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Ocio y entretenimientoBiografía

Cándido Hernández, Jerónimo José (1763-1839).

Matador de toros español, nacido en Chiclana de la Frontera (Cádiz) el 14 de junio de 1763, y muerto en Madrid el 1 de abril de 1839.

Hijo del infortunado diestro José Cándido, que fue mortalmente corneado en la plaza de El Puerto de Santa María en 1771, dilapidó la pequeña fortuna que había labrado su progenitor con la muleta y la espada, y se acogió al amparo de don José de la Tixera, gran aficionado a los toros; el cual, desde que hubo conocido que Jerónimo José mostraba inclinación a correr reses bravas por las dehesas de su Chiclana natal y por otros pastizales del contorno, se puso en contacto con su amigo Pedro Romero y le encomendó que dirigiera el aprendizaje taurino de su joven pupilo. El gran Romero comenzó a llevarlo en su cuadrilla y a compartir con él camaradería, viajes e, incluso, su propia casa, de donde surgió que Jerónimo José aprendiera a torear y, de paso, se casara con una hermana de su maestro. Este episodio de su vida fue crucial para su carrera taurina, porque le proporcionó un puesto fijo de media espada en la cuadrilla de Pedro Romero; y aunque su infortunada esposa murió a los pocos años de la boda, los cuñados Pedro y Jerónimo no perdieron la amistad que les unía, ni dejaron de torear y colaborar juntos en otras lides tauromáquicas que se descubrirán más adelante.

Se presentó en Madrid en 1792, y estuvo toreando en la Corte y en Sevilla hasta 1800, año en que, a juzgar por la falta de noticias acerca de sus posibles actuaciones, parece que se retiró temporalmente del toreo. Pero en 1810 toreó en Madrid y recuperó, merced a sus continuados triunfos, la fama de torero largo y completo que había ganado en su anterior etapa. En 1811 fue la principal figura en la plaza de la capital, pero al año siguiente, aquejado de reuma, se vio obligado a retirarse de nuevo. Entre este año y el de 1816 vivió en su Chiclana natal, donde tuvo sobrado tiempo de recuperarse de esta incómoda dolencia, según lo atestiguan los dos matrimonios que contrajo en este breve espacio de cuatro años. Entre 1816 y 1820 volvió a triunfar en la plaza madrileña, oponiendo maestría, dominio y cautela a la temeridad de su gran rival de aquel período, Francisco Herrera Rodríguez, "Curro Guillén". Una grave cogida en el coso madrileño le apartó de los ruedos y le retiró a Sanlúcar de Barrameda, en donde, a consecuencia de su mucha liberalidad y poca previsión, vivió tan pobre y necesitado que tuvo que aceptar el amparo del Erario Público.

Fue nombrado director de la recién fundada Escuela de Tauromaquia de Sevilla, cargo que al final acabó ejerciendo su colega Pedro Romero, quien reclamó para sí tal honor, alegando tener mayor mérito y fama. Jerónimo José Cándido no se molestó por ello, y ejerció junto a su antiguo maestro en calidad de ayudante suyo. La Escuela, auténtico disparate de ominoso Fernando VII, fue un estrepitoso fracaso que apenas duró tres años. Viejo y enfermo, Cándido volvió a presentarse en Madrid en 1834, y arrastró su triste decadencia hasta 1838, llegando a vestirse de torero con setenta y cinco años cumplidos.

Torero ecléctico y variado, provisto de un largo repertorio y una no menos dilatada experiencia en la lidia de cualquier clase de astados, Jerónimo José Cándido manejó con gracia y soltura el capote y la muleta, y se convirtió en una autoridad a la hora de dirigir la suerte de varas y colocarse para hacer los quites oportunos. Fue el primer espada que introdujo la costumbre de dar la vuelta al ruedo, e inventó la estocada al encuentro, que le permitía arriesgar más que en el volapié, pero menos que si entrase a matar recibiendo.

Autor

  • JR.