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Ocio y entretenimientoBiografía

Carranza, Pedro, o "Algabeño II" (1885-1951).

Matador de toros español, nacido en La Algaba (Sevilla) en 1885, y fallecido en Coria del Río (Sevilla) el 29 de mayo de 1951. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de "Algabeño II".

Era pariente del primer "Algabeño", José García Rodríguez, cuyo ejemplo le sirvió para aficionarse desde niño al mundo del toro y concebir el empeño de llegar a ser figura del toreo. Comenzó, pues, a muy temprana edad a foguearse en los festejos y las tientas que se celebraban por las inmediaciones de La Algaba, y poco a poco consiguió llamar la atención de los taurinos locales para que lo incluyeran en varias novilladas. Sin embargo, su trayectoria no fluyó tan ligera como la de otras figuras en ciernes de aquellos años, ya que no consiguió presentarse en Madrid hasta que no había cumplido los veinticuatro años de edad, y aun así no pisó el ruedo principal de la Villa y Corte, sino el del pequeño coso de Tetuán de las Victorias. Tuvo lugar esta presentación el día 23 de mayo de 1909, fecha en la que el joven novillero sevillano anduvo valiente y entonado, lo que le valió una extraordinaria cadena de contratos durante dicha campaña.

En efecto, aquel año de 1909 logró Pedro Carranza presentarse en plazas tan importantes como la de Barcelona (31 de agosto) y Madrid (31 de octubre), donde compartió cartel con los jóvenes novilleros "Carbonero" y Pacomio Peribáñez, para enfrentarse entre los tres con un encierro procedente de las dehesas de Moreno Santamaría.

Poco a poco, estas oportunidades que se iban sucediendo en su carrera novilleril lograron afianzar a Pedro Carranza entre los principales aprendices del Arte de Cúchares, al tiempo que le sirvieron para ir puliendo los defectos más graves notados en sus comienzos: la falta de precisión en el manejo del estoque, y una depurada sobriedad que, mal entendida, se podría interpretar como una falta de recursos o escasez de repertorio. Sin embargo, gustaba mucho a la afición su elegante sencillez en el trasteo de muleta, mediante el cual consiguió "Algabeño II" afianzarse, hacia la campaña de 1912, entre los novilleros punteros del momento.

Tres años más tuvieron que pasar para que Pedro Carranza pudiera dar el salto definitivo al escalafón superior de los matadores de reses bravas. Finalmente, el día 4 de abril de 1915 -fecha en la que se inauguraba la temporada oficial en el coso de la capital de España- cruzó el ruedo de la Villa y Corte dispuesto a tomar la alternativa de manos de su padrino, el coletudo madrileño Vicente Pastor y Durán ("El Chico de la Blusa"); el cual, bajo la atenta mirada del espada vizcaíno Cástor Jaureguibeitia Ibarra ("Cocherito de Bilbao"), que hacía las veces de testigo, le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque a un toro llamado Lagartijo, colorado, retinto, cornalón y pasado de romana, que se había criado en las dehesas de Aleas. Cuentan los cronistas de la época que el toricantano brilló a gran altura en el manejo de los engaños, y que liquidó de un soberbio volapié al toro de su alternativa; comoquiera que también triunfó en la lidia de su segundo enemigo, Pedro Carranza fue sacado a hombros por la primera afición del mundo el día en que obtuvo su doctorado en Tauromaquia.

Sin embargo, este éxito inicial no se tradujo en una inmediata oferta de contratos, sin duda debido a la inmensa talla de los matadores de toros que, por aquellas fechas, copaban los puestos cimeros del escalafón superior. Tras mantenerse durante varias campañas en un discreto segundo plano, en la temporada de 1921 tan sólo cumplió ocho ajustes, circunstancia que le animó a cruzar el Atlántico para buscar nuevas oportunidades en las plazas de Ultramar.

En efecto, durante las campañas de 1922 y 1923 Pedro Carranza sólo toreó en Hispanoamérica, donde se hizo con cierto renombre y llegó a compartir carteles con figuras de la altura de Rafael Gómez Ortega ("El Gallo") e Ignacio Sánchez Mejías. Triunfó en cosos tan importantes como el de Mérida de Yucatán y San Luis de Potosí, y a su regreso a España no volvió a enfundarse el terno de luces. Retirado a la localidad sevillana de Coria del Río, se dedicó a faenas camperas hasta que falleció en la primavera de 1951.

Autor

  • JR.