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PeriodismoLiteraturaBiografía

Campos, Rubén M. (1876-1945).

Poeta, narrador, folklorista y musicólogo mexicano, nacido en Manuel Doblado (en el estado de Guanajuato) el 21 de enero de 1876 (aunque otros biógrafos suyos cifran su venida al mundo en fechas bien diferentes: 1867, 1871, 1872, 1875...), y fallecido en Ciudad de México en 1945. Autor de Claudio Oronoz (1906), una de las muestras cimeras de la prosa modernista de estética decadente, fue una de las figuras más destacadas de la intelectualidad mexicana de la primera mitad del siglo XX.

Huérfano de madre a muy corta edad, fue enviado a la ciudad de León, donde tuvo la fortuna de contar, entre sus maestros, con el presbítero Ramón Valle, quien le proporcionó una espléndida formación humanística que ayudó a consolidar definitivamente su innata vocación literaria.

Familiarizado, en efecto, con la mejor tradición clásica de la Literatura universal, marchó en su juventud a la ciudad de México para darse a conocer como escritor. Pronto entró en contacto con otros autores de su tiempo y se integró en los principales foros artísticos e intelectuales de la capital del país, lo que le permitió publicar sus primeros textos en verso y prosa en diferentes periódicos y revistas. Atrás quedaban unos poemas primerizos, aún inmaduros y titubeantes, que había publicado a los diecisiete años de edad en las páginas de El Plectro.

Ya en la capital mexicana, el joven Campos se entusiasmó con el movimiento modernista y, plenamente imbuido en su estética y sus ideas, lo defendió afanosamente no sólo en tertulias y cenáculos, sino también por medio de su propio quehacer literario. A esta tendencia consagró, por aquel período de iniciación como escritor, su poemario La flauta de Pan, escrito alrededor de 1900 (aunque, según parece, inédito hasta la fecha, pues la editorial que aprobó su publicación no llegó nunca a editarlo).

Por aquel tiempo, Campos colaboraba ya con cierta asiduidad en las principales publicaciones culturales de su país, como El Mundo Ilustrado, Nosotros, México, Vida Moderna, El Universal, El Centinela y la Revista Moderna. En el segundo número de esta última publicación -una de las más prestigiosas de su tiempo- vio la luz uno de los primeros trabajos literarios divulgados por Rubén M. Campos; se trata de "Desnudos. Ruth", al que luego se sumaron otros textos del autor de Guanajuato publicados en esta revista, en la que compartió páginas con otros escritores de la talla de Amado Nervo, José Juan Tablada, Luis Gonzaga Urbina y, entre otros, Jesús E. Valenzuela; de este modo, Rubén M. Campos quedó vinculado a una de las generaciones literarias más fecundas y brillantes de las Letras hispanoamericanas.

Sin embargo, esas primeras composiciones poéticas que Campos divulgó en reuniones y tertulias literarias, o a través de las más relevantes publicaciones culturales del momento, pasaron prácticamente inadvertidas para la crítica especializada (a pesar de que eran objeto de los elogios de los poetas contemporáneos). Tal vez la causa del desinterés prestado a su obra de creación literaria radicaba en el creciente prestigio que, simultáneamente, iba adquiriendo Campos en el terreno del ensayo y la erudición, y especialmente en el ámbito de los estudios consagrados a la música popular y al folklore de México.

En efecto, el escritor y erudito de Guanajuato dejó estampados valiosísimos trabajos sobre música y folklore en varias publicaciones especializadas en temas musicales, como Revista Musical de México, Gaceta Musical, México Musical y Boletín Latinoamericano de Música. Al mismo tiempo, ganaba fama como cronista y reportero atento siempre a la realidad social y económica de su país, temas que había empezado a cultivar, en su faceta de periodista, ya a finales del siglo XIX, cuando publicó sus primeros reportajes sobre el sur de México en el rotativo El Demócrata.

También se había valido de sus estrechos vínculos con la prensa mexicana para darse a conocer como prosista de ficción, por medio de una serie de relatos que publicó, fundamentalmente, en el rotativo El Nacional. Pero fue a comienzos del siglo XX cuando sorprendió gratamente a críticos y lectores con su novela Claudio Oronoz, que le consagró definitivamente como uno de los grandes maestros de la prosa mexicana contemporánea.

Investigador serio y riguroso, humanista fecundo y polifacético, y animador infatigable de la vida cultural mexicana de la primera mitad del siglo XX, Rubén M. Campos escribió también algún libreto operístico -como el titulado Zulema, publicado por la Revista Mexicana en 1899- y promovió muchas iniciativas en el seno de los numerosos organismos y asociaciones a los que perteneció. Dejó, además, una copiosa legión de discípulos en los diferentes centros académicos donde ejerció la docencia, en calidad de profesor de arte, música, historia, lengua española y folklore mexicano (así, v. gr., en la Escuela Normal Preparatoria, en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en el Conservatorio Nacional de Ciudad de México, en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, y en la Universidad Nacional de México).

Obra

En su condición de poeta, Rubén M. Campos abrazó con entusiasmo el Modernismo, cuyos valores estéticos y temáticos respetó a rajatabla en todos sus poemas. En este sentido, la crítica posterior -pues recuérdese que en su tiempo apenas fue apreciado como poeta- lo ha señalado como uno de los más firmes representantes del movimiento modernista en las Letras mexicanas, y ello a pesar de la brevedad de su producción poética.

Su único poemario, La flauta de Pan (1900), pone de manifiesto el gusto de Campos por un exotismo que, como en tantos otros poetas modernistas hispanoamericanos, se vincula en sus versos con el erotismo y la sensualidad. Esta predilección por lo sensual no está reñida aquí con la fría perfección formal de los poemas, de estirpe rigurosamente parnasiana, y alejados de cualquier ruptura o transgresión de los cánones de la métrica clásica. Por otra parte, la atención a lo exótico no impide que el poeta muestre también una especial inclinación hacia los temas y motivos específicamente mexicanos, y, de forma muy señalada, hacia el paisaje de su tierra natal. En suma, la sensualidad, el exotismo, la perfección parnasiana y la exquisitez en la selección del vocabulario delatan a las claras la adscripción innegable de Campos a la estética modernista.

En su faceta de narrador, Campos sobresalió, en primer lugar, por una serie de interesantes narraciones breves que publicó en El Nacional y en otros periódicos y revistas de finales del siglo XIX. Se trata de relatos trágicos, de temática amorosa, tratados desde el lado más crudo y dramático de las relaciones amorosos, y casi siempre abocados a un desenlace de funestas consecuencias. En todas estas narraciones breves -gran parte de los cuales quedaron integrados en la obra colectiva Cuentos mexicanos (México: Imprenta Aldasoro, 1897)-, Rubén M. Campos acusó una clara influencia del cuento francés contemporáneo, de gran predicamento -por aquel entonces- en la mayor parte de los narradores de Hispanoamérica.

Su obra maestra dentro de la prosa de ficción es, como ya se ha apuntado más arriba, la novela extensa Claudio Oronoz (México: J. Ballescá y Cía, 1906), en la que Campos esboza un magnífico fresco de la juventud artística e intelectual de su tiempo. Novela en parte psicológica (en la medida en la que describe el proceso de desencanto y desilusión del protagonista, y sus constantes vaivenes emocionales), muestra, por un lado, que realismo triunfante a finales del siglo XIX ya había quedado completamente rebasado; y, por otra parte, la especial predilección del autor por los ambientes bohemios y decadentes, bien conocidos por el propio Campos cuando formaba parte del grupo de escritores congregados en torno a la Revista Moderna y a otras publicaciones culturales de la capital mexicana.

El protagonista de esta novela es el joven Claudio, quien se libera de las obligaciones y opresiones familiares y reniega del materialismo mercantil que le aguardaba al lado de los suyos, para marchar a la gran ciudad en busca de un ambiente bohemio y decadente donde poder compartir sus emociones e inquietudes con otros jóvenes artistas como él (es autor de bellas prosas poemáticas que se van insertando en la trama argumental de la novela). "Yo había imaginado -confiesa el propio Claudio- una zona aparte para los soñadores, para los contemplativos, un barrio especial para músicos, pintores, escultores, poetas..."; sin embargo, su primera gran desilusión tiene lugar cuando se topa, en lugar de "aquel barrio dichoso que, como París, las metrópolis de raza latina debían tener", con "el estruendo de la lucha por la vida en talleres, en fábricas, en almacenes, en el tráfico diario de las calles, en el apresuramiento de los transeúntes".

Finalmente, el protagonista logra integrarse en el "barrio bohemio y de los artistas luchadores que yo soñaba", donde pronto comparte amistad y vivencias con otros jóvenes creadores de espíritu hedonista y decadente. Apresuradamente, la grave afección tuberculosa que padece va minando su salud; y Claudio, cada vez más abúlico y hastiado de los excesos y placeres que le rodean, vive un hondo conflicto interior al debatirse entre su tendencia al libertinaje bohemio y el amor puro y casto que ha comenzado a sentir por la mujer que le dispensó tiernos cuidados durante una de sus serias recaídas.

Rubén M. Campos también recreó el ambiente de la bohemia artística y literaria mexicana en su novela titulada El bar. La vida literaria de México en 1900. Allí, más apegado a su condición de cronista, el escritor de Guanajuato reflejó las vivencias cotidianas del grupo de creadores al que había estado ligado durante su juventud, integrado por los ya citados Amado Nervo, José Juan Tablada, Jesús Valenzuela y otros escritores afines a la Revista Moderna. Campos también convirtió en personajes de esta historia a los pintores Julio Ruelas y Germán Gedovius, y a otros artistas relacionados con todos ellos, como los músicos Manuel M. Ponce y Ernesto Elorduy. Todas estas figuras reales aparecen citadas en la novela con sus auténticos nombres y apellidos, salvo el propio Rubén M. Campos y Alberto Leduc, que pasan por las páginas de El bar... bajos los respectivos anagramas de Benamor Cumps y Raúl Clebodet.

El bar... quedó inédita, al igual que otras prosas de Campos como Berenice Amor y Memorias. Sí logró dar a la imprenta, en cambio, la novela Aztlán, tierra de garzas (Santiago de Chile, 1935) y la colección de crónicas de viaje Las alas nómadas (Barcelona, 1922). El resto de su producción bibliográfica comprende abundantes estudios, antologías y ensayos, entre los que cabe recordar los titulados Chapultepec, su leyenda y su historia (México, 1922), El folklore y la música mexicana (México, 1928), El folklore literario de México (1929), El folklore musical de las ciudades (México, 1930) y La producción literaria de los aztecas (México, 1936), Tradiciones y leyendas mexicanas (México, 1938). Y hay que citar, también, entre los títulos de su autoría los libretos operísticos Zulema (México 1899), Tlahuicole (México, 1925) -reconstrucción de una lucha entre contendientes aztecas- y Quetzalcóalt (México, 1928) -reconstrucción escénica y musicada de la remota leyenda tolteca.

Casi cuarenta años después de la muerte del escritor y musicólogo vio la luz, con estudio preliminar, recopilación y bibliografía a cargo de I. Zaitzeff Serge, el volumen titulado Obra literaria de Rubén M. Campos (Guanajuato; Editorial del Gobierno del Estado de Guanajuato, 1983).

Bibliografía

  • AZUELA, Salvador. "El poeta de Guanajuato Rubén M. Campos", en rev. Novedades (México), 21 de junio de 1945.

  • ESTRADA, Genaro. Poetas nuevos de México (México: Ediciones Porrúa, 1916), págs. 19-21.

  • GRASS, Roland. "El Claudio Oronoz de Rubén M. Campos y el valor social del modernismo", en Homenaje a Sherman H. Eoff (Madrid: Editorial Castalia, 1970), págs. 117-136.

  • TABLADA, José Juan. "Máscaras de Rubén M. Campos", en Revista Moderna (México), VI, nº 15 (1903), págs. 225-226.

  • VILLALPANDO, Jesús. "Claudio Oronoz, novela por Rubén M. Campos", en Savio Moderna, I, nº 5 (1906), págs. 309-312.

  • ZAITZEFF, Serge. "Más sobre la novela modernista: Claudio Oronoz de Rubén M. Campos", en Anales de literatura hispanoamericana (Madrid), núm. 5 (1976), págs. 371-378.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.