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HistoriaPolíticaBiografía

Calvo de Rozas, Lorenzo (1780-1850).

Político español, nacido en Ranedo (Vizcaya) el 23 de junio de 1773 y muerto en Madrid el 6 de mayo de 1850.

Casado dos veces, la primera con María López de la Huesa, la segunda con Catalina Pérez, tuvo un solo hijo llamado Juan Luis Calvo Pérez.
Comerciante de próspera fortuna, en 1798 se trasladó a Madrid, donde en 1800 fue nombrado individuo de la Junta de Gobierno del Banco de San Carlos, y en 1804 primer director de la Sociedad de Comerciantes formada por orden de Carlos IV para proveer de granos al Reino, en la grave carestía de ese año. Formó parte de la Comisión para organizar un Consulado General, que debía establecerse en Madrid. En 1808 era propietario de seis casas en la capital y poseía intereses en Málaga, Cádiz, Lisboa, La Mancha y Alicante. En total se le calcula una fortuna de 4.500.000 reales.

La Guerra de la Independencia va a cambiar su vida. El 8 de mayo de 1808 su mujer decidió abandonar Madrid, dirigiéndose a Aragón por estar esta región libre de franceses. Calvo de Rozas siguió sus pasos el día 25, llegando a Zaragoza el 28 de mayo. Palafox lo hizo detener, según dice, para que aceptase contribuir a la defensa de la ciudad y región. Por su inspiración ya el 31 de mayo dio Palafox un Manifiesto, justificando ante el mundo la insurrección aragonesa.
El 3 de junio fue nombrado Intendente General interino del Ejército y Reino de Aragón y Corregidor y Juez de Policía de Zaragoza. Su influjo sobre Palafox fue determinante para que éste se decidiese a reunir Cortes aragonesas, en cuya primera sesión, celebrada el 9 de junio de 1808, fue nombrado Secretario de las mismas. Las Cortes sólo tuvieron una sesión, porque la cuestión militar se hizo predominante. Los franceses entraron en Aragón el 8 de junio, y al día siguiente llegaron a las Cortes las primeras noticias sobre los desastres de las tropas aragonesas. Palafox organizó rápidamente la defensa y se halló con Calvo de Rozas en la batalla de Alagón (14 de junio), en la que fue derrotado. Mientras Palafox trataba de organizar la resistencia en Casa Blanca, donde fue de nuevo derrotado, Calvo de Rozas fue la única autoridad que organizó la defensa de Zaragoza, a partir del 15 de junio -hasta el 24 del mismo mes en que llegó el marqués de Lazán- y, aún después, su ánimo e iniciativa fueron fundamentales para mantener el espíritu de defensa en la ciudad.
Nombrado por la Junta de Zaragoza, el 26 de junio de 1808, para solemnizar el juramento de defenderla, que se prescribe a oficiales y soldados. Al recibirse en Zaragoza el oficio del Consejo de Castilla de 4 de agosto de 1808, sobre la defensa de Madrid, hizo que Palafox contestase el 10, denunciando cómo muchos de los miembros del Consejo, o seducidos o perversos, adoptaron el partido francés (Ignacio Martínez de Villela y Luis Marcelino Pereira), mientras otros se mantenían en una culpable indecisión, y al entrar los franceses en Madrid todo el Consejo se convirtió en mero ejecutor de las disposiciones del gobierno intruso.
Cuando los franceses levantaron el primer Sitio de Zaragoza, Calvo de Rozas, creyendo cumplida su misión, pidió permiso a Palafox para retirarse a su casa de Madrid, pero Palafox lo entendió de otra manera, nombrándole en propiedad para ambos destinos, el 15 de agosto de 1808, y elogiando su celo y patriotismo.

Al crearse la Junta Central, Calvo de Rozas fue nombrado su individuo por Aragón, junto con el conde de Sástago y el brigadier Francisco de Palafox y Melzi (26 de agosto de 1808), pero habiendo regresado Sástago a Zaragoza, quedaron Francisco de Palafox y Calvo de Rozas como únicos diputados de Aragón en la Junta Central. El mismo 26 de agosto firmaba una Circular que en consecuencia al Manifiesto del Excmo. Sr. Capitán General de este Reino del 15 del presente mes se ha dirigido por el Intendente a los muy reverendos Arzobispos y Obispos de España e Indias, en la que exaltaba el significado del primer Sitio de Zaragoza y abría una magna suscripción, en España y América, en favor de los supervivientes (publicada en la Gazeta de Zaragoza, n. 73, 30 de agosto de 1808 y en el Diario de Madrid, n. 40, 16 de septiembre de 1808). Tomó posesión el 25 de septiembre, pero ya el 13 firmaba un Manifiesto, aparecido también en el Diario de Madrid, números 39 y 40, 15 y 16 de septiembre de 1808, en el que hermanaba el espíritu de las dos ciudades, Madrid y Zaragoza.
En el ejercicio de su cargo demostró gran carácter, tomando siempre medidas de alcance público, tanto en lo militar como en lo financiero, con noble sentido del interés público. Particularmente notable fue su defensa constante de los intereses de Aragón, por su papel en la lucha libertadora de España. Consciente de la dignidad jurídica de su cargo, se opuso a todos los atropellos, y se manifestó partidario de la libertad de imprenta y de la convocatoria de Cortes. Muy importante es la Proposición hecha a la Junta Central en 28 de setiembre de 1808 (esto es, al tercer día de su instalación) en Aranjuez, que sólo se publicó en el Redactor, número 276, 16 de marzo de 1812. Defendía la necesidad de tener un poder ejecutivo, compuesto de pocas personas, enérgico y rápido, para que unifique todas las acciones militares. Ya en esta ocasión habla de una Junta Militar. "La premura del tiempo hizo que cada provincia alistase a su modo; esto debe cesar, y establecerse reglas fijas e invariables".
El 24 de noviembre de 1808 insiste en la creación de una Junta Militar, compuesta por Morla, Eguía y el ministro de la Guerra. Por todo ello muy pronto fue atacado: quien se firma El mejor Patricio le escribe a Floridablanca, Zaragoza 26 de noviembre de 1808, que se halla contento con Palafox, pero no con la Junta Central, "pues los delegados de las provincias se han elegido mutuamente Soberanos o Reyezuelos". Ataca especialmente a Calvo de Rozas por no ser aragonés, por ser egoísta y "Banquirrotista", e incluso se sospecha que los franceses están de acuerdo con él, pues estuvieron a punto de cogerlo prisionero, y no lo hicieron. Le molesta también mucho el hermano de Calvo de Rozas, a quien supone grandes ambiciones. Confía en Palafox, como ya se ha dicho, y en Reding, Coupigni, marqués de la Romana, el intendente Mariano Domínguez y el general Doyle.

Fue uno de los comisionados por la Junta Central en diciembre de 1808, entre los vocales de su seno, para activar la organización de un ejército que se reuniera en Almaraz (Cáceres) para la defensa del Puerto de Miravete y los puentes de Almaraz y del Arzobispo, así como para acelerar las fortificaciones necesarias. Poco después, el 31 de julio de 1809, se le encarga que facilite víveres y asistencia a los enfermos y heridos del ejército combinado de Talavera y Extremadura (el 5 de septiembre fue sustituido por Cristóbal de Góngora).

Se manifestó contrario al establecimiento de la Regencia, tal como la había propuesto el marqués de la Romana, y pidió el 8 de septiembre de 1809 la apertura de las Cortes para el 1 de noviembre de 1809. Las Cortes serían el único órgano capacitado para resolver el problema del Ejecutivo, en aplicación de la ley de Partida, título 19, p. 2ª. Autor de una Circular que para el nombramiento de diputados en Cortes dispuso y dirigió al reino de Aragón su representante..., que al no poder imprimir en Sevilla se la envió a Gayan, para que lo hiciese en Teruel, pero la ocupación enemiga de Teruel y el motín de Sevilla de 24 de enero de 1810 lo impidió. Aunque no pudo publicarse en Teruel entonces, se sabe que circuló por todos los pueblos.
Se le debe también Exposición hecha en 14 de setiembre de 1809 en la Junta Central, aparecida por fin en el Redactor, n. 317, 27 de abril de 1812. Escribió también unas excepciones (Sevilla, 20 de enero de 1810), a las que se refiere en su artículo de 18 de octubre de 1811. La Circular se publicó al fin en Cádiz, el 1 de octubre de 1812 (es la misma publicada por Gadea con el encabezamiento Aragoneses). Es una especie de Manifiesto claramente burgués y moderno: no elijáis aristócratas ni eclesiásticos. En las contribuciones de guerra procuró que no hubiese ricos ni frailes que se escabullesen. Denunció las ideas reaccionarias del marqués de la Romana, a quien denunció por afrancesado, y mantuvo siempre la legitimidad de la Junta Central. Sólo cuando ésta se trasladó a Cádiz, y tuvo lugar la revolución sevillana, promovida por Montijo y sus amigos (24 de enero de 1810) propuso el nombramiento de una Regencia de cinco miembros (el obispo de Orense, Saavedra, Escaño, Castaños o Blake y el duque del Parque), en evitación de la anarquía, y para acabar con el comportamiento deshonroso de algunos individuos.

Sus ideas militares las desarrolló en Reformas y medidas propuestas en 1809 para la organización y buena asistencia de los ejércitos y Aviso interesante para los que han hecho servicios a la Patria en la presente guerra nacional (Cádiz, 1810). Publicó un Reglamento que dio al Consejo interino de Regencia la Suprema Junta Central, contra el que protestó el marqués de Lazán en los números 45 y 46, 11 y 13 de enero de 1811, de La Tertulia Patriótica de Cádiz: pretendía no haber tenido arte ni parte en la caída de la Junta Central. Contestó Calvo de Rozas en el mismo periódico, n. 54, 29 de enero de 1811, y en tirada aparte, Cádiz, 1811, en donde decía que la Junta creada en Sevilla, a la caída de la Central, había pretendido ser absoluta y soberana, y estaba dirigida por el conde del Montijo y por Francisco Palafox, cuñado y hermano respectivamente del marqués de Lazán. También protestó un folleto titulado Observaciones sobre el libelo publicado por Don Lorenzo Calvo de Rozas titulado: Reglamento, etc., que salía a la defensa del marqués de la Romana. Contestó Calvo, oculto bajo el seudónimo de L. Carcajada, con Fe de erratas que deberá añadirse a las observaciones o libelo que con este título ha publicado el supuesto y disfrazado J. Amso. Osma replicó a garrotazos, y todo ello fue recogido por Gallardo en su Apología de los palos (Cádiz, febrero 1811). Se le atribuye Leyes que publica un español para que sirvan de apéndice a la Gaceta de Cádiz de 19 de febrero de 1811, y de aviso a su Edictor y a todos aquellos a quienes ofenden las verdades como los rayos del sol a los que tienen la vista dañada (Cádiz, 1811).

No podía sospechar que la flamante Regencia le haría objeto de fiera persecución, bajo el pretexto de las cuentas de la Intendencia, especialmente en el ejercicio de una misión cerca del Ejército de Extremadura. Arrestado el 6 de febrero de 1810 (en la medida no tuvo parte Esteban Fernández de León, que había dimitido el 4), se le encarceló en el Castillo de San Sebastián de Cádiz el 8, mientras su mujer y el secretario de la Diputación de Aragón, Narciso Meneses, eran arrestados y conducidos como delincuentes a la fragata Paz. Antillón comentaba en carta del 12 de abril de 1810 que se había detenido a "uno de los mejores patriotas de España". Las representaciones escritas por Calvo de Rozas pidiendo justicia, sólo produjeron una orden del Consejo de Regencia de 11 de mayo de 1810 ordenando que no se le admitiesen en lo futuro.

Publicó El patriotismo perseguido a traición por la arbitrariedad y el egoísmo (Cádiz, 1810), que dio lugar también a larga polémica. Uno de los primeros en contestar fue el general Francisco Ramón de Eguía y López de Letona le ataca, y también al fiscal Manuel Gómez García, en Instrucción jurídica al papel intitulado "El patriotismo perseguido" (Cádiz, 1810). En El patriotismo se quejaba de la conducta del gobernador de Cádiz Andrés López de Sagastizábal, quien habría reconvenido al gobernador del castillo por su humanidad con el prisionero; pero Florentino López de Sagastizábal rectifica, diciendo que la reconvención tuvo lugar porque, estando incomunicado, el gobernador permitía a Calvo de Rozas comer con los demás prisioneros, e incluso salir del castillo (carta en Tertulia Patriótica de Cádiz, n. 58, 7 de febrero de 1811).
La Audiencia de Sevilla decretó su libertad el 17 de octubre de 1810, orden que se cumplió el 19. La suerte sufrida por El patriotismo perseguido dio lugar a una carta de Calvo de Rozas en el número 9 del Duende político, inmediatamente rebatida por Antonio Cano Manuel en Apéndice al número 9 del periódico titulado el Duende político: por no encontrar impresor, apareció finalmente en Suplemento al Conciso, 20 de junio de 1811. También en la Gaceta de la Regencia del mismo 20 de junio se publicó un artículo sobre este asunto, que dio lugar a un "Aviso" de Calvo de Rozas en el Redactor, n. 25, 9 de julio de 1811, en el que negaba que hubiese calificado de traidora a la Junta suprema de censura, y pedía, en definitiva, justicia.

Publicó una Representación al Congreso Nacional, reclamando sus derechos, su justicia y la observancia de las leyes, fechada a 15 de marzo de 1811 (Cádiz, 1811, y reimpresa en Valencia, 1811). Y a continuación, Representación que dirigió al Consejo de Regencia el día 15 de junio de 1811, aniversario del de 1808, en que los Aragoneses derrotaron el ejército francés en la memorable batalla de las Eras de Zaragoza. Y algunas observaciones sobre la Junta de censura de imprentas, Cádiz 1811 (incluye otra Representación de 27 junio de 1811). Pide pasaporte para Cuenca, las raciones y medicinas a que tiene derecho, y que se le paguen 300.000 reales que tiene suplidos por cuenta del reino para armar la división de Aragón.

El 21 de octubre de 1811 publica un importante artículo en el Redactor, fechado en Cádiz el día 18. Motiva el artículo una afirmación de la España vindicada de que la Junta Central había acordado la reunión de las Cortes por estamentos, o cámaras separadas. Según Calvo de Rozas "ni la junta Central había convenido en que las Cortes se compusiesen de estamentos, ni llegó a arreglar definitivamente las excepciones de los individuos de la Grandeza, y alto clero, por haberse disuelto el 31 del mismo enero; a resultas del motín de Sevilla del 24". Inserta, como demostración, la Copia de la nota que certificada por D.Narciso Meneses, secretario de la diputación de Aragón, aparece al folio 123 del libro de dicha Secretaría Sobre llamar a Cortes a los Grandes y alto Clero. Consta en esta Nota que en la sesión de la Central del 20 de enero de 1810 se presentó una consulta de la Comisión de Cortes sobre que en lugar de una cámara hubiese dos, lo que ya había sido negado por acuerdo anterior, siempre según la Nota; y entonces Calvo de Rozas puso por escrito las excepciones que debía haber para excluir a algunos: "1. Los que firmaron el Estatuto de Bayona. 2. Los que la han jurado después, o admitido sus empleos. 3. Los militares no enfermos ni impedidos que no se incorporaron a nuestras banderas. 4. Los que no han hecho servicio alguno a la patria. 5. Los procesados o fallidos, o deudores al Estado". "Se acordó que esta nota pasase a la Comisión de Cortes".
El 14 de noviembre de 1811 las Cortes censuraron a los jueces Modet y Ramón Pelegrín, por sus excesos en la injusta prisión de Calvo (el primero llegó a detener a la mujer, familia y allegados de Calvo, y el segundo prolongó ilegalmente la prisión). Un artículo comunicado en Cádiz el 15 de noviembre de 1811, publicado en el Redactor, n. 165, 26 de noviembre de 1811, establece la conducta con él de la anterior Regencia, y del marqués de las Hormazas. Miente al decir que no dio cuenta de las cantidades a su nombre para los patriotas de Aragón.

Se está imprimiendo la correspondencia que siguió en 1809 con Aragón. Viajes especulativos a Cádiz: nunca han existido. Comisión de Extremadura: Hormazas dice al juez Modet el 10 de septiembre de 1809 que presentó cuentas el 17 de febrero, pero el 26 febrero el juez Pelegrín dice que no ha dado cuenta. En su oficio del 21 de octubre de 1809 José Ecenarro daba cuenta del empleo del dinero. Finalmente, las Cortes han nombrado un tribunal, como solicitó el 29 de diciembre de 1810. Otro escrito: Noticia de las sumas que ha producido en América la suscripción abierta por los M. RR. Arzobispos y Obispos en favor de las viudas y huérfanos de los defensores de la inmortal Zaragoza, y explicación de las equivocaciones en que ha incurrido el diputado en Cortes D. Pedro María Ric, en el informe que dio a S.M. en 4 de agosto del presente año (Cádiz, noviembre de 1811). Más incidencias: el 9 de diciembre de 1811 se perdió el manuscrito de la causa de Calvo de Rozas, según Aviso aparecido en Diario Mercantil de Cádiz, de 10 de diciembre de 1811. De la causa se ocuparon las Cortes en 1811 y 1813, condenando la conducta de los jueces, que habían prolongado inútilmente la prisión de Calvo de Rozas (sus nombres eran Miguel Modet y Ramón López Pelegrín). Sobre el tema escribió el propio Calvo de Rozas: en un Aviso, en Cádiz 1 de febrero de 1812, indica que la vista tendrá lugar el día 3 (Redactor, n. 234, 3 de febrero de 1812). Le defiende Manuel Santurio García Salas (Redactor, n. 239, 8 de febrero de 1812). Calvo en un artículo comunicado, en Cádiz el 24 de marzo de 1812, en Redactor, n. 286, 26 de marzo de 1812, 1126, denuncia las contradicciones de la sentencia, insiste en que no se trata de un negocio particular: lleva mucho tiempo "solo contra las intrigas y la influencia de los poderosos, el manejo de los delincuentes, la obscuridad y sutileza de los tribunales". Defiende su honor y el de su familia. Tomando pie en este artículo le defiende el aragonés M.P., quien lo conoció durante el primer sitio de Zaragoza, y da el dato interesante de que de sus cinco jueces, tres fueron consejeros nombrados por la primera Regencia, es decir, incursos en la terrible censura explícita en la ya citada contestación de Palafox al Consejo de Castilla, que M.P. vuelve a publicar (Diario Mercantil de Cádiz, n. 99, 8 de abril de 1812). Así se explican muchas cosas. Publica Advertencias que hace D. Lorenzo Calvo de Rozas al manifiesto que acaba de publicar D. Ignacio Martínez de Villela, (Cádiz, 7 de mayo de 1812). El mismo mes de mayo publica un manifiesto con el título de Verdades apoyadas en documentos auténticos expuestas al Soberano Congreso nacional, en el que da la lista de sus perseguidores, con otros documentos. El 14 de junio de 1812 dirigió un oficio al presidente de las Cortes, publicado en un suplememto al Robespierre español, según dice el 26 de agosto.
El 2 de agosto de 1812, desde la Isla de León, se dirige otra vez a las Cortes, pidiendo justicia, aunque desesperanzado de obtenerla, porque aquellos contra los que la pide ocupan hoy los primeros puestos: consejeros de Estado, ministros de los Tribunales supremos de justicia, de guerra y marina y secretarios del despacho. Afirma su intención de pasar a Aragón, a dar cuenta de su gestión mientras fue vocal de la Junta Central, convencido además de que allí no se le olvida. Vuelve a escribir el 26 de agosto.
Un mes después, en Isla de León el 2 de septiembre de 1812, remite el precedente escrito al Diario Mercantil de Cádiz, porque efectivamente no ha tenido ninguna respuesta (se publica en el número 81, de 20 de septiembre de 1812). Y ante la pregunta de un lector, Ildefonso Antonio Nieto, sobre la identidad de los perseguidores de Calvo de Rozas, éste vuelve a poner los nombres (Isla de León, 26 de septiembre de 1812, Diario Mercantil de Cádiz del 30. Son Francisco Javier Castaños, Juan Pérez Villamil, consejeros de Estado; Jerónimo Antonio Díez, Manuel Castillo Negrete, Francisco Ibáñez Leiva, Ramón López Pelegrín, ministros del Tribunal Supremo de Justicia; Antonio Cano Manuel, que era del Tribunal Supremo de Justicia, actualmente del Despacho; Ramón Navarro Pingarrón, Manuel Ruiz del Burgo, Ministros del Tribunal de Guerra y Marina.

De nuevo el 28 de octubre de 1812, desde la Isla de León, se refiere a la falta de respuesta de las Cortes, denunciando en la ocasión la desvergüenza de cierta clase de hombres, su debilidad y sus pasiones. Piensa en los jueces, los cuales "prostituyendo su ministerio (que se reduce a aplicar la ley a los hechos) se han hecho árbitros de las leyes mismas, dispensando a quienes les ha parecido, de su observancia, y dejando sin la menor reparación a la inocencia". Adjunta a esta carta, publicada en Diario Mercantil de Cádiz, n. 38, 18 de noviembre de 1812, una copia del oficio que envió al presidente de las Cortes el 26 de agosto de 1812.
En un Aviso a todos los ciudadanos que han dado prueba de integridad y amor a la independencia de su Patria (Isla de León, 1812, Cádiz 1813) -también conocido como Aviso a los representantes de la nación española- les pide que cuiden de que se cumplan las resoluciones emanadas de las Cortes y la propia Constitución, porque si no se verán como él perseguidos. Al ser atacado por una impugnación, replica Calvo de Rozas con El Impugnador Impugnado o sea contestación al folleto anónimo publicado en 14 de Marzo último, por el que se firma (sin serlo) El Amigo de la Verdad, y le titula Impugnación al manifiesto de Don Lorenzo Calvo de Rozas con el título de Aviso a los representantes de la nación española (Cádiz, 1813).
Insiste en sendos "Artículos remitidos", Isla de León 1 de abril de 1813 y Cádiz 15 de junio de 1813, publicados en Tertulia Patriótica, n. 46, 6 de abril de 1813, y n. 62, 22 de junio de 1813. Por el primero sabemos que lleva una causa contra el general Eguía. Replicó también al Manifiesto de Ignacio Garcini (Diario Mercantl de Cádiz, 11 de enero de 1812, fechado el 7), dando como argumento el Acta de las Cortes generales de Aragón, que se imprimió en Zaragoza en octubre 1808. Dio también un Resumen de los hechos para instrucción de todos los Diputados de las Cortes (Cádiz, 30 de abril de 1813.

El cambio político de 1814 significó para Calvo de Rozas nueva persecución. Un oficio de Manuel Mazarredo, Madrid 25 de junio de 1814, dirigido al Intendente general militar, ordena, a petición de José de Palafox, que se le retenga la tercera parte del sueldo, para que se le vaya entregando al citado duque de Zaragoza, porque así está mandado en los autos que se siguen en su juzgado a solicitud de Palafox contra él, sobre pago de 12.681 reales de vellón con 28 maravedíes, procedentes del general y costas, por cuya cantidad se expidió el conducente mandamiento de ejecución. Ignoro el fondo del asunto, pero causa alguna sorpresa ver a Palafox ya en junio de 1814 actuando judicialmente contra Calvo de Rozas. El cual fue confinado en Coria (Cáceres), por orden del 12 de septiembre de 1814.
En 1815 se le trasladó a Plasencia, y en fecha indeterminada pasó a Talavera de la Reina. El 15 de agosto de 1818 fue de nuevo detenido, por orden de Lozano de Torres, en virtud de delación del alférez Manuel Santurio.
En junio de 1820, rigiendo ya la Constitución, fue declarado libre de todo cargo y castigada la mala fe de Santurio. El 4 de junio de 1820 aparece en la Fontana de Oro, club en el que unos días después sería Presidente. El 23 de junio de 1820 fue nombrado Director general de Rentas y el 9 de julio de 1821 vocal de la Junta de Aranceles.
Según una lista del Archivo General de Palacio usaba el nombre masónico de Catón 3º. Fue nombrado Ministro de Hacienda el 28 de febrero de 1823, aunque en una situación anómala. Quedó exonerado el 20 de abril. A esta época pertenece su Plan de Hacienda. A comienzos de 1824 fue primero expulsado de Cartagena, y el 5 de febrero del mismo año, de Alicante, trasladándose a Murcia. Más adelante se le permitió volver a Madrid.

El 23 de septiembre de 1831 aparece como Presidente de la Sociedad Patriótica de Madrid. El 20 de septiembre de 1833 se le intimó la orden de traslado a Osma, orden que se negó a cumplir invocando el 30 su fuero militar. Quiere ser tratado con la dignidad y fuero de su clase, y añade una frase muy significativa: no puede ser tratado "como puede serlo un jornalero o un delincuente"; aunque se le confirmó el 12 de octubre que debía salir, el 17 logró la anulación de la orden.

El 24 de julio de 1834 fue de nuevo detenido, complicado en la conspiración isabelina, cuyo vago carácter no es cuestión de discutir aquí. Se le puso en libertad el 4 de agosto. En diciembre de 1834 solicita que se le incluya como intendente en el Estado Militar que se ha de publicar al año siguiente, pero no lo logró pues una nota dice que aunque es notorio que se trata de uno de los intendentes de ejército más antiguos, no consta en las oficinas generales (firma ilegible). Está incluido, en cambio, a partir de 1836.
Nueva detención el 17 de noviembre de 1836, incurso en la "soñada conspiración" de ese año, denunciada por Diego Fenollar, Nicolás Salazar y Felipe Pasca, aunque éste se arrepintió acusando a su vez la mala fe de Pío Pita Pizarro. El 22 de noviembre presentó desde la cárcel un Plan para acabar la guerra civil, que las Cortes estudiaron pero no adoptaron, y que ni a Martínez de la Rosa, ni a Toreno les interesó, y sólo Mendizabal tomó algunos elementos del mismo, pero según dicen mal. Denunció también la existencia de una Junta Central de conspiradores en Madrid en la que acusaba a los jesuitas.
Fue puesto en libertad en enero de 1837. El 12 de julio de este año reclama que se le abonen los alcances que tiene a su favor de 81.779 reales, devengados hasta fin de abril de 1828, como intendente de ejército. Esta petición se inscribe dentro de un expediente promovido para que se le iguale con los demás de su clase en el pago de haberes: el 26 de julio de 1837 se estima que no es favor, sino rigurosa justicia (firma Esain).
En una carta fechada en Madrid a 16 de mayo de 1839, y publicada en El Guirigay, n. 118, 17 de mayo de 1839, expone sus ideas sociales: propone que las tierras de la Nación se subdividan y repartan gratis en pequeños lotes a militares, milicianos y jornaleros. Atribuye la idea a la Junta Central, la cual a través de una serie de medidas trató de ir aliviando la suerte del bajo pueblo, para preparar el futuro reparto. Si éste no se hizo, fue por culpa de los gobiernos de Fernando VII desde 1814. A pesar de lo candoroso de la propuesta, es ésta importante en el conjunto de las ideas sociales en España.
Su situación personal no era muy lucida: todavía en 1843 solicita que se devuelvan unas sillas y un sofá que le fueron arrebatadas por el gobierno en 1823. pero se le responde, en Madrid a 19 de noviembre de 1843, que las sillas se compraron en 1827, que el color no coincide, etc. Estas peticiones revelan, acaso, una situación económica apurada.

Bibliografía

  • "Archivo General Militar de Segovia".

  • "Archivo General de Palencia". Papeles reservados, 87.

  • "Archivo Histórico Nacional", legajos 1I, 10, 2D, 2, 5D, 38, 39C y 52 A.

  • Conciso, n . 8, 8 de mayo de 1811 y 15 de noviembre de 1811.

  • Diario Mercantil de Cádiz, n. del 10 de diciembre de 1811; n. 99, 8 de abril de 1812; número 81, de 20 de septiembre de 1812; n del 30 de septiembre de 1812; n. 12, 22 de octubre de 1812 y n. 38, 18 de noviembre de 1812.

  • Gazeta extraordinaria de Zaragoza, n. 3, 27 de junio de 1808 y s/n, 18 de agosto de 1808.

  • Guirigay, n. 118, 17 de mayo de 1839.

  • Redactor General de España, n. 25, 9 de julio de 1811; 21 de octubre de 1811; n. 165, 26 de noviembre de 1811; n. 234 y 239, 3 y 8 de febrero de 1812; n. 276 y 286, 16 y 26 de marzo de 1812; n. 317, 27 de abril de 1812; y supl, 6 noviembre 1812.

  • RIAÑO, Camilo: El Teniente General Don Antonio Nariño. Bogotá, 1973.

  • Tertulia Patriótica de Cádiz, números 45 y 46, 11 y 13 de enero de 1811; n. 46, 6 de abril de 1813, y n. 62, 22 de junio de 1813.

A. GIL NOVALES.

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