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HistoriaPolíticaBiografía

Boulanger, Georges (1837-1891).

Militar y político francés, nacido el 29 de abril de 1837 en la localidad de Rennes, Francia, y muerto en Bruselas el 30 de septiembre de 1891.

Su brillante y vertiginosa carrera militar dio comienzo cuando ingresó en la academia de Saint-Cyr el 15 de enero de 1855, tras de haber finalizado sus estudios primarios en el liceo de la ciudad de Nantes. Durante el año que permaneció en la academia alcanzó el grado de subteniente de infantería. Sus primeros éxitos militares acontecieron durante la guerra italiana, en la que su valentía fue recompensada con la Legión de Honor, ascendiendo a teniente. Poco después, en 1860, fue destinado a Conchinchina, territorio colonial francés, donde permaneció durante tres largos años de conflicto, siendo ascendido a capitán. Al regresar a Francia, ocupó un puesto como instructor en la misma academia en la que, pocos años atrás, había pertenecido como alumno.

La guerra franco-prusiana (1870-1871) fue el escenario donde Boulanger pudo demostrar sus altas cualidades como militar, que le merecieron el grado de Coronel. Sin embargo, a pesar de todos su esfuerzos, la derrota francesa no sólo no pudo ser evitada, sino que se convirtió en el acontecimiento que marcó de forma definitiva la personalidad de Boulanger. Como muchos otros franceses, sobre todo militares, Boulanger había mitificado la Francia del imperio, la Francia de Napoleón I Bonaparte, Emperador de Francia, que imprimió durante mucho tiempo un sello particular al nacionalismo francés, que radicalizó sus formas tras la derrota. Boulanger dirigió un regimiento que actuó para derribar la Comuna de París de 1871, ascendiendo a General de brigada en 1880.

Su rápida ascensión dentro del estamento militar y las reformas que imprimió desde el cargo de secretario general en el ministerio de la Guerra, que ocupó desde 1882 hasta 1884, reorganizando la escuela de suboficiales de Saint Maixent, levantaron los primeros recelos hacia su persona. Destinado a Túnez por este motivo, se enfrentó al general residente Cambon, siendo obligado a retornar a Francia.

A partir de ese momento, Boulanger inició su carrera política. En 1886 fue nombrado Ministro de la Guerra, y entró a formar parte del Gabinete presidido por Freycinet. Boulanger no perdió la oportunidad que el poder del cargo asumido le brindaba y puso en marcha toda una serie de medidas encaminadas a proporcionar una reforma profunda del ejército francés, con el fin de que el pueblo le hiciera depositario de su confianza y seguridad. Renovó a todo el personal del estado mayor francés, implantó reformas militares que afectaron sobre todo al sistema de reclutamiento y organización del ejército e impulsó la ley contra el espionaje y varias disposiciones que mejoraron la defensa de las fronteras del país. En 1887, obtuvo del parlamento un crédito de setenta y un millones con el fin de dotar al ejército del nuevo fusil Lebel, innovación tecnológica que aumentaba enormemente la capacidad efectiva de las fuerzas durante los combates. Como resultado de todas estas transformaciones, la popularidad de Boulanger creció enormemente, aunque en sentido proporcional a sus enemigos, centrados en el propio estamento militar, pero sobre todo concretado en el ámbito político. La derecha francesa no perdonó a Boulanger su propósito de eliminar de los cuadros activos del ejército a todos los príncipes y pretendientes, que conformaban el grueso de los mandos.

Las relaciones franco-alemanas seguían alterando enormemente el ya de por sí agitado panorama político francés. En 1887, una nueva crisis fronteriza, obligó a Boulanger a trasladarse hasta la frontera con el fin de fortalecer la posición francesa ante el inminente estallido del conflicto. Sin embargo, a pesar de los deseos del general, la crisis fue superada políticamente, aunque se desató toda una campaña nacionalista populista que encontró su máximo eco en Boulanger, que desde entonces se le conoció como el "General Revanche".

El movimiento boulangista, sin una organización central, representaba un ecléctico movimiento nacionalista y populista, con claros tintes autoritaristas que se reflejaban en su firme defensa de establecer gobiernos plebiscitarios, con un fuerte liderazgo presidencial, en los que algunos autores ven un antecedente de la Francia de De Gaulle. Compartía puntos de encuentros con la llamada Liga de los patriotas liderada por Paul Dérulède, atrayendo el apoyo de los nostálgicos bonapartistas y de muchos miembros del partido monárquico, que le aportaron un importante soporte económico. La amplitud del movimiento capitaneado por Boulanger se vio aumentada cuando la mayoría de la Asamblea Nacional se negó a apoyar a ningún gabinete en el cual Boulanger participara. Sus partidarios provocaron agitaciones que fueron acompañadas por el rumor de un inminente golpe de Estado.

La República asumió desde ese momento el peligro que este movimiento suponía para la estabilidad política, por lo que actuó con determinación. Boulanger fue relegado de sus mandos, acusado de cometer faltas graves contra la disciplina militar y, en marzo de 1988, pasó a formar parte de la reserva, si bien un mes más tarde salió elegido como representante por los distritos de Nord y Dordogne.

Su presencia en la Cámara parlamentaria contaminó hasta grados insospechados la evolución política de un personaje que no aceptaba las reglas de juego parlamentario. El 4 de junio de ese mismo año, presentó un proyecto de reforma constitucional con el fin de establecer un nuevo régimen a la medida de su movimiento, conocido como protesta nacional. Su comportamiento provocó su expulsión de la Cámara. Aún así, el 19 de agosto, volvió a ser elegido de nuevo por los distritos de Nord, Somme y Charenta, distritos conservadores y monárquicos. El siguiente objetivo de Boulanger y sus partidarios fue París, hogar tradicional de la izquierda. El gobierno supo reaccionar a tiempo y junto con el encargo al nuevo ministro de la guerra, Quesnay de Beaurepaire, redactó un acta de acusación contra el general ante el Senado y puso en marcha una reforma del sistema electoral perjudicial para los boulangistas, imposibilitando cualquier manifestación plebiscitaria, restableciendo el escrutinio uninominal por distritos y prohibiendo las candidaturas múltiples.

Las elecciones en París constituyeron un gran fracaso para el movimiento boulangista, mientras su líder, se autoexiliaba en Bruselas, ante el juicio abierto contra él. El Senado condenó a Boulanger a cadena perpetua por el delito de traición In absentia, en un proceso que también afectó a Déroulède. Georges Boulanger, que siguió establecido en Bruselas, se suicidó el 30 de diciembre de 1891, sobre la tumba de su amante, Madame de Bonnemain. El movimiento que él había representado desapareció del panorama político francés.

Autor

  • Eva Mª De Miguel Ceballos