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Cerdá y Bosch, Clotilde, o "Esmeralda Cervantes" (1861-1926).

Escritora, periodista e intérprete musical española, nacida en Barcelona en 1861, y fallecida en Santa Cruz de Tenerife el 12 de abril de 1926. Tanto para sus escritos literarios y periodísticos como para sus actuaciones como concertista, utilizó el pseudónimo de "Esmeralda Cervantes".

Nacida en el seno de una familia acomodada, influyente y destacada en todos los ámbitos culturales del país (era hija de don Ildefonso Cerdá, el ingeniero urbanista que proyectó el Ensanche de la Ciudad Condal, y de doña Clotilde de Bosch), recibió desde niña una esmerada instrucción que la condujo a los mejores colegios de París y Viena. Con tan sólo cuatro años de edad, y ante el precoz interés que mostraba por la música, un frenólogo la sometió a un análisis y le vaticinó que acabaría siendo una gran intérprete, profecía que se empezó a cumplir en 1873, cuando la joven Clotilde Cerdá y Bosch, sin haber alcanzado aún los doce años de edad, tocó por vez primera en público en el transcurso de la Exposición Universal de Viena.

Ya por aquellos años se había decantado por uno de los instrumentos musicales más complejos, el arpa, con el que poco después de su debut en Viena entusiasmó a los asistentes a un concierto en el Palacio Real de Londres (1874). Convertida, así, en una niña prodigio cuyo nombre sonaba en todos los salones europeos, Clotilde Cerdá cayó bajo la protección de la reina Isabel II, quien le sugirió la adopción del pseudónimo con el que la niña se haría famosa (al parecer, fue la Reina quien propuso el apellido Cervantes, mientras que la propia Clotilde eligió el nombre prestado de Esmeralda). Este apoyo regio le sirvió para granjearse otras muchas amistades y protecciones de personas principales, como la Condesa de Montijo.

A partir de entonces, los éxitos internacionales de esta precoz arpista se sucedieron sin solución de continuidad. Triunfó clamorosamente en París, y de allí fue llamada al Palacio Real de Lisboa, para pasar a continuación al Brasil, donde ejecutó un concierto ante el emperador Pedro II. Comenzó así un largo periplo por tierras de Ultramar, en el que cosechó tales éxitos que, en algunos países como Uruguay, le valieron ser nombrada "Hija Adoptiva". En la capital Argentina se significó no sólo por su arte y virtuosismo, sino también por su altruismo y generosidad, pues ofreció varios conciertos benéficos. Además, actuó también con éxito en Chile, en Cuba y en México, y llegó a admirar al público norteamericano en un concierto que ofreció en la ciudad de Nueva York.

Convertida, pues, en una de las escasas figuras españolas que por aquel entonces triunfaba en todo el mundo, hizo gala de un cosmopolitismo que tan pronto la ubicaba en Italia (participó, en la Ciudad Eterna, en el último concierto ofrecido por el compositor y pianista húngaro Franz Liszt) como en Turquía (donde, en 1876, contrajo matrimonio con un millonario brasileño). Mas no por ello se olvidaba de su lugar de origen, donde había empezado a ejercer una importante tarea de mecenazgo cultural.

En efecto, en 1886 se había hecho cargo de la dirección, en su Barcelona natal, del rotativo El Ángel del Hogar, y un año antes había fundado allí mismo una Academia de Ciencias, Artes y Oficios que, a pesar de las oportunidades que brindaba a la juventud catalana, apenas tuvo dos años de existencia. Su constante presencia en los medios de comunicación le permitió asumir también la dirección de La Estrella Polar (de París), así como publicar varios artículos de interés en otros periódicos y revistas del momento, pues Clotilde Cerdá y Bosch era también brillante en el manejo de la pluma. Centrados, por lo común, en sus experiencias viajeras como concertista, sus trabajos periodísticos aparecieron en diferentes medios catalanes, como La Ilustración de la Mujer (donde publicó "Cartas musicales" [1883], "Recuerdos de viajes" [1883] y "A Martina Castells de Constantí. Doctora en la Facultad de Medicina" [1884]), y Revista de Modas y Salones (donde dejó impreso el artículo titulado "Un recuerdo de mis viajes. Subida al Teide" [1884]).

Asimismo, puso su talento literario al servicio de su gran pasión hacia ese instrumento musical que la había hecho célebre en todo el mundo, para redactar una interesante Historia del arpa (Barcelona: Tipografía de Víctor Berdós y Feliú, 1885).

Bibliografía

  • CESTER, Ricardo. "A la gloria nacional doña Esmeralda Cervantes", en El Correo de la Moda, nº XXX, 10 de mayo de 1888, pág. 339. Se trata de un poema laudatorio dedicado a la arpista, que comienza por el verso "Puede el hombre gozar con solo verlas...".

  • SIMÓN PALMER, Carmen. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual biobibliográfico (Madrid: Castalia, 1991).

  • Diario El Progreso. Año XXI - Número 8.297 de fecha lunes, 12 de Abril de 1926.

  • Diario La Provincia de fecha jueves, 22 de Abril de 1928, página 8.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano, colaboración de Juan Alayón.