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MúsicaBiografía

Caballé, Montserrat (1933-2018)

Montserrat Caballé.

Soprano española de fama internacional considerada como la mejor soprano de su generación. Ha sido una de las más grandes figuras mundiales de la canción lírica. Conocida por su gran técnica vocal y la versatilidad de su voz, así como por sus interpretaciones de Gaetano Donizetti y Giuseppe Verdi, su repertorio fue inmenso, abarcando cerca de noventa interpretaciones, probablemente uno de los más extensos.

Montserrat Caballé Folc nació el 12 de abril de 1933 en Barcelona, en la calle Igualada de la barriada de Gracia. Falleció en Barcelona el 6 de octubre de 2018. Su nombre viene de la conocida virgen de Montserrat; sus padres se lo pusieron tras hacer la promesa a la virgen, cuando parecía que peligraba su vida, estando todavía en gestación; nacida en el seno de una familia muy modesta, durante su infancia pasó muchas estrecheces; su padre estaba empleado en una empresa de abonos químicos y su madre ayudaba trabajando en lo que iba encontrando. Desde muy niña, la música fascinó a Montserrat; escuchaba a su madre y a su tía tocar el piano y se pasaba horas escuchando en la radio a sus cantantes favoritos, además de asistir ya a algún concierto y representación de ópera desde los ocho años. A esa misma edad ingresó en el Conservatorio el Liceo para estudiar música; a los catorce años inició cursos de canto con Eugenia Kemeny y más tarde estudió lieder con Conchita Badía y repertorio de ópera con los maestros Napoleone Annovazzi y Pedro Vallribera. También empezó a estudiar peritaje mercantil. Durante esa época su padre enfermó y hubo de abandonar su trabajo; Montserrat, viéndose abocada a ayudar a su familia, no quiso, sin embargo, abandonar sus estudios, de manera que empezó a trabajar en todo tipo de tareas, vendiendo artículos, cortando pañuelos en una tienda, cogiendo puntos a las medias, etc. Sin embargo, todavía encontró tiempo para aprender inglés y francés.

Gran admiradora de los buenos cantantes del momento, las noches que salía Renata Tebaldi de actuar en el Liceo, Montserrat iba a la salida de artistas del teatro entre un grupo de admiradores, sólo por ver de cerca a su ídolo. Como las dificultades en su casa continuaban, Montserrat se animó a visitar a la familia Beltrán Mata, de quien le había hablado su tío Alfredo, una familia amante del arte que protegía a los artistas jóvenes. Consiguió certificados de sus profesores y la familia Beltrán Mata le respondió ofreciéndole una pensión de mil pesetas al mes para que continuara sus estudios. A los veintiún años los dio por finalizados, ganando el Premio Extraordinario del Conservatorio del Liceo. Después continuó formando su repertorio hasta que en 1956 sus mecenas le aconsejaron marchar a Italia, corriendo ellos con todos sus gastos de estancia y viaje. Le dieron una carta con la que se presentó al gran barítono Raimundo Torres, que estaba en el San Carlo de Nápoles cantando Boris Godunov. Gracias a él, Montserrat consiguió que la oyera Siciliani, director del Maggio Fiorentino, que la contrató. Cuando cantó por primera vez, actuando en La vida breve, se hallaba entre el público el director del Teatro de la Ópera de Basilea que, fascinado por su voz, la contrató por un período de tres años, dándole no obstante libertad para cantar en otras salas. Su brillante carrera se inició con La Boheme en 1956, representación por la que cobró cien francos. A continuación cantó en Viena interpretando la doña Elvira de Don Giovanni; en 1958 hizo su primera Salomé en Viena; para la ópera de Bremen (Alemania) interpretó por primera vez los papeles de Violetta en La Traviata, de Verdi, y Tatiana en Eugenio Oneguín, de Tchaikovski, y en la Scala interpretó una de las muchachas flor de Parsifal. Cantó en Suiza, Austria y Alemania.

Debutó en el Liceo de Barcelona el 7 de enero de 1962 protagonizando el estreno en España de Arabella, de Richard Strauss, y su fama ya era importante cuando debutó en 1964 en la ciudad de México, con Manon Lescaut, de Puccini, el mismo año en que contrajo matrimonio con el tenor Bernabé Martí.

Pero su consagración definitiva le llegó en el Carnegie Hall de Nueva York en 1965, cuando le ofrecieron sustituir a Marilyn Horne en la ópera de Donizetti Lucrezia Borgia, en una representación inolvidable, que puso en pie al público en una de las mayores ovaciones que se recuerdan en el teatro neoyorquino y que le abrió las puertas de todas las salas del mundo. Desde entonces han sido varias las obras de Donizetti que han visto de nuevo la luz para ser interpretadas por ella; lo mismo ha pasado con varias obras poco conocidas de Verdi. Montserrat Caballé, además de representar a las heroínas clásicas, en los últimos años ha iniciado una gran labor de investigación, resucitando hermosas obras y autores menos conocidos para el gran público, como La Fiamma (1934), de Ottorio Respighi, La Vestale (1807), de Gaspare Spontini, o Saffo (1840), de Giovanni Pacini, Demofoonte, de Cherubini, Agnes di Hohenstaufen, de Spontini, Ermione, El pirata y Il viaggio a Reims, todas de Rossini. Sus obras preferidas son Norma de Bellini, La Traviata de Verdi y Salomé de Strauss.

Mujer dotada de un fuerte carisma y una maravillosa voz de gran amplitud y poderosa modulación, conseguía con sus filados, medias voces y pianissimi, que la belleza de su canto fuera desbordante y estremecedora. Su extenso repertorio incluía desde el barroco hasta el pop y otros terrenos de la música ligera, y abarcaba desde Mozart a Verdi, de Donizetti a Strauss, pasando por Puccini, Bellini, Wagner, Rossini, etc. Con sus interpretaciones demostró poseer extraordinarias dotes cómicas y trágicas, especialmente cuando era dirigida por personalidades como Ronconi y José Luis Alon, entre otros. Actuó en los principales teatros del mundo, donde siempre alcanzó resonantes éxitos. Caballé fue una cantante majestuosa que consiguía este efecto ante el público a través de su voz y su presencia. Gracias a la versatilidad de su voz podía interpretar desde los papeles más dramáticos hasta los más románticos.

En 1992 se despidió por una larga temporada de los escenarios operísticos con la interpretación de Il viaggio a Reims de Rossini, en el Covent Garden londinese. Sus problemas de salud aconsejaban a la diva limitar sus compromisos profesionales y, durante casi una década, su voz se prodigó en esporádicos recitales y conciertos. Recuperada de varias intervenciones quirúrgicas, la soprano catalana eligió el Liceo como escenario de su regreso al escenario de la ópera y el 4 de enero de 2002 presentó Enrique VIII, de Camile Saint-Saëns, para celebrar el cuarenta aniversario de su debut en el coliseo lírico barcelonés.

Su popularidad se acrecentó y extendió fuera de los escenarios operísticos al interpretar música ligera, como la grabación que realizó conjuntamente con el desaparecido solista de Queen, Freddie Mercury, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992. En el año 1991 fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de las Artes. Entre los numerosos premios y galardones que posee se encuentra también la Orden de Isabel la Católica.

En marzo de 2004 la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música le concedió el Premio de Honor de la VIII edición de los Premios de la Música en reconocimiento a toda su carrera. En octubre de ese mismo año estrenó en el Liceo una prácticamente desconocida obra de Jules Massenet, Cleopatra, en la que compartió escenario con su hija Montserrat Martí y el barítono malagueño Carlos Álvarez.

En abril de 2006 recibió el Premio Lírico Teatro Campoamor en su primera edición, otorgado a toda una carrera dedicada al bel canto; el premio fue fallado en Oviedo por prestigiosos críticos musicales. El 2 de julio de 2008 fue investida doctora honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.

Bibliografía

  • HERNÁNDEZ GIRBAL, F.- Cien cantantes españoles de ópera y zarzuela. Madrid: Lira, 1994.

Autor

  • Cecilia Guiter Viader