarto tras un partido de tenis en 1933.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Coco cerró sus salones pero continuó viviendo en la capital parisina. Conoció entonces a un diplomático alemán, Hans von Dincklage, que se convirtió pronto en su amante. En agosto de 1944 fue detenida bajo la acusación de colaboracionismo y, tras este episodio, se exilió en Suiza. Durante los años que permaneció retirada del mundo de la moda, asistió al triunfo del "New Look" que imponían de Christian Dior y Balenciaga.

En 1954, con setenta y un años, reabrió su casa de modas porque, como le dijo a Marlene Dietrich "se aburría". Consumida por el reumatismo y la artritis, pero sin haber dejado ni un momento de poner alfileres (ella no sabía dibujar ni hacer bocetos, de forma que creaba sus diseños sobre las propias modelos), moría el 10 de enero de 1971. Ese día, salió con su amiga Claude Baillen a dar un paseo; cuando regresaron, Coco, fatigada, se tendió en su cama del Hotel Ritz y le dijo: "Mira, así se muere".

Estilo Chanel

Cuando el 28 de junio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Coco se dio cuenta que los nuevos tiempos exigían un estilo mucho más deportivo y funcional, adaptado a las nuevas circunstancias. Lo primero que hizo fue suprimir el corsé del traje femenino para dar mayor libertad de movimientos a las mujeres. Dos años más tarde introdujo el punto en sus colecciones, un tejido que nadie había utilizado hasta entonces para la alta costura pero que encantó a sus clientas, con el que confeccionó el jersey, una prenda casi masculina, que fue seguida de la charming chemise dress, un vestido-camisa sin cintura ni adornos que realzaba el busto femenino, sobre el que se imponía llevar perlas.

Sus innovaciones fueron aún más lejos: no sólo se atrevió a acortar la longitud de las faldas y descubrir el tobillo femenino, sino que cortó el pelo a todas las mujeres cuando una noche apareció en la Ópera con el cabello corto. Acababa de crear el estilo garçon, que marcó el final de una época de la historia. Tuvo la audacia de exponerse al sol cuando el broceado se consideraba sinónimo de plebeyez, y también a imponer su extrema delgadez (fruto, por otra parte, de las privaciones que le imponía la guerra) a todas sus clientas.

En este innovador estilo realizó faldas plisadas de estilo marinero, trajes de talle bajo, pijamas playeros, impermeables e, incluso, ¡pantalones femeninos! Fue ella quien lanzó el impermeable, los trajes de tweed escocés con bisutería llamativa, el zapato de punta redonda y, por supuesto, el célebre bolso con cadenitas doradas, que se llevaba en bandolera. Creó también el célebre traje negro (la petite robe noire) que, en diversos modelos, desde entonces ha sido portada de todas las revistas de modas. Y no cabe olvidar el traje que lanzó en 1925 que se convirtió en la estrella de la firma, un traje con falda y chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado.

Otro de los revolucionarios aportes de Chanel a la moda femenina fue el zapato de tacón bajo. Fue un lanzamiento subversivo, en plena década de los años cincuenta, cuando los zapatos de tacón de aguja se hallaban en su apogeo. Junto a Raymond Massaro colaboró en la creación de un modelo de zapato realizado en dos tonos: el cuerpo y la parte del talón eran de color beige para alargar ópticamente la pierna, mientras que la puntera de color negro hacía que el pie pareciese más pequeño.

Con todo, el vástago más famoso de la Maison Chanel nació en 1923, fruto de la unión con Ernest Beaux: el perfume Chanel nº 5. Se trataba de una mezcla única de aldehídos y sustancias florales destinada a terminar de una vez con los afectados polvos perfumados de violeta de las décadas precedentes. Fue la actriz Marilyn Monroe quien convirtió la fragancia en un símbolo mítico cuando, durante una entrevista, aseguró a los reporteros que unas gotas del nº 5 era lo único que llevaba puesto para dormir. Luego llegaron otros perfumes, el nº 22, el nº 19 -que conmemora la fecha del nacimiento de Madame-, Cristalle y Antaeus (para hombre). En 1984 se lanzó Coco, denominado así para continuar con la tendencia impuesta por ella de asociar su nombre al de sus aromas. En 1990 nació Egoïste, una esencia para hombre que consiguió dominar el mercado durante los últimos años del siglo XX.

Autor

  • lu