Andrés Avelino Cáceres (1833–1923): El Héroe de la Campaña de la Breña y dos veces Presidente del Perú
Andrés Avelino Cáceres (1833–1923): El Héroe de la Campaña de la Breña y dos veces Presidente del Perú
El siglo XIX en el Perú estuvo marcado por una inestabilidad política constante, que incluyó una serie de conflictos internos, enfrentamientos militares y cambios de gobierno. A partir de la independencia del país en 1821, el Perú no pudo consolidar una estructura política estable, lo que llevó a frecuentes luchas entre facciones liberales y conservadoras. La política peruana estuvo plagada de caudillos regionales, cada uno con ambiciones personales que dividieron al país en facciones, lo que resultó en continuas revoluciones, golpes de estado y conflictos bélicos.
En este entorno, la Guerra con Chile (1879-1883) fue uno de los eventos más cruciales, tanto para la historia del país como para la vida de Andrés Avelino Cáceres, un hombre cuya carrera estuvo intrínsecamente ligada a los destinos de su nación. Además, el país vivió una creciente tensión social, especialmente en las zonas rurales, donde las tensiones entre la élite política y la creciente población indígena contribuían a una atmósfera de incertidumbre.
Orígenes familiares y entorno de su infancia
Andrés Avelino Cáceres nació en Ayacucho en 1833, en una familia de clase media, cuyo padre, Domingo Cáceres Oré, era un destacado comerciante, mientras que su madre, Justa Dorregaray Cueva, provenía de una familia de origen mestizo. Aunque no pertenecía a la alta nobleza, su familia proporcionó una educación que le permitió desarrollarse intelectualmente desde joven.
El joven Cáceres creció en un contexto donde la influencia de la revolución de la independencia todavía marcaba las mentes de los peruanos, con la figura de Simón Bolívar siendo central en la memoria colectiva del país. A través de sus padres, se le inculcó un amor por la independencia y la defensa del país, conceptos que más tarde serían fundamentales en su vida. Ayacucho, la ciudad natal de Cáceres, había sido un importante centro militar durante la guerra de independencia, lo que significaba que el ambiente estaba impregnado de un profundo patriotismo.
A nivel académico, Cáceres comenzó sus estudios en el colegio de Ayacucho, donde destacó por su inteligencia y su actitud combativa frente a las injusticias de la época. Sin embargo, su vida daría un giro inesperado cuando, a los 21 años, un evento marcaría el inicio de su carrera militar.
Primeros intereses y el inicio de su carrera militar
En mayo de 1854, el joven Andrés Avelino Cáceres fue testigo de la llegada de Ramón Castilla, un caudillo que lideraba la facción liberal y se había sublevado contra el gobierno del presidente José Rufino Echenique. Castilla representaba la oposición al poder centralista y conservador que dominaba el país. En ese momento, Cáceres, atraído por las ideas liberales y por el liderazgo de Castilla, decidió dejar sus estudios para unirse al ejército, un paso que cambiaría su vida para siempre.
Cáceres ingresó como cadete al batallón Ayacucho, que estaba siendo formado por el general Fermín del Castillo. Aunque la lucha en la que participó en los primeros momentos fue una derrota (la batalla de La Palma), su destreza y valentía no pasaron desapercibidas, y pronto fue ascendido a subteniente. Su habilidad para el combate, combinada con su dedicación a la causa, le permitió ascender rápidamente en el ejército.
Primeros logros y ascensos dentro del ejército
Después de la derrota en la batalla de La Palma, Cáceres continuó demostrando su lealtad y valentía. En 1855, apoyó la causa de Ramón Castilla contra la revolución de Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa. En esta nueva fase, Cáceres participó en las batallas de Yumina y Bellavista, enfrentándose a las fuerzas del general vivancista. Durante el asalto de Arequipa, Cáceres resultó herido en el rostro, pero la herida no fue de gravedad, y su actitud valiente le permitió seguir ascendiendo. Tras esta victoria, fue promovido a capitán.
A lo largo de estos primeros años de servicio, Cáceres demostró ser un líder nato, capaz de comandar con eficacia y ganarse el respeto de sus compañeros. Aunque su carrera estuvo marcada por momentos difíciles y por situaciones de salud complicadas (incluso sufrió una grave herida en el ojo izquierdo), su creciente popularidad dentro del ejército peruano auguraba un futuro prometedor.
El siguiente gran conflicto que viviría el Perú fue la guerra con Ecuador (1859-1860), en la que Cáceres, aún convaleciente de sus heridas, se unió a la defensa de la frontera. En esta etapa, también se destacó por su capacidad organizativa y estratégica, características que lo convertirían en uno de los grandes héroes de la Guerra con Chile más de dos décadas después.
La Guerra con Chile y la Campaña de la Breña
Participación en la Guerra con Ecuador (1859-1860) y su ascenso militar
Aunque Cáceres estaba todavía recuperándose de las heridas sufridas en la campaña de Arequipa, su vocación patriótica lo llevó a involucrarse en la defensa del país durante el conflicto con Ecuador de 1859 a 1860. El enfrentamiento con Ecuador tuvo lugar en un momento de gran agitación política en el Perú, con el presidente Ramón Castilla enfrentando amenazas tanto internas como externas.
Cáceres, aunque no se encontraba en su mejor estado físico, se unió a las fuerzas peruanas para defender la frontera. Su actitud valiente y su capacidad de liderazgo fueron cruciales en la organización de la defensa. Este fue un primer indicio de su habilidad para enfrentar situaciones de gran presión. A pesar de no ser un conflicto de gran escala, este episodio reforzó su reputación dentro del ejército y lo preparó para los retos más grandes que se avecinaban.
Tras este conflicto, Ramón Castilla lo envió a Francia como adjunto militar en la Legación peruana, con el objetivo de que se recuperara de sus heridas y aprendiera nuevas técnicas militares. Estuvo en París entre 1860 y 1862, donde además de sanar, se formó en diversas áreas de la estrategia militar, lo que lo convertiría en un militar mucho más experimentado a su regreso a Perú.
La Guerra con Chile: inicio y primeras victorias
La Guerra con Chile (1879-1883) marcaría el hito más importante de la vida de Andrés Avelino Cáceres. Al estallar el conflicto, Cáceres ya había sido ascendido y destacado por sus éxitos previos en otras luchas internas del país. En 1877, fue nombrado Prefecto del Cuzco, pero la guerra con Chile obligó a reorganizar las fuerzas nacionales para defender el territorio.
Durante la Campaña de Tarapacá (1879), Cáceres jugó un papel crucial en la Batalla de San Francisco y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, su destacada actuación hizo retroceder a las fuerzas chilenas, que se vieron obligadas a abandonar sus cañones Krupp, lo que representó una victoria simbólica para los peruanos, aunque no definitiva. Esta victoria fue provisional, ya que el ejército peruano no pudo mantener el control sobre el territorio y tuvo que replegarse.
Sin embargo, la defensa de Tarapacá permitió a Cáceres consolidarse como uno de los grandes héroes de la guerra. Su valentía y liderazgo fueron reconocidos por sus compañeros y superiores, y se convirtió en un referente de la resistencia.
La reorganización del Ejército del Sur y la Campaña de Tacna
El conflicto se intensificó, y en 1880, Cáceres asumió la tarea de reorganizar las tropas del Ejército del Sur, que habían sufrido grandes pérdidas. En este contexto, Cáceres tuvo la oportunidad de trabajar junto con las tropas bolivianas del presidente Narciso Campero, quien había derrocado a Hilarión Daza. Juntos, se prepararon para la Campaña de Tacna, en la que Cáceres se destacó por su liderazgo en la Batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880), una de las victorias más importantes para las fuerzas aliadas.
El alto de la Alianza fue un terreno clave, y la batalla fue feroz. Aunque las fuerzas aliadas lograron resistir en el comienzo, la superioridad numérica de los chilenos acabó imponiéndose, y el ejército peruano se vio forzado a retirarse. A pesar de la derrota, la actuación de Cáceres se destacó, ya que consiguió organizar una retirada ordenada, evitando una catástrofe total para las fuerzas peruanas. Este episodio consolidó aún más su imagen de líder decidido y valiente.
La lucha en la Campaña de Lima y el impacto de las derrotas
Tras la derrota en Tacna, Cáceres participó activamente en la Campaña de Lima, organizada por Nicolás de Piérola, el dictador que lideraba el país en ese momento. Las tropas chilenas, bajo el mando del general Manuel Baquedano, desembarcaron en el sur del país y marcharon hacia la capital, Lima. Cáceres jugó un papel importante en la defensa de la ciudad, participando en la batalla de San Juan (13 de enero de 1881), una de las más sangrientas y decisivas del conflicto.
El ejército chileno logró imponerse, y tras esta derrota, Cáceres y sus hombres fueron obligados a retirarse a Chorrillos, donde las fuerzas chilenas incendiaron varios barrios. Durante la retirada, Cáceres intentó organizar una resistencia para atacar por sorpresa a las fuerzas chilenas, pero la negativa de Piérola a apoyar esta estrategia generó una gran frustración en el caudillo peruano.
Al final, después de la derrota de la línea de Miraflores, Cáceres fue herido en el fémur derecho. Fue atendido por médicos y se escondió durante un tiempo en la celda de un convento de San Pedro, donde permaneció en convalecencia. A pesar de su estado, Cáceres logró escapar de Lima el 15 de abril de 1881, dirigiéndose hacia el interior del país para continuar su lucha.
La Reconstrucción Política y el Segundo Militarismo
La resistencia durante la ocupación chilena y la Campaña de la Breña
Durante la ocupación chilena de Perú (1881-1883), Cáceres se convirtió en el principal líder de la resistencia peruana, organizando montoneras en las zonas rurales, especialmente en la Sierra Central. Su capacidad para movilizar a las fuerzas locales y la lealtad que inspiraba entre los campesinos y los soldados le permitió mantenerse como una figura central en la lucha contra los ocupantes chilenos.
En este periodo, Cáceres estableció su cuartel general en Matucana, desde donde dirigió diversas operaciones. A lo largo de la Campaña de la Breña, como se conocería a esta fase de la guerra, el líder peruano logró importantes victorias, destacándose en Pucará (2 de febrero de 1882), Marcavalle, Concepción (9 de julio de 1882), y especialmente en Huamachuco (10 de julio de 1882), donde, pese a sufrir una de las pocas derrotas de su carrera, consolidó su fama como estratega militar.
A lo largo de estos enfrentamientos, su habilidad para mover a las tropas con rapidez y efectuar ataques sorpresivos contra los chilenos fue clave para la resistencia, lo que le valió el apodo de “Brujo de los Andes”. Las batallas fueron cruentas, pero también demostraron que las fuerzas chilenas, aunque superiores en número y armamento, no podían derrotar completamente a las guerrillas peruanas.
La postguerra y la firma del Tratado de Ancón
La resistencia de Cáceres continuó hasta 1883, cuando el conflicto con Chile llegó a su fin con la firma del Tratado de Ancón. Este tratado, que ponía fin a la guerra, significó la cesión de las provincias de Tacna y Arica a Chile, así como la pérdida de territorios que había defendido con tanta valentía. Cáceres se opuso a la firma del tratado, ya que consideraba que no representaba los intereses nacionales, y rechazó el Tratado de Ancón como una rendición humillante para Perú.
A pesar de su oposición, el tratado fue ratificado por el gobierno peruano, lo que marcó el fin de la guerra, pero también el comienzo de un periodo de crisis política. La situación interna del país, agravada por la pérdida de territorios y el vacío de poder, creó un caldo de cultivo para la consolidación del Segundo Militarismo en el Perú, período que se caracterizó por el dominio de los caudillos militares.
El Segundo Militarismo y la Presidencia de Cáceres
Tras el fin de la guerra, el Segundo Militarismo comenzó con la toma del poder por los jefes militares más destacados de la guerra, entre ellos Cáceres. En 1885, tras la caída de Miguel Iglesias, el país atravesaba una situación de inestabilidad política, y el caudillo decidió tomar la delantera. En 1886, Cáceres fue elegido presidente de la República, iniciando su primer gobierno, que se extendió hasta 1890.
Durante su mandato, Cáceres buscó consolidar el poder del ejército y restaurar la estabilidad del país, pero la política interna seguía siendo un tema complejo. Manuel González Prada, uno de los principales intelectuales de la época, criticó duramente el régimen de Cáceres en su famoso discurso de 1888, donde atacó la figura de los líderes republicanos y, en particular, al propio Cáceres. La situación económica también era grave, marcada por las consecuencias de la guerra y la deuda externa acumulada.
El Contrato Grace y las tensiones internas
Para hacer frente a la crisis fiscal derivada de la deuda externa, Cáceres firmó el Contrato Grace en 1889, un acuerdo con bonistas extranjeros que ponía los ferrocarriles del país y el guano bajo control de una compañía inglesa. Este contrato generó una gran controversia, ya que muchos consideraron que representaba una cesión a intereses extranjeros y perjudicaba los recursos nacionales. Las tensiones internas aumentaron, especialmente con el surgimiento de un creciente descontento popular que veía en el gobierno de Cáceres una extensión de la influencia extranjera sobre la economía peruana.
La Guerra Civil de 1895 y el final del Segundo Militarismo
La reelección de Cáceres en 1895, unida a la permanencia del poder militar en manos de líderes como él, desató una fuerte oposición liderada por Nicolás de Piérola. Este nuevo levantamiento se tradujo en la Guerra Civil de 1895, que tuvo un impacto devastador en el país. Las montoneras caceristas y pierolistas se enfrentaron en varias batallas en todo el país, incluyendo en la capital, Lima, donde la violencia de la lucha provocó la muerte de miles de personas.
La guerra civil se extendió por varios días, con ambos bandos luchando por el control de la ciudad. Al final, la presión interna y la falta de apoyo internacional obligaron a Cáceres a renunciar, lo que marcó el fin de la etapa del Segundo Militarismo. Con la victoria de Piérola y la posterior convocatoria a nuevas elecciones, el poder de los militares comenzó a decaer.
Últimos años y legado de Cáceres
Después de su renuncia, Cáceres se exilió en Buenos Aires y más tarde en París, donde continuó con su vida en la diplomacia. Fue Ministro Plenipotenciario en Italia (1905-1911) y Alemania (1911-1914), y aunque su influencia política disminuyó, su legado como héroe nacional perduró en el imaginario colectivo peruano.
Cáceres regresó al Perú en 1915, y, aunque ya lejos de los asuntos gubernamentales, apoyó la elección de José Pardo y Barreda. En 1919, fue honrado con el título de Mariscal. Andrés Avelino Cáceres falleció en Lima el 10 de octubre de 1923, dejando un legado marcado por su valentía, sus contradicciones políticas y su participación crucial en uno de los periodos más complejos de la historia del Perú.
Aunque su figura fue objeto de controversias durante y después de su vida, no cabe duda de que Cáceres fue uno de los principales arquitectos de la resistencia peruana durante la Guerra con Chile, y su nombre perdura en la memoria colectiva como uno de los más grandes héroes nacionales del país.
MCN Biografías, 2025. "Andrés Avelino Cáceres (1833–1923): El Héroe de la Campaña de la Breña y dos veces Presidente del Perú". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/caceres-andres-avelino [consulta: 18 de octubre de 2025].