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EsculturaPinturaBiografía

Calvit, Mario (1933-VVVV).

Pintor e ilustrador panameño, nacido en la ciudad de Panamá en 1933. Considerado como uno de los creadores más brillantes de la cultura panameña contemporánea, es uno de los miembros más destacados de la generación artística que floreció en el país centroamericano entre las décadas de 1950 y 1970, en la que quedaron englobadas algunas figuras de la talla de Manuel Chong Neto, Adriano Herrerabarría, Julio Zachrisson, Alberto Dutary, Justo Arosemena, Constancia Calderón ("Coqui"), Desiderio Sánchez, y, entre otros nombres de gran relieve, Ignacio Mallol, Pablo Runyan, Antonio Alvarado y Carlos Arboleda.

Alentado desde su temprana juventud por una acusada vocación artística, completó su formación secundaria con los estudios que cursó en la Escuela de Artes Plásticas de Panamá, de la que egresó convertido en una de las jóvenes paletas más prometedoras de la pintura panameña de mediados del siglo XX. En su progresión ascendente dentro de esta parcela creativa, con tan sólo veintitrés años de edad, Mario Calvit fue galardonado con el prestigioso premio Ricardo Miró (en su convocatoria de 1956 y en su modalidad de pintura), y a partir de entonces salió proyectado hacia los puestos cimeros no sólo del arte istmeño, sino también de la política panameña orientada hacia esta parcela de la creación artística. Así, en efecto, fue nombrado Director del Departamento de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Cultura, al frente del cual desplegó una intensa labor administrativa que le convirtió en uno de los mayores promotores de la creación plástica panameña, tanto en el territorio nacional -donde Calvit fue el máximo responsable de la fundación de los centros que mayor impulso han dado al arte entre las jóvenes generaciones panameñas: los talleres de artesanía del Instituto Nacional de Cultura-, como fuera de las fronteras de la pequeña república centroamericana -donde, por vez primera, la pintura y la escultura panameñas comenzaron a ser conocidas.

En lo que se refiere a su obra artística propiamente dicha, conviene señalar, antes que nada, una característica que singulariza su producción y la dota de una riqueza y variedad inusitadas: su condición de creador polifacético, abierto a todas las modalidades técnicas que le brindan un buen cauce para expresar su particular visión estética del mundo que le rodea (así, v. gr., hacia 1980 llegó a participar en un curso intensivo de soldadura de metales, para incorporar este material a los múltiples elementos que configuran su original lenguaje plástico). Dentro de esta proteica versatilidad, Mario Calvit ha sobresalido también por su intensa y fecunda dedicación a la ilustración de obras literarias, faceta en la que ha tenido ocasión de estampar su firma en volúmenes escritos por algunos autores tan reputados como José de Jesús Martínez, Pedro Rivera y Moravia Ochoa López; además, ha ilustrado un texto de Víctor Franceschi destinado a los lectores infantiles y juveniles.

Esta amplitud de miras ha contribuido, en parte, a que la obra de Mario Calvit haya traspasado los límites territoriales de su país natal para extenderse por otros muchos lugares de Hispanoamérica, donde su condición de artista polifacético ha quedado plasmada en las iniciativas plásticas más diversas (así, v. gr., en 1981 se desplazó a la ciudad colombiana de Cali para colaborar en la edición de una carpeta de serigrafías elaborada en el Taller Pro-Gráfica, dirigido por el eminente artista Pedro Alcántara). Dos años después, el artista de ciudad de Panamá produjo una brillante serie de dibujos que, impresos en litografía, sirvieron para ilustrar una carpeta de poemas del escritor Ramón Oliviero; y, en el transcurso de aquel mismo año de 1983, Mario Calvit fue requerido por la Dirección Nacional de Correo para que diseñara el sello representativo de las actividades deportivas en Panamá. Inmerso en esta infatigable actividad creativa, el artista panameño ha vuelto a fijar su residencia en su país natal, donde, consagrado como una de las figuras cimeras del arte nacional, goza del prestigio y la admiración de la crítica y el público, y continúa ejerciendo una fecunda labor tanto como pintor, dibujante y escultor, como en su fructífera dedicación a la docencia.

Su obra plástica, exhibida en múltiples exposiciones colectivas que han situado a Calvit entre los artistas hispanoamericanos más destacados de la segunda mitad del siglo XX, ha podido ser contemplada también en numerosas muestras individuales, como la exhibida en el Museo Nacional de Panamá en 1960, que, antes de haber alcanzado los treinta años de edad, le consagró como una de las figuras cimeras del arte istmeño. Posteriormente, ha mostrado sus creaciones de forma individual en otras exposiciones tan interesantes como la titulada "Pintura, escultura y dibujo", celebrada en el Instituto Panameño de Arte en 1972; o las exhibidas en la Galería Etcétera (1980) y en la Galería Arte (1982). En 1987, algunas de sus obras en relieve fueron expuestas en el Museo de Arte Contemporáneo, dentro de la muestra titulada "Encuentro de esculturas".

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.