Botín Sanz de Sautuola y López, Emilio (1903-1993).
Abogado y banquero español nacido en Puente San Miguel, Cantabria, el 18 de enero de 1903, y muerto en Santander el 22 de septiembre de 1993. Con su gestión al frente del Banco Santander consiguió convertir una entidad crediticia provincial en una de las instituciones más sólidas del panorama bancario español.
Su padre, el industrial cántabro Emilio Botín y López, había diversificado sus negocios en sectores como la minería, las cementeras, la industria alimentaria y los ferrocarriles pero fue, ante todo, un hombre de banca. En 1901 se convirtió en vocal del consejo de administración del Banco de Santander y en 1918 accedió a la presidencia de la entidad para ocupar el cargo hasta su fallecimiento en 1923. Fue el primer presidente ordinario del Banco ya que, hasta su elección, los miembros del consejo de administración ocupaban la presidencia por turno. Con él, la entidad y el apellido Botín se asociaron para siempre.
Emilio hijo, que había cursado estudios de Bachillerato en Villacarriedo (Cantabria) y se había licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid, ingresó como consejero el 30 de enero de 1930 en la entidad que había presidido su padre. Cuatro años después ocupó el cargo de director general, momento a partir del cual el Banco, fundado en 1857 para atender las necesidades financieras derivadas del tráfico comercial generado con América a través del puerto de Santander, comenzó su expansión por otras regiones mediante la absorción de diversas entidades financieras.
En 1950, Emilio Botín fue nombrado consejero delegado y presidente del Santander y puso en marcha un exitoso proyecto financiero asentado sobre tres pilares básicos: intensificar la política de adquisiciones, desarrollar una amplia red de sucursales y agencias urbanas y, finalmente, introducirse en el mercado hispanoamericano. En los años inmediatos, el Banco contó con representación en México, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, Panamá, Uruguay, Brasil, Costa Rica, Santo Domingo, El Salvador, Chile y Guatemala. La proyección internacional del Santander se consolidó en 1965, cuando Botín estableció una alianza con el Bank of America para fundar Bankinter (Banco Intercontinental Español).
Cuando el 19 de noviembre de 1986, el banquero cántabro dejó la presidencia en manos del mayor de sus hijos, Emilio Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos, el Santander contaba con cerca de 1.500 oficinas en España y 144 en el extranjero y estaba instalado en un sólido quinto puesto en el ranking bancario nacional. También en 1986 cedió la presidencia de Bankinter a su hijo Jaime y, a partir de entonces, comenzó para la familia Botín una nueva etapa al frente de sus negocios bancarios. El Santander centró su actividad en la gestión de activos comerciales y financieros sin perder su vocación de expansión y consolidación de liderazgo. La política de adquisiciones continuó en 1994 con la adquisición de Banesto y en 1999 se produjo la fusión con el Banco Central Hispano.
Alejado de la cúpulas directivas de las dos entidades bancarias ligadas a su familia, los días 11 y 21 de diciembre de 1989 Emilio Botín dejó sus puestos de vocal en los consejos de administración del Santander y el Bankinter, respectivamente. En el primero le sucedió su nieto Emilio Botín Sanz de Sautuola y O'Shea, y en el segundo su otro nieto, Jaime Botín Sanz de Sautuola y Naveda.
El 29 de diciembre de 1990, como consecuencia de la fusión de las sociedades Ebro Compañía de Alimentación y Compañía de Industrias Agrícolas, de la que nació Ebro Agrícolas, Emilio Botín pasó a ocupar una de las dos vicepresidencias no ejecutivas de la nueva empresa. También estuvo al frente de la Fundación Marcelino Botín, institución de carácter benéfico, asistencial y cultural, con sede en Santander, creada por su hermano en 1964. Le fue concedida la Gran Cruz del Mérito Civil y en septiembre de 1987 fue distinguido con la medalla de oro del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación de España. También promovió el Premio José Espriú Castelló.
