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MúsicaCineBiografía

Bosé, Miguel (1956-VVVV).

Miguel Bosé

Cantante y actor español, nacido en Ciudad de Panamá (Panamá) el 3 de abril de 1956. Considerado como una de las grandes figuras del pop español de finales del siglo XX y comienzos de la centuria siguiente, ha colocado gran parte de sus obras en los primeros puestos de las listas de discos más vendidos de España, Hispanoamérica y varios países de Europa.

Hijo del gran torero madrileño Luis Miguel Dominguín (1926-1996) y de la célebre actriz italiana Lucía Bosé (1931- ), creció en un entorno de gran riqueza creativa y elevado rango social, poblado por las figuras más relevantes del Arte y la Cultura universales de la segunda mitad del siglo XX, como los pintores Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) y Salvador Dalí (1904-1989). Asimismo, tanto en las diferentes casas que habitó a lo largo de su infancia y adolescencia, como en los numerosos viajes que realizó desde niño, tuvo oportunidad de conocer en profundidad a otras personalidades extranjeras de la talla del cineasta italiano Luchino Visconti (1906-1976) -quien le apadrinó en al pila bautismal-, el escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) y pintor, escritor y director de cine francés Jean Cocteau (1889-1963).

En este ámbito donde primaba la sensibilidad artística y el espíritu creativo de Vanguardia, el pequeño Miguel decidió, en un principio, seguir los pasos profesionales de su madre, con el deseo de llegar a convertirse en un actor destacado. Sin embargo, sus primeras tentativas en el mundo del celuloide resultaron frustradas, pues, por causas extrañas, a los catorce años de edad hubo de rechazar el papel del joven Tadzio que le había ofrecido el citado Visconti, dentro del reparto de su famosísima cinta Muerte en Venecia (1970).

En 1972, mientras cursaba sus estudios de bachillerato en el Liceo Francés de Madrid, tuvo ocasión de desempeñar sus primeros papeles cinematográficos en algunas películas de escaso relieve, rodadas por el italiano Luccio Tessari; y, poco después, marchó a Londres (1973) para afincarse allí y ampliar sus conocimientos de teatro y baile, como alumno de la prestigiosa Escuela de Danza y Mimo de Lindsay Kemp (1938- ). La considerable fortuna y las buenas relaciones de sus progenitores le permitieron, además, cursar estudios de arte dramático en París -ahora, en la Escuela de Danza de Maurice Béjart (1927- )-, declamación en Roma, y baile y canto en Nueva York, donde llegó incluso a perfeccionar su formación artística en el celebérrimo Actor's Studio.

De regreso a España, se sintió más atraído por la música y, en 1975, debutó como cantante profesional con un modesto single titulado "Soy", de cuya producción y lanzamiento se encargó uno de sus primeros descubridores, el afamado vocalista Camilo Sesto (1946- ). Esta discreta opera prima del joven Miguel Bosé pasó prácticamente inadvertida para el público y la crítica, e idéntica suerte corrió su segundo single, "No es tan fácil", promovido también por el susodicho cantante alcoyano.

Pero en 1977, a raíz de una versión en castellano del tema "Linda", de los italianos I Pooh, Miguel Bosé se convirtió de la noche a la mañana en el ídolo de las adolescentes de toda España, que le situaron de inmediato en los puestos cimeros de las listas de ventas. “Linda” -canción que dio título también a su primer LP- lanzó a Miguel Bosé al estrellato y marcó el tono y el estilo de su primera etapa como vocalista, caracterizada por una melodías dulces, amables y comerciales que, arropadas por sensuales movimientos de baile ejecutados por el joven intérprete, buscaban la atención primordial de las quinceañeras.

Este papel de nuevo sex-simbol de las adolescentes quedó plenamente ratificado por su segundo LP, que, bajo el título de Miguel Bosé (1978), incluía un nuevo éxito comercial, la canción “Anna”, con la que el joven cantante rebasó las fronteras del mercado español para ocupar las listas de éxitos de varios países europeos. Poco después, Bosé lanzó su tercer long play, titulado Chicas (1979), y volvió a encaramarse a las listas de discos más vendidos con un éxito arrollador que, a partir de entonces, habría de ir inseparablemente unido a su nombre: el tema “Súper Superman”. El impacto de ésta y otras canciones similares (como la también exitosa “Don Diablo”) propició, en el mercado discográfico español de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, la eclosión de varios intérpretes masculinos que, siguiendo las pautas de Bosé, intentaron aprovechar ese filón del cantante “guaperas” que triunfa entre el sector juvenil femenino tanto por sus temas comerciales como por sus bailes sensuales, su atractivo físico y sus gestos más o menos provocativos (Iván, Gonzalo, Pedro Marín, etc.).

A comienzos de la década de los ochenta, Miguel Bosé se había convertido en uno de los fenómenos más destacados del panorama musical europeo, con versiones de sus grandes éxitos en diferentes idiomas, y galas y presentaciones de sus discos en numerosos lugares del mundo. Sus giras multitudinarias venían sostenidas por sus célebres canciones anteriores y por otros álbumes nuevos tan bien recibidos por sus incondicionales como Más allá (1981), Bravo Muchachos (1982) -cuyo tema principal, de idéntico título, Miguel Bosé en los primeros puestos de las listas de ventas de España, Italia y otros países de Europa-, Made in Spain (1983) y Milano Madrid (1983). Todos estos discos seguían conservando la frescura y la liviandad comercial del ídolo de las jovencitas que, en su condición de sex-simbol, venía marcando un nuevo estilo desde mediados de los setenta; sin embargo, ya en los dos últimos álbumes aparecían algunos temas de “transición” que, en cierto modo, anunciaban el giro radical que estaba a punto de dar la carrera musical del artista nacido en Panamá.

En efecto, mediados ya los ochenta, Bosé advirtió el natural agotamiento del filón que venía explotando como ídolo juvenil y se planteó un cambio drástico que incluía no sólo un estilo musical totalmente distinto al que había cultivado hasta entonces, sino también una imagen nueva, mucho más audaz y sofisticada, coherente con la formación vanguardista que había recibido desde su infancia (ya en Made in Spain había recurrido al maestro del Arte pop Andy Warhol para el diseño de la portada). El álbum donde plasmó este nuevo giro, titulado Bandido (1984), contaba con la colaboración de letristas e instrumentistas de reconocido prestigio, y con algunos temas profundamente originales que, tras la sorpresa inicial de sus fans adolescentes, situaban de nuevo a Bosé en los primeros puestos de las listas de éxitos internacionales (así, v. gr., “Sevilla” o “Amante bandido”).

Con el apoyo de los responsables de su nuevo sello discográfico, Warner Music, Miguel Bosé reforzó esta linea experimental con otros dos LP’s de contrastada calidad, Salamandra (1986) y XXX (1987). Luego, en una línea algo más convencional -aunque siempre alejada de su primera etapa-, lanzó al mercado otro álbum de gran éxito, Los chicos no lloran (1990), en el que contaba con la colaboración de algunos compositores tan acreditados, en la música pop española de los años ochenta, como Mikel Erentxun (1965- ), de Duncan Dhu, y Nacho García de la Vega (ex Nacha Pop), además de dos componentes del grupo La Unión.

Por aquel tiempo, sus discos no alcanzaban el nivel de ventas al que se habían remontado sus primeros éxitos, en buena parte debido a que la mayor calidad de sus nuevas canciones las convertía en piezas de menor tirón popular. De ahí que Miguel Bosé optara por complementar sus ingresos como cantante con el regreso a la gran pantalla, donde, además de cosechar grandes triunfos como protagonista -así, por ejemplo, en Tacones lejanos (1991), de Pedro Almodóvar (1949- )-, consiguió, al mismo tiempo, relanzar su carrera musical.

Su innegable madurez creativa volvió a quedar plasmada en Bajo el signo de Caín (1994), disco donde Bosé decidió aprovechar los réditos materiales y artísticos de sus recientes triunfos cinematográficos para apostar de nuevo por la exigencia, el rigor y la calidad, bajo la producción de Ross Cullum y Sandy McLelland. En este álbum, grabado en Madrid y Londres -y, posteriormente, editado en inglés e italiano-, Miguel Bosé introdujo en su música un innegable toque hispano, merced a la colaboración de grandes artistas flamencos, como los componentes del grupo Ketama. Y estas exigencias de calidad y constante afán de experimentación se mantuvieron en su trabajo siguiente, Laberinto (1995), costeado por los mismos productores y grabado, asimismo, en suelo inglés e hispano.

Un nuevo éxito cinematográfico le aguardaba por aquellas fechas, con el estreno de La reina Margot, basada en un texto de Alejandro Dumas (1802-1870) y rodada en Francia en 1994. Tras el lanzamiento y la promoción del elepé citado en parágrafo anterior (Laberinto, 1995), Bosé sintió deseos de afrontar nuevos retos profesionales y, mientras preparaba su desembarco en el medio televisivo, grabó unas originales y personalísimas versiones de once grandes temas de la música latina, que salieron a la venta bajo el sugerente título de Once maneras de ponerse el sombrero (1998).

La promoción de este álbum -producido por los mismos responsables de Bajo el signo de Caín y Laberinto- coincidió con el estreno del primer programa televisivo dirigido y presentado por Miguel Bosé, que fue emitido por Televisión Española bajo el título de El Séptimo de Caballería. En un principio, esta incursión del artista en la pantalla catódica fue saludada con agrado por la crítica y el público, lo que dio un nuevo impulso a su cada vez más extendida popularidad. El programa, difundido por la primera cadena, todos los lunes y en un horario privilegiado (alrededor de las once de la noche), combinaba de forma sorprendente todo tipo de artistas y estilos musicales, dentro de un sobrio y lúcido formato que alternaba las intervenciones artísticas de los protagonistas con las entrevistas a las que éstos eran sometidos por el propio Bosé (acompañado, a veces, por alguna destaca figura de los medios musicales o periodísticos).

Sin embargo, tras la buena acogida de este espacio por parte de la crítica y la audiencia, algunos observadores minuciosos del ámbito televisivo comenzaron a señalar que Bosé, en su supuesta combinación de estilos diferentes -tan acorde con la tendencia mestiza que estaba en boga por aquellos tiempos-, se limitaba a presentar y promocionar preferentemente a grupos y solistas pertenecientes al sello discográfico que acaba de crear el propio Bosé (No more Discos), o vinculados a RLM, su productora asociada de management. Estas críticas propiciaron que El Séptimo de Caballería, a pesar de haber sido galardonado en 1999 con el Premio de la Música al Mejor Programa Televisivo, empezara a quedar relegado en las preferencias de los telespectadores. Bosé, antes de que se apagasen definitivamente los ecos del programa, se apresuró a editar un disco en el que recopilaba las mejores actuaciones de los artistas con los que había compartido plató.

Por aquel tiempo, el artista nacido en Panamá estuvo a punto de quedar definitivamente retirado de los escenarios, a consecuencia de un grave accidente automovilístico que le sobrevino en tierras extremeñas. Afortunadamente, el percance se saldó con una fisura de vértebras de la que se pronto se restableció.

Emprendió, pues, con ánimos renovados un nuevo proyecto artístico y profesional en el año 2000, cuando, en colaboración con la famosa cantante Ana Torroja (1959- ) -ex vocalista de Mecano, el conjunto más destacado de la música pop española de los años ochenta y noventa-, realizó un larguísimo tour de conciertos por escenarios de toda España y numerosos lugares de Hispanoamérica. El éxito de esta prolongada y aplaudida gira quedó plasmado en Girados (1990), un doble CD grabado en directo.

En los primeros compases del siglo XXI, Bosé volvió al panorama musical español con Sereno (2001), un álbum más comercial que los de su etapa anterior, en el que dejaba testimonio de diferentes vivencias personales (algunas ignoradas o mal conocidas incluso por sus íntimos o sus seguidores más fanáticos). Sereno, grabado en Madrid y Londres y producido por los hermanos Peter y Greg Walsh, fue lanzado simultáneamente en España e Hispanoamérica en el otoño de 2001, y antes de que hubiese concluido dicho año ya había sido galardonado con el Premio Especial de la Industria Discográfica Española, por su contribución a la música, dentro de la gala de entrega de los Premios Amigo. Al año siguiente, Miguel Bosé obtuvo, por ese trabajo, el Grammy Latino 2002 al Mejor Álbum interpretado por un solista masculino.

Tras esta concesión a la música comercial, al cabo de tres años Bosé recuperó su línea audaz e innovadora con Por vos muero (2004), un bellísimo CD en el que contaba con la colaboración de otras grandes figuras del pop hispano contemporáneo, como el cantante y compositor Alejandro Sanz (1968- ). Se trata de un ambicioso proyecto grabado en La Cuadra, en casa del propio Bosé, bajo la producción de Chris Cameron y Nicolás Sorín; en él, Miguel Bosé y los músicos y compositores invitados dedican sus particulares homenajes al mundo del cine, con especial atención a las bandas sonoras. Los temas de este álbum -presentados en directo en unas pocas ciudades, muy severamente escogidas, de España y México-, revelan la formación, a la vez clásica y vanguardista, que el actor y cantante recibió en su niñez y adolescencia; y están interpretados por diferentes orquestas sinfónicas que contribuyeron con su buen hacer a que Bosé saliera airoso de uno de los retos más arriesgados y meritorios de su ya dilatada carrera artística.

Ya a punto de cumplir el medio siglo de existencia, Miguel Bosé volvió a hacer gala de su inagotable creatividad con Velvetina (2005), un brillante trabajo musical que se adentra audazmente en el ámbito de la electrónica, de la mano de estilos musicales tan modernos y complejos como el dance, el trip hop y el chill out. Con producción de Antonio Cortés y el propio Bosé, Velvetina contiene trece temas originales cuyas letras combinan frases y palabras en diferentes idiomas, todas ellas reforzadas con las imágenes de sus trece respectivos video-clips, grabados en el DVD que acompaña a la música. Bosé, abierto una vez más a la innovación vanguardista, encomendó el rodaje de estas trece vídeo-creaciones a otros tantos realizadores jóvenes que gozaron de total libertad creativa a la hora de ilustrar los temas de Velvetina, lo que dio lugar a un interesante producto de innegable calidad artística, subrayada por el diseño de cubierta de David Delfín. El disco fue presentado, con enorme éxito de crítica y público, en numerosos países de Hispanoamérica; y, posteriormente, a lo largo del verano de 2005, en diferentes lugares de España, dentro de un sofisticado montaje en el que el sonido cobraba tanto protagonismo como la luz y la imagen.

Discografía

Soy (1975) [single].
No es tan fácil (1976) [single].
Linda (1977).
Miguel Bosé (1978).
Chicas (1979).
Miguel (1980).
Madrid (1979-1980).
Mas allá (1981).
Bravo, muchachos (1983) [recopilación].
Made in Spain (1983).
Bandido (1984).
Salamandra (1986).
XXX (1987).
De bandido a duende (1988) [recopilación].
Los chicos no lloran (1990).
En directo (1991).
Amante bandido y otros grandes éxitos (1993) [recopilación].
Querido Miguel (1993) [recopilación].
Pedro y el Lobo (1994).
Bajo el signo de Caín (1994).
Laberinto (1995).
Once maneras de ponerse el sombrero (1998).
Lo mejor de Bosé (1999) [recopilación].
Girados (2000). En colaboración con Ana Torroja (1959- ).
Sereno (2001).
Sereno. La Gira (2002).
Por vos muero (2004).
Velvetina (2005).

Además, ha colaborado con interpretaciones suyas en otros discos colectivos como:

La misa campesina (1979).
Cosas de niños (1980).
Infancia olvidada (2003).

Cine y teatro

En su faceta de actor cinematográfico, Bosé ha intervenido en las siguientes películas:

Los héroes millonarios, de Luccio Tessari (Italia, 1972).
Vera, un cuento cruel, de Josefina Molina (España, 1973).
Il garofono rosso, de Luigi Faccini (Italia, 1975).
Giovannino, de Paolo Nuzzi (Italia, 1975).
Retrato de familia, de Antonio Gómez Rufo (España, 1976).
Suspiria, de Darío Argento (Italia, 1976).
Oedipus Orca, de Eripranto Visconti (Italia, 1976).
California, de Michele Lupo (Italia, 1976).
La jaula, de Carlo Tuzzi (Italia, 1978).
Sentados al borde de la mañana con los pies colgando, de Antonio José Betancor (España, 1978).
En penumbra, de José Luis Lozano (España, 1985).
El Caballero del Dragón, de Fernando Colomo (España, 1985).
El secreto del Sáhara, de Alberto Negrín (Italia / España / Francia, 1989).
Shangay Lily, de Rafael Monleón (España,1989).
El avaro, de Tonino Cervi (Italia, 1989).
Lo más natural, de Josefina Molina (España, 1990).
Tacones lejanos, de Pedro Almodóvar (España, 1991).
La noche sagrada, de Nicolas Klotz (Francia, 1992).
Mazeppa, de Bartabás (Francia, 1992).
La reina Margot, de Patrice Chereau (Francia, 1993).
Enciende mi pasión, de Pepe Ganga (España, 1993).
Felpudo maldito, de Josiane Balasko (Francia, 1994).
Libertarias, de Vicente Aranda (España, 1994).
Oui, de Alexandre Jardin (Francia, 1997).
La mirada del otro, de Vicente Aranda (España, 1997).

Y en su condición de actor teatral, ha participado en varios espectáculos de muy distinto género, como el montaje El martirio de San Sebastián, del colectivo catalán La Fura dels Baus (donde colaboró en calidad de narrador); el recital poético dedicado a Rafael Alberti (1902-1999) y Pablo Neruda (1904-1973); o la obra Pedro y el Lobo (1994), en la que acompañó, como narrador, a la Ópera de Lyon.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.