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Buda o Budha (560-480 a.C.).

Buddha

Siddharta Buda

Biografía y doctrina

Personaje envuelto en las brumas de la leyenda y de la mitificación, divinizado por sus seguidores, Buda dio inicio a una doctrina espiritual que luego se convertiría en una de las grandes religiones de la humanidad -el budismo-, la cual, a través de la meditación y del dominio de las pasiones, incita a sus seguidores a la búsqueda de la felicidad y de la suprema liberación.

Detalle de la cabeza de un Buda. Borobudur (Indonesia).

Datos biográficos

Maestro religioso indio, fundador del budismo, cuyo nombre original es Siddharta Gautama. Su biografía nos ha llegado transformada por la leyenda, de forma que no es posible delimitar claramente los datos históricos y los legendarios. Sin embargo, ya nadie duda de que fue un personaje histórico, que vivió aproximadamente entre los años 560-480 a.C. Nació en Kapilavastu (en los confines del actual Nepal). Pasó los primeros años de su vida entre el lujo y la molicie de su casa paterna. La meditación sobre la vejez, los males de la vida, la enfermedad y la muerte hicieron que a los 29 años abandonara a sus padres, a su mujer y a su hijo, y, en el ansia de encontrar la verdad, se entregara a la vida de monje mendicante. Tras larga búsqueda, le fue concedida la iluminación plena: bodhi (iluminación), de donde le viene el nombre de Buda (El iluminado), que le descubrió la esencia del origen del dolor y el camino que conduce a la liberación. Reunido, cerca de Benarés, con un grupo de cinco monjes, antiguos compañeros suyos, hizo de ellos sus primeros discípulos con el famoso Sermón de Benarés. Allí dio comienzo a su predicación, que sin ningún descanso continuaría hasta su muerte, acaecida en Kusinagara, a la edad de 80 años, mientras daba a los discípulos sus últimas enseñanzas.

La doctrina de Buda. El budismo

A diferencia de la religión del brahmanismo, del que rechaza su formalismo y ritualismo, Buda sitúa en el centro de la propia experiencia religiosa el tema del destino del hombre y de la liberación del sufrimiento; ésta sólo se puede conseguir a través de la renuncia al mundo y de la práctica ascética. Buda proclama la vía media: la actitud existencial que conduce a la salvación está caracterizada por el rechazo tanto de los placeres y de su goce como de los dolores y las penitencias; la liberación del mal se alcanza por medio de la renuncia a todo deseo. La doctrina de Buda se transmitió primero de forma oral, y luego se recogió en una inmensa producción literaria escrita en diversas lenguas indias (sanscrito, pale, pracrito) y extraindias (tibetano, chino, tocarico). En todo caso, esos escritos no fueron compilados hasta el siglo I a.C. Sus Discursos comprenden textos de distintos géneros: prédicas, diálogos, máximas, textos poéticos, etc.

De entre las numerosas escrituras canónicas, poseemos íntegramente sólo el canon pali o Tipitaka (tres canastas), que comprende el Cesto de la disciplina (escritos que se refieren a la comunidad de los monjes), Cesto de los sermones (enseñanzas en forma de diálogos) y Cesto de la doctrina superior (tratados escolásticos). El punto de apoyo de Buda está constituido por las cuatro verdades augustas del llamado Sermón de Benarés: 1) la existencia del sufrimiento; 2) el sufrimiento tiene una causa; 3) el sufrimiento se suprime mediante el nirvana; 4) hay un camino que conduce al nirvana, que se compone de ocho senderos: conocimiento recto de la doctrina, intención recta, recto hablar, conducta recta, modo recto de ganarse la vida, esfuerzo recto, recta concentración y recta meditación.

Esta doctrina de salvación tiene como presupuesto que los fenómenos físicos y psíquicos están determinados por infinitos elementos en combinación y disolución incesantes; esa inestabilidad es la que produce el dolor. El sufrimiento está producido, también, por ese ansia de apego a la existencia que origina nuevos nacimientos (reencarnación) que perpetúan el envejecimiento y la muerte. Hay que interrumpir estos nacimientos para llegar a la liberación del dolor. Ello resulta posible mediante la fe en Buda y mediante prácticas ascéticas y éticas. Muchas de estas prácticas se derivan del brahmanismo y del yoga, y sirven para eliminar los obstáculos. Igualmente se hace necesaria la meditación, con la cual, por medio de distintos grados de contemplación estática, se alcanza la supresión de la sensibilidad y de la consciencia. De esta manera, extinguidas las pasiones, destruido el apego a la vida, disuelta toda acción y residuo del karma (ley de la retribución de los actos), el sabio llega al nirvana ya en esta vida.

Muchas son las escuelas en las que se ha dividido el budismo. Las más tradicionales son las llamadas mahayana (el Gran Vehículo) y la hinayana (el Pequeño Vehículo). Hacia el siglo VII d.C. se desarrolló la escuela denominada Vehículo de diamante, o budismo tántrico. A diferencia del Gran Vehículo, abierto a todos, el tantrismo budista fue esotérico y estaba restringido a un reducido número de iniciados, pero se extendió por China, Tíbet, Sumatra, irmania y Japón. En él se practicó el culto a Buda y a otras divinidades, incluso femeninas, a través de las cuales se introdujo también en el budismo la mística erótica como medio para alcanzar la perfección. El tantrismo budista experimentó notable florecimiento literario y artístico, sobre todo en la elaboración de los mandala y de los monumentos arquitectónicos.

Expansión del budismo

Tras no pocas dificultades que provenían de la oposición del hinduismo y de la competencia del jainismo, el budismo cobró nuevo ímpetu con el advenimiento de la dinastía de los Jushan (siglos II -III d.C.), cuando el nuevo imperio se convirtió en el centro político más importante de Asia. A través de las rutas comerciales establecidas con el imperio romano, con Asia central y sobre todo con China, comenzó la expansión misionera del budismo. En China, la difusión del budismo siguió hasta el siglo IX, y se formó una escuela muy importante de meditación dhyana (ch'an, según la pronunciación china). Esta doctrina, fue introducida en el Japón en el siglo XII, donde aún se practica con el nombre de meditación zen (pronunciación japonesa del nombre chino). El budismo en Japón estuvo en un principio reservado a una elite, pero luego se popularizó con el nombre de amidismo (debido a la adoración que se practicaba al Buda Amithaba, Amida en japonés), divinidad compasiva que concede la gracia. Mientras el budismo se extendía por el sudeste asiático Myanmar -Birmania-, Indonesia, Vietnam), iba perdiendo fuerza en la India, ya sea porque quedó absorbido por el hinduismo, o también a causa de las persecuciones por parte del Islam. Lo cierto es que a partir del siglo XIII no ha tenido ningún peso socio-cultural en su patria de origen. Después de un retroceso debido a la expansión misionera del cristianismo en Asia, a finales del siglo XIX el budismo floreció de nuevo en Ceilán por obra del americano Steel Olcott (1832-1902) y su discípulo Anagarika Dhasmapala, fundador del Mahamabodhi Society, que se convirtió en un centro de irradiación del denominado neobudismo. Difundido también en Myanmar -Birmania-, Japón y en el mundo occidental, está caracterizado por un esfuerzo de purificación de las escorias "irracionales", por el interés hacia la ciencia y por un fuerte compromiso ético-social.

En 1950 se fundó la World Fellowsship of Buddhists, que es el órgano de unión de todos los budistas.

Imagen de Buda

La imagen antropomorfa de Buda surgió en India hacia el año 150 d.C., bajo la dinastía Kushana, y en función de la necesidad de difusión de la doctrina que supuso la configuración del budismo Mahayana, o budismo de predicación. Esta imagen, quizás la más repetida en el arte asiático, se difundió por todo el continente gracias al comercio internacional vinculado a la Ruta de la Seda.

Imagen de Buda en Japón.

Los símbolos de Buda

El budismo Theravada (llamado despectivamente Hinayana o "pequeño vehículo") había prohibido la representación del fundador del budismo como un ser humano. A lo largo de los primeros tiempos de la religión budista, se habían utilizado símbolos que sustituían a la imagen humana de Buda o aludían a su presencia. Entre los símbolos más frecuentemente utilizados en la India figuran el árbol de la Iluminación; la flor de loto (padmasambhava); la rueda de la enseñanza (chacra); el trono vacío; las huellas de sus pies y la stupa.

El origen de la imagen de Buda

Durante el periodo kushana se produjo en la religión india un cambio ideológico radical que dio como resultado, entre otras cosas, la configuración de la imagen antropomorfa de Buda. Este cambio tiene su origen ligado a la aparición del budismo Mahayana, que ofrece la posibilidad de salvación a todos los seres humanos y que, por primera vez, convierte al budismo en una religión proselitista. El nuevo deseo de difundir la doctrina tuvo como resultado la necesidad de crear un lenguaje apropiado para ello, que fuera comprensible por pueblos de muy distintos orígenes; fue en ese momento cuando Buda fue representado por primera vez como un hombre.

Un importante sector de investigadores, considera que la representación antropomorfa de Buda tiene su origen en los contactos con el mundo griego a través de la región de Gandhara, aunque esta tesis es rebatida por otros muchos historiadores encabezados por Ananda.K. Coomaraswamy.

Los atributos de Buda

La representación de Buda obedece a principios muy rigurosos que están establecidos en los tratados religiosos. En primer lugar, Buda debe mostrar una serie de atributos o cualidades que le distinguen del resto de los mortales y que reciben el nombre de lakshanas. Entre estos atributos destacan los siguientes: el hábito de monje que deja al descubierto el hombro derecho, los pies descalzos y el cíngulo monacal que aluden a la vida de Buda como monje mendicante; el nimbo de santidad, el moño o usnisha y la urna, o marca en el entrecejo, que también recibe el nombre de tercer ojo, que hacen referencia a su capacidad de visión trascendental; los lóbulos de las orejas alargados, recuerdo de la gran cantidad de joyas que de ellos colgaban y a las que renunció para dedicarse a la vida ascética; los ojos entornados; la suave sonrisa en sus labios y los pliegues del cuello, que simbolizan la serenidad y la paz interior.

Actitudes de Buda

Además de las lakshanas, la imagen de Buda pueden mostrar distintas mudra, o gestos de las manos, y distintas posturas del cuerpo según se represente al fundador del budismo en uno u otro acontecimiento de su vida. En India las principales formas de representarlo son cinco: 1. En meditación. Sentado bajo el árbol de la iluminación en postura de loto (padmasana) y con las manos en dhyana mudra. 2. En el momento de la Iluminación. sentado bajo el árbol de la iluminación, en padamasana y realizando la bhumishparsha mudra, es decir, tomando como testigo a la tierra de lo que le acaba de suceder. 3. Enseñando la doctrina. Suele aparecer rodeado de discípulos o de gacelas que aluden al "Parque de las Gacelas de Sarnath", en el que Buda dio su primer sermón. Con las manos realiza la dharmachacra mudra, el gesto de hacer rodar la rueda de la enseñanza, o rueda de la ley. 4.Indicando al fiel que no debe temer, ofreciéndole su protección con la palma de la mano derecha vuelta hacia él, en abhaya mudra. 5. En el momento de su muerte (Paranirvana), aparece recostado sobre su costado derecho, y con la cabeza apoyada en su mano.

La imagen de Buda fue evolucionando y modificándose desde su origen indio y a lo largo de su difusión por Asia, de tal forma que sus características y sus formas de representación se van complicando y multiplicando.

Bibliografía

  • COOMARASWAMY, A.K The origin of the Buddha Image, New Delhi, Munshiram Manoharlal, 1980.

  • SCHOELLER, G. y OTROS. Dictionnaire de la sagesse orientale. París, Robert Laffont. 1989.

EFC

Autor

  • CCG.