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LiteraturaBiografía

Camargo Ferreira, Edmundo (1936-1964).

Poeta boliviano, nacido en Sucre (capital del departamento de Chuquisaca) el 21 de enero de 1936, y fallecido en Cochabamba (cabeza del departamento homónimo) el 27 de marzo de 1964. A pesar de su breve existencia -falleció, víctima de una virulenta enfermedad intestinal, a los veintiocho años de edad-, dejó una interesante producción poética, que, marcada por la huella indeleble del Surrealismo, le sitúa entre los autores más originales y sugerentes de la lírica boliviana contemporánea.

Hijo de Hilarión Camargo Lanza y Judith Ferreira, se le ha incluido en muchas ocasiones en la nómina de los literatos de Cochabamba, pues, aunque vino al mundo a Sucre, se trasladó con toda su familia a dicha ciudad cuando sólo contaba cuatro años.

Alentado desde su infancia por una firme vocación literaria, cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio de La Salle, donde tuvo ocasión de acumular notables saberes humanísticos y pulir su precoz estilo poético hasta alcanzar una escritura de asombrosa calidad para su corta edad. Así, en 1951, cuando sólo contaba quince años de edad, se unió a otros compañeros de inquietudes artísticas e intelectuales para fundar la revistas Palestra, en la que tuvo ocasión de publicar por vez primera un poema. Se trata de un soneto de rigurosa perfección formal, estrofa clásica que reveló de inmediato a Edmundo Camargo como una de las voces más prometedoras de las Letras de su nación.

Su nombre empezó a sonar con fuerza en los círculos literarios bolivianos cuando, siendo todavía un estudiante de bachillerato, ganó un certamen poético convocado en La Paz, en cuyo jurado figuraba una de las personalidades cimeras de la cultura nacional, Yolanda Bedregal (1916-1999). A partir de entonces, el jovencísimo Edmundo Camargo empezó a integrarse en principales foros creativos de su país, hasta quedar definitivamente incorporado -en compañía de otros autores de la época, como Julio de la Vega (1924- ) y Óscar Alfaro (1921-1936)- a la segunda promoción de escritores que integraron el movimiento Gesta Bárbara.

Tan pronto como hubo obtenido el grado de Bachiller, Edmundo Camargo, deseoso de ampliar conocimientos y horizontes vitales, cruzó el Atlántico y se estableció temporalmente en Madrid, donde emprendió con ahínco su proyecto de empaparse al máximo de las últimas modas y tendencias por las que transitaba la poesía española. Idéntico propósito -pero centrado, ahora, en las Letras galas- le condujo poco tiempo después a París (Francia), donde aprovechó su larga estancia para cursar estudios superiores de Filosofía y Letras en la prestigiosa Universidad de la Sorbona.

Su integración en la vida social y cultura parisina fue tan provechosa que, al margen de proporcionarle el acceso a dicha formación superior, propició su encuentro con la joven artista y pedagoga Françoise Vaervele, con la que pronto contrajo matrimonio. Fruto esta unión fueron un niño (Jean Paul) y una niña (Madeleine).

En 1962, tras cinco años de fecunda estancia en Europa, Edmundo Camargo Ferreira regresó al Perú acompañado por la reciente familia que había formado en el Viejo Continente. Pero apenas tuvo tiempo de gozar del afecto de los suyos en su país natal, pues una gravísima dolencia segó su breve vida en 1964, después de un largo y penoso proceso degenerativo y tres ineficaces intervenciones quirúrgicas.

Obra

Autor de un único poemario que dejó inédito en el momento de su muerte (y que no habría pasado a la posteridad si Jorge Suárez, amigo íntimo del poeta, no lo hubiera dado a la imprenta en 1964, contraviniendo así la voluntad expresa del propio autor), Camargo sólo vio impresos en vida algunos poemas que aparecieron en diarios, revistas y obras colectivas (como, por ejemplo, la Antología mínima de seis poetas jóvenes [1954], que recogía dos composiciones suyas: "Hay una anciana" y "Atawallpa naciendo en los surcos").

En su única obra, Del tiempo de la muerte (La Paz, 1964), sobresale antes que nada la influencia inequívoca del Surrealismo, plasmada en una fructífera predilección por las imágenes viscerales y desgarradas, casi siempre al borde de la agonía. Más que hilvanar un discurso lógico, sujeto a los cánones de la gramática y la semántica, Camargo articula, por medio de la yuxtaposición de imágenes análogas, una serie de flashes o fogonazos tan bellos como inquietantes, con los que da cumplido testimonio de la gran obsesión que le acompañó a durante toda su corta vida: la presencia constante de la muerte, como una amenaza inminente que -antes de hacerse tristemente cierta en su propia peripecia vital-, determinó profundamente su visión y concepción del mundo (desde su forma de entender el amor o el erotismo, hasta su estilo literario: "Quiero sentir la tierra circular por mis venas, / morderla fríamente, clavarla con mis tibias, / sintiéndome en su inmensa placenta adormecido / como un niño a la espera de un nuevo natalicio".

Bibliografía

  • MITRE, Eduardo. "Edmundo Camargo: la agonía de un rebelde", en Hipótesis (Revista Boliviana de Literatura), nº 13 (1983), 143-149.

  • PRADA, Fernando. La escritura transcursiva de Edmundo Camargo (La Paz: Altiplano [col. Hipótesis], 1984).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.