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MúsicaBiografía

Cantero Rada, José Luis. "El Fary" (1937-2007).

Cantante español, nacido en Madrid el 20 de agosto de 1937, en el barrio de Ventas, y fallecido en su ciudad natal, el 19 de junio de 2007. Su familia, de condición humilde, estaba integrada por sus padres y un total de once hijos. Su padre, jardinero de profesión, ganaba lo justo para alimentarlos, y el propio cantante ha comentado en muchas ocasiones que él y sus hermanos llegaron a pasar necesidades durante su infancia y adolescencia. José Luis Cantero apenas fue a la escuela y se consideraba a sí mismo autodidacto en el aprendizaje del idioma escrito. Niño callejero, desde siempre le llamaron la atención los grupúsculos de gitanos que en su barrio pasaban horas cantando, y tocando la guitarra y las palmas. Estas reuniones callejeras no fueron, sin embargo, su único contacto con la música, ya que pasaba también parte de su tiempo escuchando la radio y aprendiendo coplas de Juanito Valderrama, Rafael Farina y otros grandes del género, a los cuales imitaba a diario.

Dedicó los primeros años de su vida a desempeñar todo tipo de trabajos esporádicos (churrero, "abrecoches" a las puertas de los hoteles, cargador de paquetes, mozo de almacén) que le permitieran contribuir de algún modo a la maltrecha economía familiar. Compaginó estos trabajos con su afición al cante, plasmada en una serie de actuaciones en verbenas populares, tabernas o en concursos a los que se presentaba para probar fortuna. Éstos tenían lugar bien en la radio (por ejemplo, en el concurso Rueda la bola, dirigido por Ángel de Echenique en Radio Intercontinental de Madrid), bien en los barrios de Madrid que José Luis transitaba con frecuencia. Recuerda él mismo cómo ganó uno de estos concursos -el del barrio de la Elipa- en cuatro ocasiones consecutivas; el premio consistía en una copa y cinco duros que, entonces, daban para mucho.

A los diecisiete años consiguió su primer trabajo fijo: jardinero en el Instituto Nacional de Técnicas Aeronáuticas, en Torrejón de Ardoz (Madrid). Desempeñó este trabajo, consistente la mayoría de las veces tan sólo en cortar césped, durante cinco años. Luego, por consejo de su hermano, decidió probar suerte como taxista. Aprovechaba las cerca de quince horas diarias que pasaba en el coche para afinar su garganta y ensayar sus coplas ante los clientes, de forma que su fama pronto creció entre los compañeros taxistas. Fueron éstos quienes, dado que José Luis imitaba frecuentemente a Rafael Farina, le empezaron a llamar "el Farinilla de Ventas", de donde procede el nombre artístico "El Fary" con el que pronto empezó a ser conocido.

Con el apoyo inestimable de sus compañeros, el Fary pudo reunir 50.000 pesetas y entrar en un estudio de grabación. De allí salió su primer disco, que no reunía otra cosa que algunos fandangos y bulerías, como “Están en el cementerio” o ”Los tres maletillas”, acompañados por el piano de Felipe Campuzano que no cobró nada por aquella grabación. La campaña de autopromoción duró todavía unos años, durante los cuales el Fary siguió costeándose grabaciones (discos que contenían canciones como “Gitano”, “Esposa mía”, “Mi pelo blanco”, "Noche silenciosa” o “Camino de gloria”) y pegando sus propios carteles en la calle. Un primitivo método que, no obstante, le dio buenos resultados, pues su nombre comenzó a sonar en el mundillo de la copla. Así, empezó luego a elaborar sus propias composiciones (letra y música), algo inaudito, sobre todo si atendemos a su humilde y precaria educación.

Ganó su primer sueldo profesional con una actuación en Pozoblanco (Córdoba) a finales de los años sesenta, como sustituto del cantaor Pepe Blanco. Según su propio testimonio, al comienzo escuchó algunos pitidos, pero después consiguió ganarse al respetable. Sin embargo, no le fue fácil conseguir más actuaciones y, por consiguiente, el taxi siguió siendo durante bastante tiempo su forma de ganarse la vida. Mientras tanto, el cantante de Ventas, con tesón y unos ahorros, consiguió montar una agencia en la cual, además, contrataba a importantes figuras que otorgaran a sus actuaciones un alto nivel artístico. En esa época, el único apoyo que encontró el Fary fue el de Antonio Molina, quien le contrató durante dos meses en su compañía. Fue, tal vez, su paso por el programa presentado por José María Íñigo, Estudio Abierto, lo que le valió cierta reputación entre sus colegas artistas. El Fary se encontraba por fin con la oportunidad de su vida, y supo aprovecharla, tal y como se advirtió en su siguiente disco: Yo me estoy enamorando, de Paco Cepero, con el que alcanzó un éxito inmediato. Después vinieron las canciones “El señor don gato”, una rumbita cuyos orígenes eran una canción de cuna; y “La mandanga”, con la que se hizo popular en las discotecas.

Puede considerarse que el Fary empezó a ser un artista conocido a partir de 1980. Consiguió con dos o tres éxitos contar con una audiencia apreciable dentro del mundo de la copla española. Ante todo fue considerado un cantante flamenco, en su vertiente “rumbera”, con un toque popular -muy en la línea de M. Escobar u otros como Peret- que le daba personalidad propia. Pudo entonces abandonar su taxi y entrar a estudiar en la famosa escuela de Juan Solano, de quien interpretaba aquella canción llamada “Las Sevillanas del Rastro”, pieza muy castiza. En definitiva, el Fary se consolidó en estos años -finales de los setenta y principios de los ochenta- como un cantante popular, arraigado en el ámbito castizo; por ello trató en sus letras temas como los ambientes marginales de Madrid -tal vez recordando sus principios-, con un lenguaje cheli que le llevó rápidamente a conectar con las poblaciones gitanas y marginales de la ciudad.

Poco a poco, el Fary fue vendiendo discos y consolidándose en un mercado concreto de público. Su compañía discográfica editó entonces Canela y limón, un vinilo que vino a significar la mayoría de edad del artista. Las canciones eran también de Paco Cepero, un guitarrista que significó mucho para la proyección del cantante. El disco incluía algunos éxitos que pronto se convirtieron en clásicos de la nueva “rumba”; canciones como “A mi madre”, “Cómo te quiero”, “Tanguillos”, “Muriendo de amor”, “El bamboleo” y, sobre todo, “A tu manera”, tema estelar de su repertorio. Los siguientes discos del cantante tuvieron ya mayor incidencia en el mercado discográfico; empezó a cosechar un éxito tras otro, con canciones como “Ay, Consuelo”, “Vengo a ti”, “Como una alondra” o “Mi María Dolores”. También es de esa época la canción “Hoy es día de fiesta”, la cual narraba un suceso trágico que el Fary había leído en los periódicos. Dicha canción fue después seleccionada para un álbum compilatorio del cantante titulado Grandes éxitos.

Al ritmo de casi un elepé por año, sacó a la luz Amante de la noche en 1982, que contenía algunas canciones exitosas tales como “Paloma que pierde el vuelo” (del también cantante Juan Bautista), “Herido”, “Raíces”, “Ojos sin noche”, “Diez mandamientos” o “Te prohíbo”; y algo después vio la luz Camino de la gloria, que representaba un alto en el camino de este cantante singular, pues recopilaba algunas canciones que le habían dado fama y prestigio y que no eran otras que “Los emigrantes” -de claro sabor melancólico-, “Llévame al cielo”, “La cuarentona”, “Amor a la tierra” u “Hola amigo”.

Amor secreto, de 1983, tuvo menos repercusión que los anteriores, a pesar de reunir también un puñado de buenas canciones como “Luz de fuego”, “Llámame”, “Vuelve Paloma” o, quizá, la mejor, “La cicatriz de tu amor”. Pero al año siguiente volvió a acertar publicando El toro guapo, acaso uno de sus discos más representativos y trampolín final de su éxito. El disco contenía un tema del mismo título, “El toro guapo”, que compuso junto a su colaborador en aquellos años, Alejandro Cintas. Otras canciones representativas eran “Mis sueños van contigo”, “Quisiera ser marinero”, “Vete de mí” u “Hoy es día de visita”. 1985 alumbró otro exitoso elepé titulado Rompecorazones, un disco con que el cantante de Ventas se aseguró seguir en la cresta de la fama y vendiendo miles de copias. El Fary era ya un cantante enormemente popular y seguido por donde quiera que actuaba dentro de la geografía española. Contaba con una canción estrella: "La rompecorazones", compuesta por el propio cantante y su colaborador Juan Bautista, pero incluía también otras canciones importantes como “Era demasiado”, “Soy así”, “No me llames más” y “Sin ti”.

En 1986, el Fary cambió de compañía discográfica y fichó ya por una multinacional con la que grabó Un paso más, elepé que contenía un pasodoble muy exitoso titulado “Antoñete”, de claro sabor taurino y compuesto al alimón con Alejandro Cintas. También pueden reseñarse otros éxitos del disco, como “El desengaño”, “Niña no juegues”, “Vivir separados” o “La mal amada”, canciones que ahondaban, como es frecuente en el cancionero del Fary, en el sentimiento amoroso. A este disco le siguieron otros recopilatorios llenos de éxitos que recobraban lo mejor y más popular de este cantante. Enamorando, de 1989, incluía colaboraciones de muchos compositores talentosos del momento, como M. Pareja Obregón (“Y qué me importa” o “Si tú me dejas”), Pepe Nieto (“Celosa”) y Juan bautista (“Qué tiene él” o “Estrella de plata”). Incluía también este elepé una brillante composición titulada “La falsa monea”, antigua canción de Imperio Argentina y que el Fary tuvo el acierto de seleccionar.

En la década de los años noventa, el Fary continuó su exitosa carrera. Editó el disco Dedícame una hora, con algunas canciones representativas de su estilo como “Isla perdida”, “Labios de fuego”, “La calle del olvido”, la original “Tangos del Piyayo” y, finalmente, la que dio título al disco: “Dedícame un ahora”, compuesta de nuevo en colaboración con Juan Bautista y que pronto se convirtió en su gran éxito del momento. Finalmente, en 1992 grabó Tomillo, romero y jara, que seguía el esquema de otros discos, con composiciones propias y de J. Bautista: “Carabirurí” (de enorme éxito), “Mi relicario”, “Gitanito y payo”, “Mi paloma” o “Déjame ya”, además de la que daba título al disco: “Tomillo, romero y jara”.

En junio de 2007, el mismo día de su muerte, salió a la venta su nuevo disco de grandes éxitos, bajo el título "Media Verónica", compuesto por dos CD que recogen 55 de sus éxitos y por un DVD con 14 temas más.

El Fary representó, pues, al prototipo de artista creado a sí mismo y merecedor del puesto que ocupa en la música popular española del último tercio del siglo XX. Dueño de una gran popularidad ganada con esfuerzo, empeño, dedicación y entusiasmo, fue un cantante de proyección innegable. Hombre modesto y sencillo, supo acaparar en su derredor a una masa de público que ha sabido valorar su esfuerzo, su trayectoria del taxi al escenario y su innegable talento. Su incursión en la composición de las canciones también habla en su favor, aunque en distintos momentos supo echar mano de otras firmas ilustres de la canción popular, tales como Paco Cepero, M. Pareja Obregón, José Luis Nieto, etc. Sin embargo, muchas de sus obras más conocidas fueron firmadas por él, lo que demuestra la capacidad de este artista y sus posibilidades en el mundo de la canción popular. El Fary, sabedor de su enorme simpatía, compuso las canciones que su público quería escuchar. Así, en lugar de teatros o salas flamencas, supo llenar plazas de toros, recintos deportivos y naves gigantes donde fraguó su fama y éxito, acompañado siempre de su inefable guitarrista Juan, apodado “Peloto”, gran colaborador y guitarrista flamenco y partícipe del éxito de este entrañable cantante español.

Cancionero

“Paloma que pierde el vuelo” (Juan Bautista).
“El toro guapo” (Cintas, Cantero y Fredes).
“La rompecorazones” (Bautista, Cantero y Alonso).
“Antoñete” (Cintas, Cantero y Frades).
“Hoy es día de visita” (Cantero).
“Hoy me estoy enamorando” (P. Cepero).
“El señor don Gato” (Román, Cepero, Cantero, Varona y Ramudo).
“La falsa monea” (Mostazo, Perelló y Cantabrana).
“Dedícame una hora” (Bautista y Cantero).
“Carabirubí” (J. Bautista y Cantero).

Discografía básica

Canela y limón, 1980
Hoy es día de visita, 1981
Amante de la noche, 1982
Caminos de gloria, 1983
Amor secreto, 1984.
El toro guapo, 1984
Rompecorazones, 1985.
Un paso más, 1986.
Enamorando, 1989.
Dedícame una hora, 1990.
Tomillo, 1992.
Media verónica, 2007.

Autor

  • Ricardo P. Virtanen