Campeche, José (1752-1809).
Primer pintor puertorriqueño conocido en la historia de la Isla, nacido en San Juan en 1752 y muerto en 1809. Su verdadero nombre era José de Ribafrecha y Jordán. Hijo de un esclavo liberto que poseía un taller de dorado, pintura y decoración en San Juan, y de una española nacida en las Islas Canarias, estudió Filosofía y Humanidades en el convento de los dominicos de San Juan, donde además recibió una excelente educación musical.
José Campeche fue, por educación y por temperamento, un pintor místico y la mayoría de sus pinturas son cuadros religiosos. No tuvo maestros que pudieran enseñarle la técnica de la pintura hasta los 25 años. Fue hacia el año 1775 cuando llegó desterrado desde España el pintor Luis Paret, quien vivió por tres años en la Isla e hizo amistad con Campeche, instruyéndolo en las técnicas de la pintura pero influyendo muy poco en el estilo personal ya definido del pintor puertorriqueño. La habilidad de Paret le permitió a Campeche recibir las técnicas europeas de pintura del siglo XVIII. El azul dieciochesco, borbónico y Rococó de su pintura delata su formación exquisita.
El taller de Campeche llegó a ser un centro de arte donde, al lado del maestro y bajo su dirección, trabajaban sus hermanos y su sobrino, Silvestre Andino Campeche. Este conjunto de pintores produjo alrededor de 500 obras. De éstas, unas 122 se han localizado en Puerto Rico y un número menor en España, México, Venezuela, Colombia, Cuba y la República Dominicana.
El tema religioso y el retrato histórico constituyen las dos vertientes principales del arte de Campeche. Entre sus obras religiosas se encuentran: La visión de San Felipe Benizi; La Virgen de Belén; La Sacra Familia; La Virgen del Rosario; Sacra Conversación, y Nuestra Señora de la Merced. Entre sus retratos se encuentran: La Dama a Caballo y El Gobernador Don Miguel Antonio de Ustáriz. También realizó obras de tema histórico como: El Naufragio del Power y El sitio de los ingleses.
Campeche murió el 7 de noviembre de 1809. Tras su muerte, se convirtió, junto con Francisco Oller, en uno de los pintores más celebres de Puerto Rico.
