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HistoriaBiografía

Castilla, Constanza de (1352-1394).

Princesa castellana, nacida en 1352 y muerta en 1394. Era la hija primogénita del rey Pedro I de Castilla, llamado el Cruel, y de la que fue su compañera durante la mayor parte de su vida: doña María de Padilla. De esta unión nacieron cuatro hijos: Constanza, Isabel, Beatriz y Alfonso.

Tras la muerte en 1361 de María de Padilla, el rey declaró solemnemente ante las Cortes reunidas en Sevilla que aquélla había sido su legítima esposa y consiguió que la asamblea le reconociera la dignidad de reina y otorgara legitimidad a sus hijos. Pedro I deseaba así, además de desagraviar la memoria de María, resolver el problema de su sucesión, ya que carecía de descendientes de su matrimonio legal con Blanca de Borbón. Sin embargo, su hijo Alfonso, en quien descansaban las esperanzas de sucesión al trono, murió al poco tiempo, y Constanza se convirtió en la virtual heredera de la Corona castellana. Pero sobre ella pesaba el baldón político de ser mujer y nacida, además, de una unión no legitimada por la Iglesia.

Al estallar la Guerra Civil Castellana en 1365, Constanza y su hermana menor, Isabel (Beatriz ingresó en un convento), se convirtieron en preciosos objetos de intercambio político. Constanza significaba la garantía de la continuidad del linaje de Pedro I, a quien disputaba el trono su medio hermano, Enrique de Trastámara, fruto él también de una unión natural. Acosado por el bando trastamarista, Pedro I firmó en septiembre de 1366 el Tratado de Libourne, por el que estableció una alianza bélica con Eduardo, Príncipe de Gales, y con Carlos de Navarra. Constanza y su hermana Isabel fueron entregadas a los ingleses como rehenes de cumplimiento de los acuerdos, mientras su padre regresaba a Castilla para combatir al Trastámara.

Constanza permaneció desde entonces en Bayona, rodeada por el grupo de exiliados petristas acogidos a la hospitalidad de la corte anglo-aquitana. Ésta era gobernada por Juan de Gante, duque de Lancaster, cuarto hijo del rey Eduardo III de Inglaterra y uno de los hombres más poderosos de dicho país. Tras la muerte de Pedro I en el encuentro de Montiel (1369) y la ascensión al trono de Castilla de Enrique de Trastámara (Enrique II), el jefe de los exiliados petristas en Bayona, Juan Gutiérrez, deán de Segovia, propuso el matrimonio de Constanza con el duque de Lancaster, a fin de que éste se convirtiera en el nuevo adalid de la causa legitimista castellana. Juan de Gante aceptó esta oferta y, a partir de entonces, la defensa de los derechos sucesorios de Constanza se convirtió en su sueño más preciado, pese a la creciente debilidad de la causa petrista, toda vez que Enrique II consolidaba rápidamente su dominio sobre el reino.

La boda tuvo lugar en la ciudad aquitana de Mont-de-Marsan en septiembre de 1371. Constanza tenía entonces casi veinte años y treinta y dos su nuevo esposo. Éste había casado en primeras nupcias con Blanca de Lancaster, de quien enviudó muy pronto, heredando el título ducal, y con la que tuvo un hijo, el futuro Enrique IV de Inglaterra. Esta unión dinástica constituía, pues, una alianza de enorme potencial para la política europea, en el caso de que Constanza y su marido lograran derrotar a Enrique II. El acuerdo se reforzó con el matrimonio de Isabel, segundogénita de Pedro I, y otro de los hijos de Eduardo III: Edmundo, conde de Cambridge. Así, en caso de que Constanza muriera sin descendencia, sus derechos sucesorios permanecerían en la casa real británica, a través de Isabel y de su esposo. En 1372, Constanza y Juan de Gante se proclamaron reyes de Castilla, obteniendo el reconocimiento del Consejo real inglés, que ofreció ayuda militar a la causa legitimista. Al año siguiente nació en Bayona su hija Catalina, futura reina de Castilla.
Constanza encabezó la exigua corte de exiliados leales instalada en Bayona, con Juan Gutiérrez como canciller. Entretanto, el duque de Lancaster trataba de estrechar lazos con Aragón y Portugal para promover una nueva intervención en Castilla. Sin embargo, el despliegue naval del que hizo gala Enrique II, y la creciente debilidad de la causa petrista, obligaron tanto a Constanza como a su esposo a admitir el fracaso de su empeño. En 1375, el duque de Lancaster inició conversaciones de paz con los castellanos, sin dejar por ello de promover diversas acciones contra Enrique II, aprovechando los períodos de debilidad del gobierno de éste. Las negociaciones culminaron en el Tratado de Bayona de 1388, tras los fracasos militares del de Gante en su nuevo intento de invasión de Castilla para derrocar al sucesor de Enrique II, Juan I. Por este tratado, Constanza se vio obligada a renunciar totalmente a sus derechos sobre el trono castellano, al igual que su esposo. A cambio, éste recibió una indemnización de 600.000 francos de oro, más una renta anual de 40.000; Constanza, por su parte, sólo recibió las rentas jurisdiccionales de algunas villas de poca importancia, merced a sus derechos reconocidos entonces como hija del rey don Pedro. A fin de neutralizar el linaje de Constanza, el acuerdo estableció además el matrimonio entre su hija primogénita, Catalina de Lancaster, y el infante don Enrique, heredero de Juan I de Castilla, al que se otorgó entonces el título de Príncipe de Asturias. De esta forma, la línea de descendencia de Constanza alcanzaría el trono en la persona de su nieto, el rey Juan II.

Las relaciones entre Constanza y su esposo fueron frías y, a menudo, conflictivas. El duque de Lancaster pasaba largas temporadas separado de su esposa, a la que trataba como a un mero instrumento político. En realidad, Juan de Gante se hallaba unido a la dama inglesa Catalina Swinford, con la que tuvo hijos al poco tiempo de casarse con Constanza. Tras la muerte de ésta en 1394, el duque de Lancaster se casó legalmente con Catalina (1396) y legitimó a los cuatro hijos de ésta. Se inició así la casa de Beaufort.

Bibliografía

  • ARMITAGE SMITH, K.: John of Gaunt, King of Castille and Leon, duke of Aquitaine and Lancaster. Westminster, 1940.

  • RUSSELL, P.E.: The English Intervention in Spain and Portugal in the time of Edward III and Richard II. Oxford, 1955.

  • SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: Los Trastámara y los Reyes Católicos. Madrid, 1985.

Autor

  • Victoria Horrillo Ledesma